INDIA-PAKISTAN: Extranjeros huyen por temor a guerra nuclear

El miedo a una guerra nuclear con Pakistán se apodera de los habitantes de la capital de India mientras los residentes extranjeros huyen en masa y las misiones diplomáticas dejan apenas el personal esencial.

”Me tranquiliza que mis hijos estén lejos disfrutando de sus vacaciones extendidas de verano”, manifestó Teji Khanna, una residente del distrito sur de Nueva Delhi impactada por las noticias sobre las numerosas familias extranjeras que abandonan el país.

La inminencia de una guerra entre los dos vecinos de Asia meridional se hizo evidente cuando el canciller británico Jack Straw urgió el viernes a unos 20.000 británicos residentes en India a partir de inmediato, después de visitar Islamabad y Nueva Delhi en un esfuerzo de pacificación.

La gravedad de la situación también quedó expuesta cuando Washington decidió enviar a la región al secretario y al subsecretario de Defensa, Donald Rumsfeld y Richard Armitage, para convencer a India y Pakistán de retomar la vía del diálogo diplomático.

Aun antes de la exhortación de Straw, Estados Unidos había recomendado a todo su personal diplomático no esencial y a sus 60.000 ciudadanos residentes en India que abandonaran el país.

Así mismo, el vicecanciller japonés Seiken Suguira, luego de dialogar el viernes con el canciller indio Jaswant Singh, manifestó su convencimiento de que India está decidida a realizar incursiones al otro lado de la frontera para destruir campamentos de radicales islámicos que operan en territorio indio.

Suguira convocó una conferencia de prensa para advertir sobre los peligros.

”El pueblo de Japón conoce las consecuencias de un ataque nuclear… Más de 100.000 personas murieron instantáneamente en Hiroshima y Nagasaki” a causa de las bombas atómicas lanzadas por Estados Unidos en 1945, unas 500.000 quedaron lesionadas por la radiactividad y ”muchas todavía padecen los efectos”, dijo.

Para el sábado, también Francia, Nueva Zelanda, Australia, Alemania y varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) habían advertido a sus ciudadanos y funcionarios diplomáticos no esenciales que debían salir de India, y este lunes Malasia y Corea del Sur hicieron lo mismo.

Mientras, las reservas de pasajes al extranjero tuvieron un notable incremento, señalaron agentes de viaje.

Unas 100.000 personas planean viajar al exterior en las próximas dos semanas, mientras que las cancelaciones de los viajes a India y las reservas de hotel sugieren un sombrío panorama para la industria turística nacional.

La actual escalada militar en la frontera indo-pakistaní comenzó luego del atentado suicida del 13 de diciembre contra el parlamento indio, que dejó 14 muertos y Nueva Delhi atribuyó a grupos terroristas respaldados por Islamabad.

Desde entonces, India desplegó en la frontera unos 700.000 soldados, misiles, tanques y aviones, y Pakistán, que niega toda responsabilidad por ese atentado, respondió con un despliegue similar al otro lado del límite.

La permanente tensión entre ambos países se debe a Cachemira, el único estado indio de mayoría musulmana, al igual que la población pakistaní.

India y Pakistán ya pelearon dos guerras abiertas y una no declarada por Cachemira desde 1947, cuando Gran Bretaña dividió el subcontinente según grupos religiosos antes de abandonarlo.

Pakistán nunca aceptó la decisión del gobernador hindú de Cachemira ese año de incorporar parte de la región a India, e insiste en que Nueva Delhi debe cumplir una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que exige un referendo de autodeterminación en ese territorio.

India, por su parte, considera a Cachemira parte integrante del país, no sujeta a ninguna negociación internacional.

Grupos separatistas armados luchan desde 1989 por la autodeterminación de la parte india de Cachemira, en un conflicto que causó la muerte de 30.000 a 60.000 personas, según distintas fuentes.

Nueva Delhi acusa a Islamabad de ofrecer entrenamiento y armas a esos guerrilleros, pero Pakistán afirma que sólo les brinda ”apoyo moral y diplomático”.

Ahora, los rivales están a punto de enfrentarse de nuevo, pero esta vez cuentan con armas nucleares.

La evacuación de extranjeros sin precedentes en India podría ser parte de esfuerzos diplomáticos concertados por descomprimir la situación, opinó G. Parthasarathy, un diplomático indio de carrera y analista de asuntos internacionales.

Esos esfuerzos ya podrían estar dando resultados con el presidente pakistaní Pervez Musharraf, quien recalcó en una entrevista televisiva el fin de semana que su país no sería el que iniciaría la guerra, señaló el analista.

Un portavoz de la embajada de Estados Unidos explicó que la decisión de evacuar a sus ciudadanos se debió a que ”el Departamento de Estado cumple seriamente con su deber de velar por la seguridad de los estadounidenses en el exterior”.

Para residentes de Nueva Delhi como Teji Khanna, aun más preocupante que las imágenes de cientos de extranjeros listos para partir en el aeropuerto internacional de la capital son los informes del Pentágono (Departamento de Defensa de Estados Unidos) sobre las consecuencias de una conflagración nuclear.

Una guerra atómica abierta en Asia meridional provocaría la muerte de 12 millones de personas y dejaría a unos seis millones de mutilados, estimó el Pentágono.

Investigadores de la Universidad de Princeton calcularon que incluso una guerra nuclear limitada, con bombas sobre las principales ciudades de cada país, causaría la muerte inmediata de más de tres millones de personas. (FIN/IPS/tra-en/rdr/ral/mlm/ip/02

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