Difícilmente otro espectáculo musical en Estados Unidos pueda tener este año el alcance de Bonnaroo, un festival de rock que congregó a 75.000 jóvenes en una granja del oriental estado de Tennesse.
No será del todo novedoso, pero es el primer Bonnaroo, y no terminará aquí, pronosticó una joven mientras una nube comenzaba a dar descanso a la piel de los miles de fanáticos del rock que escuchaban el concierto bajo un ardiente sol.
Todos estos hermanos y hermanas son apenas la punta del iceberg. Las palabras están de más. Nuestro concierto es el mejor, el más seguro, donde cualquier cosa puede pasar pero nadie sale herido. La idea está aquí ahora, pero se propagará pronto, era el lema promocional del concierto.
Bonnaroo es un espectáculo con reminiscencias del célebre festival de Woodstock, realizado en 1969 en una granja de la localidad neoyorquina de Bethel y seguido por medio millón de personas a lo largo de tres días.
Muchos de los jóvenes que acudieron al concierto que se desarrolló del 21 al 23 de junio llevaron, al igual que los de Woodstock, ropas de colores llamativos, carteles y banderas con lemas que promueven el amor y la paz, la cultura colectivista hippie, la filosofía asiática y la vida en grupo.
Creo que se aprendió mucho desde los años 80 y la gente está preparada para pensar en el amor y en la paz otra avez. Este espectáculo es el lugar ideal para hacerlo, dijo un veterano espectador.
Bonnaroo reunió desde representantes del rock improvisado (jam rock) de los años 60 y 70, como Phil Lesh y Amigos, donde tocan dos ex integrantes del legendario grupo Grateful Dead, pasando por el extravagante grupo de rock Ween y hasta músicos de hip hop, funk, bluegrass y jazz.
El espectáculo fue oportuno también para la exhibición de películas, talleres de arte, juegos y clases de yoga.
Están rompiendo barreras aquí. Estamos viendo juntos a músicos de rock improvisado y bandas hip hop. Están cambiando la forma en que la gente piensa sobre la música, dijo el joven Jacob, fanático del grupo Jurassic 5.
La policía implementó un fuerte dispositivo de seguridad para evitar la distribución de drogas, pero era evidente que muchos jóvenes las habían consumido.
Durante los tres días de concierto, la multitud respondió con especial entusiasmo a la interpretación de canciones de Bob Dylan por parte del grupo Galactic.
No he visto tanta libertad en un espectáculo desde hace mucho tiempo. Esto es mucho más parecido al primer Woodstock que el último Woodstock, dijo un vendedor de afiches con símbolos de paz y fotografías del guerrillero argentino-cubano Ernesto Che Guevara.
En 1999 se celebró una segunda edición de Woodstock, pero fue considerada por muchos un fracaso.
Bonnaroo terminó con la vibrante actuación del guitarrista Trey Anastacio, que pertencía al grupo Phish y que ahora tiene su propia banda. Anastacio hizo que miles de jóvenes cantaran a capella como cierre oficial del espectáculo, aunque la música siguió sonando.
Por varias horas más, la multitud siguió cantando y bailando en círculos horas enteras, sin dormir.
Había demasiadas cosas buenas como para poder escuchar todo como uno quiere, fue el único lamento de un joven del central estado de Colorado, quien aseguró que no podrá sacar de sus oídos los sonidos del grupo Strin Cheese Incident, que participó del espectáculo.
No pude ver todo, pero lo haré para el próximo verano (boreal), dijo por su parte Jesee, del oriental estado de Maryland, refiriéndose al Festival Allgood, previsto para entonces.
Quisiera que todos pudieran ver esto. Esto es como la iglesia para mí, dijo Marcus, de 30 años.
De hecho, los jóvenes tendrán muchos más espectáculos por delante, pues están previstos varios conciertos en la segunda mitad de este año, según informa el sitio en Internet sobre rock de improvisación http://www.jambands.com. (END/IPS/tra- eng/ml/rp/mj/cr/02
