Una organización que asiste a heridos y lisiados libaneses en la guerra contra la ocupación militar israelí del sur del país, ha comenzado a atraer mujeres que buscan desposar a ex combatientes con graves secuelas.
Ubicada en un suburbio al sur de Beirut, la Asociación para los Heridos de Guerra, perteneciente a la milicia libanesa Hizbollá (Partido de Dios), asiste a más de 3.000 hombres, mujeres, niñas y niños, discapacitados o desemparados a consecuencia de la ocupación israelí, que se prolongó entre 1982 y 2000.
Más de 80 por ciento de los hombres que reciben asistencia fueron milicianos de Hizbollah en la guerra que el movimiento armado libró contra las fuerzas israelíes.
Novias no es lo que falta aquí. Las mujeres vienen a pedirnos que les presentemos hombres heridos, en especial combatientes de la resistencia, dijo la trabajadora voluntaria Jouhayna Raad. Son muchos los matrimonios así concertados.
Lo Kamleh Webhe, de 30 años, llegó a la Asociación para buscar un marido herido en la guerra, y no está arrepentida. Estoy haciendo exactamente lo que siempre quise. Cuando era niña juré que crecería y cumpliría mi deber en esta vida, afirmó.
Webhe contrajo matrimonio en 1997 con Hassan, parapléjico desde 1988, cuando una bala israelí le quebró la columna durante un asalto contra un puesto de control en el sur del país.
Hassan sólo tenía 14 años cuando Israel ocupó el sur del Líbano, pero nunca pudo olivdar la imagen de su familia huyendo de las tropas extranjeras, y prometió combatirlas. Se convirtió años después en uno de los miles de jóvenes que se sumaron a Hizbollá.
La milicia emboscaba patrullas y atacaba en forma sorpresiva puestos de control de las fuerzas de ocupación. Los militantes sabían el peligro que corrían, pero Hassan no dudó.
Confinado a una silla de ruedas, el hombre tampoco se arrepiente de su decisión. Conocía los riesgos, pero estaba haciendo algo por Dios y por mi país. Eso valía cualquier peligro, afirmó.
Dos años después del matrimonio, Webhe dio a luz a cuatrillizos. La Asociación para los Heridos de Guerra les paga una niñera permanente, una pensión mensual de casi 500 dólares, asegura la atención médica familiar y la educación de los hijos, un automóvil con chofer, e incluso pañales y leche, dijo Webhe.
Hassan Abdullah Ali, de 40 años, ciego y con la audición disminuida, se casó hace 10. El ex combatiente trabaja en la asociación, donde enseña la técnica del tejido con paja. Sus gastos y su vivienda son cubiertos por la institución.
Ali perdió la vista y gran parte de su capacidad auditiva en 1985, durante un ataque a un puesto israelí en que murieron tres de sus compañeros. Incapaz de moverse y con una herida en el ojo izquierdo, permaneció tendido en el suelo hasta que lo encontraron miembros del proisraelí Ejército del Sur del Líbano (SLA).
Me inmovilizaron y me clavaron la antena de su radio en el ojo sano. Después me dispararon en el muslo derecho y me cortaron un dedo del pie, relató.
Ali estuvo arrestado tres meses y medio en una prisión en Tel Aviv, donde fue interrogado y golpeado, sin recibir atención médica. De regreso a su país, fue internado durante varios meses en el hospital. Fue entonces cuando le presentaron a su futura esposa. Ahora el matrimonio tiene tres hijos.
Las aspirantes a novias siguen llegando. Las últimas son dos mujeres sauditas que llamaron para anunciar su llegada, dijo Raad, que desde hace un tiempo se ocupa también de presentar a las posibles parejas.
Muchos se sorprenden porque buscamos casarnos con estos hombres, porque no comprenden que ellos dieron sus vidas y sus cuerpos para liberar nuestro país. Para nosotras es un honor ser sus esposas, explicó Webhe.
La organización procura que las secuelas permanentes no limiten la independencia de las personas discapacitadas, a las que se suministra una vivienda apropiada, una pensión mensual, entrenamiento laboral, atención médica y en algunos casos la ayuda de una enfermera o mucama.
Los beneficiarios pueden estudiar lenguas, informática o artesanías, o concurrir a la universidad. La institución también suministra préstamos a bajo interés para iniciar pequeñas empresas.
En 2001, la asociación entregó más de ocho millones de dólares en asistencia. Los fondos proceden de instituciones benéficas de Irán, donaciones individuales y del khoms, la práctica de donar un quinto de los ahorros a los desposeídos, que cumplen muchos musulmanes chiítas. (FIN/IPS/tra-en/rh/ss/lp/dcl/ip/02