La Comisión Internacional del Arroz, un órgano de la FAO, promovió esta semana variedades híbridas de alto rendimiento y citó a China como ejemplo de grandes logros agrícolas, en una reunión realizada en la capital de Tailandia.
Las variedades híbridas de arroz desarrolladas y comercializadas en la República Popular China en los años 70 rinden cerca de 15 por ciento más que variedades de cultivo seleccionadas, destacó el representante regional para Asia- Pacífico de la FAO, R.B. Singh, en un informe preparado para la reunión.
La Comisión Internacional del Arroz fue creada por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en 1949 para promover acciones nacionales e internacionales en materia de producción, conservación, distribución y consumo de arroz, pero no se ocupa de la comercialización.
Según una nota publicada en el sitio web de la Comisión, la experiencia de China indica que la expansión del arroz híbrido es la forma más eficaz y económica de satisfacer la demanda futura de arroz de una población creciente.
Por lo tanto, la aceleración del desarrollo del arroz híbrido en todo el mundo sería muy útil para resolver los problemas alimentarios que afectan a la humanidad, agrega la nota.
La reunión de Bangkok, que comenzó el martes y terminó este jueves, fue la vigésima sesión de la Comisión y contó con la participación de representantes de 61 países.
La FAO convoca la reunión cada cuatro años para proveer un foro en que los países miembros puedan plantear sus problemas, así como revisar y orientar sus programas de investigación y desarrollo del arroz, que ha alimentado a gran parte de la humanidad por más tiempo que ningún otro cultivo.
El especialista Sant Virmani, mejorador de variedades del Instituto Internacional de Investigaciones del Arroz (IRRI, por sus siglas en inglés), afirmó que es necesario aumentar la producción de arroz por unidad de área, y la tecnología ayuda.
China es el mejor ejemplo de esa tendencia, destacó el representante del IRRI, un centro de investigación y capacitación agrícola sin fines de lucro con sede en Manila, Filipinas, dedicado a ayudar a los agricultores de países en desarrollo a producir más en parcelas de tierra limitadas.
Pero el énfasis en el alto rendimiento de este tipo de arroz de alta tecnología deja poco espacio al conocimiento de los agricultores tradicionales, quienes además deberán comprar las semillas, en lugar de aprovechar las de la cosecha anterior, afirman voces críticas.
Además, señalan, el cultivo de variedades híbricas requiere un alto uso de pesticidas y fertilizantes, de alto costo para los agricultores y perjudicial para el ambiente.
China destina unos 15 millones de hectáreas, casi 50 por ciento de la tierra en que planta arroz, al cultivo de variedades híbridas. Esta política comenzó a principios de los años 60, en una época en que ningún país productor del cereal se interesaba en este tipo de tecnología.
La FAO estima que China producirá este año 179,5 millones de toneladas del cereal, del que el país es el mayor productor mundial, seguido por India, Indonesia, Bangladesh, Vietnam y Tailandia.
En cuanto a la producción mundial, la agencia de las Naciones Unidas pronostica unas 597,7 millones de toneladas este año, a partir de 595,9 el año pasado.
India, Indonesia, Bangladesh y Vietnam se sumaron a China en el cultivo de variedades híbridas, señaló Virmani durante una presentación sobre el cultivo de este tipo de arroz en los trópicos.
Desde 1994, el IRRI desarrolló 23 variedades híbridas de arroz para países tropicales, que fueron entregadas a nueve países asiáticos.
La popularidad de las variedades híbridas crece en Asia, el continente en que se cultiva más arroz, y que este año producirá 543,6 millones de toneladas.
Las áreas asiáticas plantadas con arroz híbrido fuera de China aumentaron en 413.000 hectáreas, más de dos veces desde 1997, cuando se plantaban 287.000 hectáreas, informó Virmani.
No es posible evitar la tecnología, y los países necesitan acercarla a los agricultores, sostuvo la experta de la FAO Concepción Calpe.
El arroz es la base de la dieta de la mayoría de los asiáticos, en zonas urbanas y rurales, en especial los más pobres.
Noventa por ciento del arroz producido en el mundo se consume en Asia, por lo que no es difícil equiparar la seguridad alimentaria mundial a la disponibilidad de arroz en Asia-Pacífico.
Los cultivadores de arroz no obtienen un buen precio por sus productos, aunque este año, por tercero consecutivo, la demanda es más alta que la oferta, indicó Calpe.
El bajo precio del arroz se relaciona con los fuertes subsidios y otros incentivos económicos con que varios países ayudan a sus productores. El mercado del arroz no es transparente, afirmó la funcionaria de la ONU.
Una tonelada de arroz se vende a menos de 200 dólares en el mercado mundial, cuando debería cotizarse a más de 250 dólares la tonelada.
En esta situación, los productores de arroz tendrán que volcarse a las variedades híbridas como forma de mantenerse en el mercado. Hay una necesidad de producir arroz a un menor costo, a través de la tecnología, subrayó Calpe.
Estimaciones del IRRI indican que los agricultores que optan por el arroz híbrido tendrán que gastar entre 20 y 30 dólares más por hectárea para comprar las nuevas semillas, pero el rendimiento será entre una y 1,5 toneladas extra, que se traducirán en 150 dólares por hectárea.
Los agricultores no pierden con el arroz híbrido, sostuvo Virmani.
Pero organizaciones no gubernamentales (ONG) cuestionan este razonamiento. El enfoque del IRRI sólo se centra en la manipulación genética para obtener altos rendimientos, dijo el activista Witoon Lianchamroon, de la ONG ambientalista BioThai.
En esta propuesta, los agricultores se ven obligados a comprar las semillas cada año, en una práctica económicamente defectuosa, agregó Witoon. (FIN/IPS/tra- en/mmm/aag/js/lp/mlm/dv/02