ISRAEL-PALESTINA: Un muro de Berlín en Medio Oriente

La barrera de seguridad que Israel comenzó a construir para separar su territorio de Cisjordania es ”un nuevo muro de Berlín” y refleja la política racista del gobierno de Ariel Sharon, según la opinión de críticos árabes.

Israel afirma que el proyecto tiene por finalidad proteger a sus ciudadanos de los atentados suicidas palestinos, el último de los cuales mató el martes a 19 israelíes e hirió a 50 en Jerusalén.

En reacción a ese ataque, reivindicado por el grupo extremista islámico Hamas, Israel reocupará gradualmente áreas palestinas, anunció el gobierno de Sharon este miércoles. Soldados israelíes ya invadieron tres localidades de Cisjordania, desde donde se lanzan la mayoría de los atentados suicidas.

Por otra parte, portavoces del presidente palestino Yasser Arafat consideraron que la nueva política sólo ocasionará más derramamiento de sangre y provocará a los grupos radicales islámicos para lanzar más ataques contra los israelíes.

En cuanto a la barrera que Israel empezó a construir el domingo, el propio Arafat la consideró ”un acto de racismo”.

El secretario general de la Liga Arabe, Amr Mussa, comparó la barrera con ”un nuevo muro de Berlín”, en referencia al sistema de alambradas, postas militares y la pared que dividieron la capital de Alemania entre 1961 y 1989, en los años de la guerra fría.

Incluso Estados Unidos, aliado de Israel, criticó la medida israelí el lunes y la consideró un intento unilateral de demarcar fronteras sin negociaciones.

”La cuestión de las fronteras entre Israel y un futuro estado palestino debe resolverse mediante negociaciones”, declaró Richard Boucher, portavoz del Departamento de Estado (cancillería) estadounidense.

Pero Israel arguyó que la barrera sólo tiene fines de seguridad y no tiene nada que ver con una demarcación política.

”Hay un único y claro objetivo: defender la vida de los ciudadanos israelíes”, declaró el ministro de Defensa israelí, Binyamin Ben-Eliezer. ”Cada día que pasa sin la barrera nos costará más víctimas”, agregó.

Al final de las obras, explicó Ben Eliezer, la división abarcará 344 kilómetros o toda la ”línea verde”, es decir, la frontera de Israel antes de ocupar Cisjordania en la guerra de los Seis Días de 1967.

El primer tramo, de 110 kilómetros de extensión, irá desde Salem, en el norte de Israel, hasta una localidad al noreste de Tel Aviv, en el sur.

La barrera completa, que abarcará 350 kilómetros luego de un año de obras, costará 250 millones de dólares y sustituirá a una serie de cercas construidas en el último año, que resultaron ineficaces.

La nueva separación incluirá vallas, zanjas, estaciones de rastreo, barricadas para vehículos, equipos de identificación electrónica y torres de vigilancia, según los planes israelíes.

El plan incluye la separación entre Cisjordania y Jerusalén oriental, de población árabe y reclamada por los palestinos como la capital de su futuro estado independiente.

No sólo los palestinos se oponen a la construcción de la barrera, sino también los grupos de derecha israelíes, aunque por diferentes motivos.

Las israelíes de derecha temen que la división se transforme al final en una frontera permanente y les impida tomar más territorios palestinos.

Además, arguyen, esa frontera dejaría del lado palestino a más de 200.000 colonos judíos residentes en asentamientos construidos por Israel en Cisjordania y los haría más vulnerables a ataques palestinos.

Mientras, los palestinos advierten que el muro les robará más tierras de Cisjordania, 42 por ciento de las cuales ya fueron ocupadas por los asentamientos judíos.

El diario oficialista Tishrin, de Siria, calificó el plan israelí de ”separación discriminatoria y una expresión del racismo sionista que dicta la política de Israel”.

Mientras, el jefe de los negociadores palestinos, Saeb Erekat, acusó a Israel de dividir las áreas palestinas e iniciar ”un nuevo sistema de apartheid” (discriminación racial) peor que el de Sudáfrica en los años 60, 70 y 80.

”Esto agregará leña al fuego”, advirtió Erekat el lunes en declaraciones a la cadena de televisión árabe Al Jazeera, con sede en Qatar.

Hassan Nasrallah, jefe del grupo radical palestino Hizbolá, consideró que el atentado del martes en Jerusalén demuestra la incapacidad de Israel de detener los ataques suicidas, aun con una barrera de seguridad.

Posiciones políticas aparte, la barrera tendrá efectos económicos desastrosos en la población palestina.

Miles de palestinos cruzan la frontera ilegalmente durante la noche para trabajar en Israel, pero ahora cualquier intento de traspasar la barrera podría implicar riesgo de vida para los civiles.

En reacción al atentado del martes, el primer ministro israelí descartó la idea de crear siquiera un estado palestino provisional, una de las opciones que considera el gobierno de Estados Unidos.

El presidente estadounidense George W. Bush planea proponer la creación de un estado palestino dentro de fronteras provisionales, pero sólo luego de reformas radicales dentro del gobierno palestino cuya implementación podría llevar hasta un año, anunció este miércoles un funcionario de Washington. (FIN/IPS/tra-en/nj/mlm/ip/02

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