Al menos 41 personas murieron en combates entre el ejército y las rebeldes FARC y ataques guerrilleros a dos localidades del septentrional departamento colombiano de Boyacá, afirmaron este jueves las autoridades.
En Boyacá, 300 kilómetros al nordeste de Bogotá, murieron al menos 14 soldados y 15 guerrilleros durante un operativo militar que aún continúa para capturar a Germán Briceño (alias Grannobles) y Tomás Medina (alias El Negro Acacio), dos jefes de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia).
Los combates se iniciaron el miércoles de noche en una zona rural del municipio de Guisan y continuaron este jueves, según las primeras versiones del comandante de la primera brigada que opera en la región, Fabio Bedoya, que lucha contra el frente 45 de las FARC, la principal organización insurgente del país.
Si bien se sabe que hay bajas en ambas partes, no es prudente citar con precisión el número de muertos porque no hay acceso pleno al lugar de los enfrentamientos, debido al mal tiempo, sostuvo Bedoya.
Las fuerzas militares estiman que los dos jefes guerrilleros están custodiados por una columna de más de 1.000 rebeldes que, según Bedoya, se replegaron hacia una zona montañosa de Boyacá.
En el septentrional departamento de Santander, vecino a Boyacá, rebeldes del Ejército de Liberación Nacional (ELN, el segundo grupo insurgente después de las FARC) incomunicaron una localidad durante 14 horas tras colocar en su principal vía de acceso dos coches bomba, desactivados por el ejército.
El central departamento de Huila también fue blanco de ataques de las FARC, que ocuparon dos municipios por casi 11 horas.
Como resultado de los ataques a las aldeas de Tarqui y Oporapa, murieron nueve insurgentes, dos policías y un civil, y fueron destruidas 30 viviendas y dos comisarías.
La radioemisora Caracol aseguró este jueves que los cuerpos de los dos agentes de policía fueron quemados por los subversivos, citando testimonios de los habitantes de Tarqui.
La ofensiva de las FARC se inició un día después de que la organización armada ratificó en su página en la red de computadoras Internet, sus amenazas a la vida de los 1.097 alcaldes y los 33 gobernadores que no renuncien a sus cargos.
Las FARC han decidido exigir la renuncia a todos los mandatarios departamentales (gobernadores), municipales (alcaldes) y veredales (corregidores), no por lo que ellos son como persona sino por lo que representan, sostiene el comunicado publicado el miércoles por el grupo.
El presidente Andrés Pastrana anunció un programa de 100 millones de dólares para equipar y fortalecer al ejército y dotar de 10.000 efectivos a las fuerzas de seguridad, para la protección de los alcaldes y la infraestructura nacional (torres de transmisión eléctrica, oleoductos y acueductos).
En el conjunto de medidas anunciadas por Pastrana se encuentra la aprobación de seguros de vida para los funcionarios amenazados, y el suministro de chalecos antibala, escolta, armamento y equipos de radio.
Pero estas promesas no lograron impedir las renuncias, anunciadas el miércoles, de 21 alcaldes de los meridionales departamentos de Nariño y Cauca, los septentrionaales Santander y Norte de Santander, el central Caldas, y el sudoriental Meta.
Las amenazas de las FARC contra alcaldes y gobernadores obedecen a una estretagia para ejercer mayor control sobre el poder local y hacer frente a la mano fuerte que anunció el presidente electo Alvaro Uribe, que asumirá el 7 de agosto, opinó Luis Valencia, profesor de ciencia política en la estatal Universidad Nacional.
Valencia dijo a IPS que en las semanas próximas las FARC intensificarán sus ataques para demostrar que cuentan con fuerza suficiente y que son capaces de alterar el Estado.
Para el ex fiscal Alfonso Gómez, las amenazas rebeldes a los alcaldes, que son la primera expresión de la voluntad popular que los elige, son un abierto desafío al Estado colombiano y una criminal jugada maestra, por las dificultades para enfrentar el problema que han creado. (FIN/IPS/yf/dcl/ip/02
