AMBIENTE-ASIA CENTRAL: Proyecto de irrigación agita las aguas

Un ambicioso proyecto de varios países de Asia central para desviar las aguas de los principales ríos de Siberia a tierras desérticas despertó un acalorado debate entre los sectores político, ambiental y económico.

El plan prevé la construcción de un canal de 2.000 kilómetros para que los ríos Ob y Irtysh, en Siberia occidental, alimenten a los ríos Amu Darya y Syr Darya de Asia central, que atraviesan cinco repúblicas ex soviéticas.

El Syr Darya corre desde Kirguistán y atraviesa Uzbekistán y Kazajstán, y el Amu Darya fluye desde Tajikistán, a través de Uzbekistán y Turkmenistán. Ambos desembocaban en el mar de Aral, pero un plan de irrigación de la era soviética los agotó, al punto que su desembocadura está seca.

El canal propuesto desviaría cinco por ciento de las aguas de los ríos siberianos, lo que se supone sería suficiente como para recuperar cinco millones de hectáreas desérticas en Asia central. El costo del proyecto sería entre 4.000 y 10.000 millones de dólares.

Expertos ambientalistas advierten que el desvío de los ríos podría provocar un cambio climático en la región.

El gobierno de Uzbekistán organizó varias conferencias en las últimas semanas para promocionar el proyecto y, en una de ellas, realizada en Tashkent, la capital, se propuso la creación de un consorcio internacional para llevar adelante la operación con el apoyo de los demás países de la región.

En los encuentros también se manejó la idea de que el canal suministre agua a otras regiones de Rusia, pero el gobierno de este país todavía no dio una respuesta oficial a la oferta.

Uzbekistán es uno de los países más afectados por la falta de agua, dado que la agricultura es la base de su economía y los cultivos de algodón y arroz, sus principales rubros, necesitan una irrigación intensiva. Casi 90 por ciento de los cultivos en este país dependen de la irrigación.

El año pasado, la producción de arroz disminuyó a la mitad respecto de 2000 debido a la falta de agua.

Antes del derrumbe de la Unión Soviética en 1991, el agua y la electricidad eran abundantes en toda Asia central, y Moscú proveía los recursos para mantener la infraestructura.

Pero, luego el uso del agua aumentó a niveles insostenibles y los sistemas de irrigación se deterioraron de tal manera que ahora sólo alcanzan a cubrir la mitad de los plantíos.

Desde que desapareció el control soviético y ante la falta de una administración central en la región que lo remplazara, las disputas por el agua y la energía se convirtieron en la segunda causa de tensión en Asia central luego del extremismo islámico, según el Grupo Internacional de Crisis (ICG).

El ICG calificó de ”sospechosos” los ensayos militares realizados por Uzbekistán cerca del depósito de agua de Toktoul, en Kirguistán.

Los países de Asia central habían llegado a un acuerdo para mantener el sistema de cuotas de agua que regía para cada república durante la era soviética, pero no lograron ponerlo en práctica debido al deterioro de la infraestructura por la crisis económica de Kirguistán y la guerra civil en Tayikistán.

Todos los años se suscitan disputas entre Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán, los tres países que producen algodón por irrigación a pesar de su clima árido, señaló el ICG.

Uzbekistán acusa a Turkmenistán de usar demasiada agua, y Kazajstán hace lo mismo con Uzbekistán, en donde, a su vez, las autoridades provinciales se acusan unas a otras por exceder las cuotas.

Kazajstán, Kirguistán y Uzbekistán todavía no iniciaron las negociaciones para renovar un acuerdo sobre la administración de las aguas del río Syr Darya, que expira el año próximo.

En este contexto, el canal Siberia-Asia central podría ayudar al desarrollo económico de estas naciones y reducir las tensiones políticas, pero numerosas dificultades se interponen ante cualquier acuerdo para construir un canal.

Las propuestas del canal surgieron en la década de los 70, y en los 80 el Ministerio de Recursos Hídricos de la ex Unión Soviética casi comenzó su construcción.

Pero académicos y ambientalistas rusos se opusieron al proyecto porque el desvío de las aguas del río alteraría el equilibrio ambiental. Además, el gobierno soviético resolvió que el plan era económicamente inviable, y a mediados de la década de los 80 había sido abandonado.

”Por ahora ni Rusia y los estados de Asia central involucrados cuentan con el dinero necesario para gestionar el agua”, dijo a IPS el coordinador de proyectos hídricos Ivan Blokov, de la rama de organización ambientalista Greenpeace en Rusia .

Blokov alega que las consideraciones ambientales y presupuestales no deben ser las únicas. Si el canal no se construye como túnel subterráneo, gran parte del agua se evaporará o será robada, vaticinó. (FIN/IPS/tra-en/sb/ss/rp-lp/mlm/en/02

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