El proteccionismo de la Unión Europea (UE) impide la expansión de la agricultura en los países en desarrollo, afirmaron estados miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en un examen de las políticas comunitarias.
Sin esos obstáculos, la agroindustria podría haberse convertido en fuente importante de crecimiento económico y de reducción de la pobreza en los países en desarrollo.
El régimen agrícola preferencial de la UE fue motivo de críticas durante las sesiones celebradas esta semana en la OMC para analizar la compatibilidad de las políticas comerciales del bloque europeo con las normas del sistema multilateral.
Las principales objeciones también estuvieron referidas a los elevados aranceles que la UE aplica a los productos textiles y del vestido.
El mecanismo de examen periódico de las políticas comerciales contempla la presentación de informes de los países evaluados y de la secretaría de la OMC.
Los 144 estados miembros discuten esos documentos en una sesión a la que asiste por lo general una delegación de alto nivel del país interesado.
Las conclusiones del examen de la política europea subrayaron que numerosos estados miembros expusieron los efectos adversos que el régimen agrícola de la UE ocasiona a sus exportaciones.
Los representantes de Sudáfrica observaron que dos tercios de la población pobre de los países en desarrollo depende de la agricultura para su subsistencia.
En cambio, en la UE ese sector representa sólo menos de cinco por ciento de la población.
La política agraria común (PAC) tuvo en 2000 un costo de 40.000 millones de dólares, equivalentes a 43,9 por ciento de los gastos de la UE.
La política europea no ha variado a pesar de que el comercio de productos agrícolas ingresó al sistema multilateral de la OMC a partir de los acuerdos de la Ronda Uruguay, vigentes desde 1995. Australia notó que el volumen de la importación de alimentos de toda clase cayó en la UE desde aquel año.
Canadá, otro exportador agrícola como Australia, confirmó que sus vemtas a la UE declinaron en los últimos años.
Desde 1993, la UE revirtió una tendencia de los 15 anos anteriores y comenzó a generar un superávit constante de su comercio con Uruguay, dijo la representación de ese país.
Una situación similar se verifica en el comercio de la UE con todos los países de América Latina, apuntó la delegación uruguaya.
La mayoría de los países expresaron juicios favorables sobre la orientación de las reformas que la UE se propone imprimir a la PAC.
Canadá estimó que parece un paso positivo hacia la reducción de un apoyo comercial con efectos distorsionantes. Brasil comentó que un análisis preliminar indica que el proyecto puede ser considerado un paso en la dirección apropiada.
En cambio, Australia lamentó que las reformas proyectadas por la UE sólo se orientan hacia las medidas de apoyo interno a los agricultores, uno de los tres pilares de las negociaciones sobre agricultura que se desarrollan actualmente en la OMC.
Los otros dos pilares de la negociación agrícola son los subsidios a la exportación y el acceso a los mercados.
El plan de la UE, que aún debe ser discutido por los ministros de agricultura de sus 15 miembros, se basa en la transferencia del apoyo hacia los agricultores individuales. Hasta ahora esos recursos se han destinado a estimular la producción.
Tambien preocupan, expuso Australia, los indicios de que lo que la UE entregue con una mano, en la OMC, lo quitará con la otra.
Argentina criticó el proyecto agrícola europeo porque constituye, dijo, un tibio intento de reformar una política terriblemente onerosa para contribuyentes y consumidores y una de las prácticas más distorsionantes del sistema multilateral de comercio.
La delegación argentina insistió en que se trata de una reforma modesta, porque sólo se propone reorientar el gasto, sin eliminar la ayuda.
Con relación a los productos textiles y del vestido, la OMC observó que la UE ha aplazado la liberalización de 80 de las cuotas de importación para el final del proceso de integración de la industria.
India explicó que la UE levantó las restricciones a la importación textil sólo para 20 por ciento de los productos que estaban prohibidos en 1990. El resto quedó para la última etapa de la liberalización, en 2004, dijo.
Por su parte, China observó que tras siete años y medio de vigencia de acuerdo sobre textiles y vestido, la mayoría de las restricciones a las importaciones, 222 de un total de 303, siguen vigentes en la UE. (FIN/IPS/pc/ff/if/02