POBLACION-COLOMBIA: Ciudades incapaces de atender a desplazados

Las grandes ciudades de Colombia carecen de recursos para ayudar a los desplazados por el conflicto armado, 70 por ciento de los cuales son mujeres, niños y adolescentes, pues ni siquiera pueden atender las necesidades básicas de los pobres naturales de esas localidades, advirtió Unicef.

La mayoría de los dos millones de desplazados se concentran en las 16 mayores ciudades del país, cuyas autoridades municipales no están en condiciones de prestarles atención, dijo el representante de Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia) para Colombia y Venezuela, Manuel Manrique.

Los desplazados por el conflicto armado en Colombia, 45 por ciento de los cuales son menores de 18 años, sufren una grave crisis humanitaria por carecer de atención a sus necesidades básicas, alertó Manrique.

Las grandes ciudades colombianas, con Bogotá, Medellín y Cali, ya tienen suficientes problemas para atender a ”sus pobres tradicionales”, los naturales de esas localidades que reciben muy bajos ingresos o directamente ninguno.

Pero ni siquiera los ”pobres tradicionales” son atendidos de manera adecuada por los gobiernos locales, precisó Manrique.

Cuando las poblaciones desplazadas llegan a las ciudades, se encuentran en condiciones pésimas porque afrontan dificultades para asistir a la escuela, para conseguir un techo y para obtener atención médica y otros servicios básicos.

El fenómeno se verifica en la zona sur de Bogotá, donde se concentran comunidades procedentes de áreas rurales, y también en otras ciudades de Colombia, incluso entre las más pequeñas.

El cuadro se debe al conflicto que desde hace unas cinco décadas enfrenta a sucesivos gobiernos con fuerzas guerrilleras de izquierda y que en los últimos se complicó aun más con la irrupción de paramilitares de derecha.

Las familias de desplazados no tienen acceso a un empleo porque carecen de formación. Por otra parte, no existen oportunidades de trabajo en este país de 42 millones de habitantes con un desempleo de 20 por ciento.

En esas condiciones, las familias no disponen de ingreso alguno. Y a su vez, en las arcas de los gobiernos locales no hay recursos para ayudarlos.

Los más perjudicados son los menores de 18 años, que en Colombia suman 16 millones, y que son la franja de población que sufre los peores índices de escolaridad, de inmunización, de desnutrición y otras dificultades semejantes, dijo Manrique.

El panorama se complica porque el desplazamiento de personas por el conflicto sigue en aumento. Entre 2000 y 2001 trepó 48 por ciento. Los nuevos desplazados de 2000 sumaron 120.000, mientras que en 2001 ascendieron a 190.000.

Ese será otro de los graves problemas que afrontará el nuevo gobierno de Colombia, encabezado por el presidente electo Alvaro Uribe, que asumirá el 7 de agosto, adelantó el funcionario de Unicef.

Sesenta por ciento de la población de Colombia se encuentra debajo la línea de la pobreza, indicó Manrique. Además, la situación económica empeora por el aumento del gasto militar y por la destrucción de la infraestructura ocasionada por el conflicto.

La violencia también se encuentra en auge debido a que el ejército recuperó en febrero la zona desmilitarizada de 42.000 kilómetros (una superficie del tamaño de Suiza) que ocupó durante dos años las insurgentes Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

A partir de ese momento, la violencia concentrada mayoritariamente en las áreas rurales creció y se trasladó a las zonas urbanas, describió Manrique ante periodistas en la oficina de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Ginebra.

Unos 7.000 menores se encuentran enrolados en organizaciones armadas, principalmente en dos guerrilleras, las FARC y el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y en las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), de derecha.

Una investigación realizada en 1999 por Unicef y por el ombusman de Colombia determinó que 84 por ciento de los menores que tomaron las armas lo hicieron sin presión alguna y por su propia voluntad, indicó Manrique.

En algunos casos, las organizaciones armadas irregulares les ofrecen dinero a cambio. En otros, influye la circunstancia de que no se presentan otras oportunidades para esos menores.

Manrique citó también la atracción que sobre los niños ejercen los uniformes y las armas, así como la idea de una aventura exótica que permita un cambio de vida, insistió.

El representante de Unicef indicó que se ha registrado la muerte de menores en combate, pero aclaró que la institución carece de cifras precisas y también de un desglose de género entre las víctimas.

Uribe anticipó que se propone ofrecer a la ONU un papel como mediadora en el conflicto. Las negociaciones interrumpidas en febrero entre las FARC y el gobierno colombiano se realizaban en forma directa, sin intermediarios.

El presidente electo visitará en los próximos días a la sede de la ONU en Nueva York, donde se entrevistará con el secretario general de la institución, Kofi Annan, dijo Manrique. (FIN/IPS/pc/mj/pr/02

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