SUDAN: Un nuevo diálogo de paz sin soluciones a la vista

Representantes del gobierno islámico de Sudán y de la guerrilla separatista del sur del país reanudaron este lunes en Kenia las conversaciones de paz interrumpidas en 2000, con el propósito de poner fin a 19 años de guerra civil.

Pero si desean avanzar en el proceso, Jartum y los separatistas deberían hacer importantes concesiones hasta el momento negadas a la organización que hace nueve años media en el conflicto, la Autoridad Intergubernamental sobre Desarrollo (IGAD), integrada por otros países de Africa oriental.

La IGAD y el gobierno de Sudán propusieron un cese del fuego, pero el secesionista Ejército de Liberación Popular de Sudán (SPLA) sostuvo que ése debe ser el último punto de la agenda, y anunció que continuará combatiendo durante las cinco semanas de negociaciones en la oriental ciudad keniata de Machakos.

El portavoz del SPLA en Nairobi, Swamson Kwaje, cree que un cese del fuego ”no resolverá la guerra”. ”No se puede llegar a una tregua sin un acuerdo político. El cese del fuego es el último punto para permitir la aplicación del programa político acordado”, explicó.

”Es posible negociar y combatir al mismo tiempo”, dijo el Kwaje, quien, sin embargo, agregó que el SPLA ”está dispuesto a estudiar un cese del fuego, especialmente si es de carácter humanitario”.

El teniente general Lazaro Sumbeiywo, representante de Kenia en el subcomité de la IGAD que media en el conflicto, criticó al gobierno y los rebeldes sudaneses por no cumplir con los compromisos que permitirían poner fin a la guerra, que causó la muerte de más de dos millones de personas.

”Resulta preocupante que, a pesar de los esfuerzos de estos años, no haya avances significativos en asuntos clave como la relación entre Estado y religión, formas de compartir el poder y la riqueza y la autodeterminación en el sur de Sudán”, dijo Sumbeiywo.

El SPLA lucha desde 1993 contra el régimen islámico de Sudán, dominado por la población árabe, mayoritaria en el norte del país, por la independencia del sur de Sudán, de mayoría cristiana y animista.

Setenta por ciento de los habitantes de Sudán son musulmanes, mientras la cuarta parte practican religiones tradicionales africanas y cinco por ciento son cristianos. Los negros constituyen 52 por ciento de la población, y los árabes, 39 por ciento.

El representante sudanés Ghazi Salahuddin Atabani manifestó la disposición del gobierno a asumir un compromiso, y urgió a los mediadores a colaborar con las delegaciones de los bandos en pugna para encontrar puntos de acuerdo.

Un renovado interés internacional para lograr un pacto de paz aumentó en los últimos meses las esperanzas de alcanzar el fin de la guerra.

Expertos y representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña y Noruega estarán disponibles para los mediadores y los representantes de Jartum y de los rebeldes en Machako.

Pero la tarea no será fácil. Los separatistas no aceptarán mantener la unidad territorial de Sudán si el actual régimen islámico no acepta promulgar una constitución de carácter secularista.

”La insistencia del gobierno de Sudán en que todos los ciudadanos sean gobernados por una constitución teocrática bajo la forma de un sistema federal altamente centralizado es inaceptable para nosotros”, declaró el dirigente número dos del SPLA, Salva Kir.

Pero la representación del gobierno rechazó la posibilidad en una conferencia de prensa anterior.

”El secularismo tiene connotaciones negativas en el mundo islámico, así que no insistiremos en etiquetas y semántica. La shariá (ley islámica) es parte de la religión, y los musulmanes tienen derecho a tenerla. Pero esa shariá no debe afectar los derechos de los no musulmanes”, afirmó Atabani.

Otro conflicto se mantiene en la alternativa entre autonomía o secesión del sur.

El gobierno de Sudán sostiene el principio de la unidad, consagrado en la carta de la Organización de la Unidad Africana. ”Es esencial no sólo para nuestro país sino para evitar la desintegración de nuestro amado continente. Abandonar la meta de la unidad es rendirse a la desesperación”, dijo Atabani.

Pero el SPLA concibe la unidad del estado sudanés como temporaria y propone la realización de un referéndum por la independencia al final de una fase de transición aún no definida.

”La unidad debe tener una oportunidad durante el periodo interino, pero, por supuesto, teniendo en cuenta temas políticos, como la cuestión de la religión y el Estado, la riqueza y el reparto del poder. El sistema debe ser reestructurado”, subrayó Kwaje.

El SPLA no confía en que Jartum asegure la unidad ”justa” y ”equitativa” que promete.

”La elite gobernante del norte ha ignorado deliberadamente principios políticos, legales y sociales necesarios para mantener la unidad de Sudán durante el periodo interino. La falta de esos principios es la causa de la inestabilidad y las guerras en el país”, afirmó Kir.

La IGAD, la entidad mediadora, es una organización dedicada a la paz, la cooperación económica y la seguridad alimentaria integrada por Djibouti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán y Uganda. (FIN/IPS/tra-en/ks/mn/lp/mj/ip/02

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