ARGENTINA: El pago del rescate no asegura la vida

El dinero guardado en los hogares es el botín que persiguen los secuestros rápidos, una modalidad delictiva que irrumpió en Argentina cuando el gobierno dispuso inmovilizar los ahorros depositados en los bancos.

El secuestro rápido (o ”express”), sin planificación, por pocas horas y para obtener poco dinero, es la modalidad extorsiva más frecuente en lo que va del año, aseguraron expertos policiales.

El denominador común es la violencia de los secuestradores, aparentemente poco experimentados.

Entre 120 y 200 de estos delitos se perpetraron desde enero, según diferentes fuentes, aunque se cree que muchos casos no son denunciados. Otros calculan que se cometen entre siete y 10 secuestros rápidos por día.

Muchos argentinos prefieren guardar sus ahorros en casa, antes de colocarlos en un sistema bancario en el que no confían. Las empresas que instalan cajas de seguridad en hogares y oficinas aseguran que la demanda de este servicio creció 45 por ciento en lo que va del año respecto de 2001.

Simultáneamente aumentaron los secuestros extorsivos ”clásicos”, en los que la víctima permanece en cautiverio hasta que sus victimarios obtienen el rescate.

”Al no haber efectivo en la calle, ni la posibilidad de extraer dinero suficiente con las tarjetas de crédito de los bancos (por las restricciones vigentes), el delincuente fue volcándose a nuevas modalidades entre las cuales está el secuestro extorsivo y el secuestro express”, explicó el jefe de la División de Delitos Complejos de la Policía Federal, Carlos Sablich.

El mismo delincuente que antes robaba en la calle, ahora ve la posibilidad de conseguir un botín mayor exigiendo a los familiares de la víctima que entreguen lo que tienen en su casa, abundó el superintendente de la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Alberto Sobrado.

El fenómeno no alcanza la magnitud que tiene en Brasil, Colombia o México, los países latinoamericanos que registran más secuestros extorsivos en la región. Pero la policía argentina no descarta que el problema se agrave.

Este año se registraron 10 secuestros extorsivos, comparados con cuatro en 2000 y cinco en 2001, pero los secuestros rápidos no deben incluirse en esta estadística, sostuvo Sablich.

Se trata de un aumento de 50 por ciento, pero aún muy lejos de las dimensiones de Colombia, que padece 3.000 secuestros por año, o Brasil, donde el año pasado se cometieron 500.

Este mes un joven de 23 años fue abordado por desconocidos en su automóvil y conducido hasta la puerta de su casa.

Allí los delincuentes exigieron al padre de la víctima la entrega de todo el dinero que tuviera. El hombre les dio el equivalente a 300 dólares, tras lo cual los secuestradores se marcharon prometiendo liberar al hijo, pero a pocas cuadras de distancia lo mataron de un disparo en la espalda.

El caso conmovió a la población, y llevó a las autoridades a crear este mes el Grupo Profesional Antisecuestros, integrado por efectivos especialmente entrenados para combatir este delito, acompañados por médicos, psicólogos, ingenieros y expertos en informática.

Este cuerpo de tareas dispone de transporte aéreo para uso inmediato y técnicas especiales para rastrear llamadas telefónicas. Pero un día después de creado, se cometieron por lo menos seis secuestros, algunos por un par de horas, otros por una noche.

Las denuncias y versiones sobre los secuestros tienen en vilo a los argentinos desde hace meses, pero la noticia de una víctima ultimada luego de entregado el rescate desató una ola de terror en la población, que no sabe cómo defenderse de esta amenaza.

De momento crece la demanda de servicios como el blindaje de vehículos, asesoramiento en prevención de secuestros en escuelas y empresas, clases de tiro o de maniobras de escape en automóvil para eludir encerronas.

Desde enero, la demanda del servicio de blindaje de automóviles creció 50 por ciento.

Estos delitos se concentran en Buenos Aires y sus zonas suburbanas, pero empiezan a aparecer casos en áreas rurales. El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, confirmó varios robos violentos de dinero en establecimientos agropecuarios o ”estancias”.

”Puede ocurrir que un empleado de una inmobiliaria o algún vecino comente una venta de hacienda o de granos que hizo el productor, y como se sabe que hay mucho temor a volver a depositar el dinero en el banco, se produce el robo o el secuestro en las estancias”, señaló Solá.

Em junio, en la localidad bonaerense de Pergamino, un veterinario que se resistió a un robo fue muerto de un disparo en la nuca por los asaltantes, quienes hurtaron 25.000 dólares, 50.000 pesos, equivalentes a 14.300 dólares, y joyas, bienes que estarían guardados en un banco de no mediar las restricciones.

Para los expertos estos delitos se agravan por la inexperiencia de los perpetradores.

La policía capturó en los últimos meses a varios miembros de bandas dedicadas al secuestro extorsivo, que llevaban a cabo labores de inteligencia sobre las víctimas potenciales y disponían de recursos e infraestructura para conseguir jugosos rescates.

Pero quienes se vuelcan al secuestro express son delincuentes comunes. ”Son muy jóvenes, no tienen experiencia, están excitados por las drogas, reaccionan injustificadamente con mucha violencia y pueden romper con la regla básica del secuestro, que es la entrega de la víctima una vez que se paga el rescate”, explicó Sobrado.

Las víctimas son abordadas por sorpresa, por lo general dentro de sus automóviles, en un semáforo o en la puerta de su casa, y se las amenaza con un arma para que cedan el control del vehículo. Luego se les exige que llamen a su familia y pidan el pago de un rescate.

Los elegidos suelen ser mujeres jóvenes que salen de un centro comercial, hombres que detienen su vehículo para cargar combustible, o que simplemente frenan en un semáforo o al llegar a su vivienda, como le ocurrió al militar Jorge Morena.

Morena fue retenido por secuestradores durante algunas horas, y pese a que éstos recibieron el dinero requerido, lo balearon repetidamente en un pie, hasta dejarlo destrozado.

La policía recomienda evitar salidas con vestimenta o vehículos ostentosos, y variar las rutinas, aunque la amenaza es difícil de evitar, pues no apunta a los sectores de mayores recursos, que viven muy protegidos. Sus víctimas pueden ser empleados, profesionales o trabajadores. (FIN/IPS/mv/dcl/ip/02

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