La Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) también celebrará un triunfo propio, cuando finalice este domingo en Japón la Copa Mundial, que es haber consolidado la gran marcha al Oriente de ese deporte de tradición occidental.
La expansión del negocio futbolístico fue el objetivo de la FIFA al promover el torneo mundial fuera del eje dominante, conformado por Europa y América del Sur.
Estados Unidos, sede de la Copa en 1994, y Corea del Sur y Japón, que la compartieron este año, fueron los grandes mercados nuevos conquistados hasta ahora.
El cuarto lugar obtenido por los coreanos del sur, aunque favorecidos por errores de los árbitros en dos partidos decisivos, contribuyó al éxito de la iniciativa de realizar en Asia el mayor torneo deportivo del mundo.
Las inversiones de la FIFA para universalizar el fútbol crecieron mucho en las dos últimas décadas, dijo a IPS Gilmar Mascarenhas, doctor en geografía y profesor de la Universidad Estadual de Río de Janeiro.
Un ejemplo de ello son las subvenciones concedidas a Venezuela, en un intento por ganarle terreno al béisbol, el deporte más popular de ese país. Pero ese esfuerzo se frustró por ahora, apuntó el geógrafo y también investigador de deporte y cultura.
Los bajos precios de los boletos de ingreso aún no atraen espectadores a los estadios venezolanos y el fútbol sigue sin interesar a las emisoras de televisión abierta, observó.
Pero es innegable que el fútbol se expandió en el mundo como ningún otro deporte y se convirtió en un negocio que moviliza sumas inimaginables hace dos o tres décadas, al ganar a centenares de millones de nuevos aficionados en varias regiones no tradicionales.
Sin embargo, el empuje de ese deporte de las multitudes no se debe sólo a la FIFA, pues se sumaron iniciativas nacionales para popularizarlo.
Es el caso de Estados Unidos, que en los años 70 importó futbolistas famosos como el brasileño Pelé y el alemán Franz Beckenbauer, o como Japón con el brasileño Zico (Arthur Coimbra), quien cumplió un papel similar en los años 90, convirtiéndose en un ídolo local.
La difusión inicial del fútbol, a fines del siglo XIX y comienzo del XX, se debió al imperialismo británico, interesado en conquistar mercados para su comercio y disciplinar obreros para sus industrias, sostuvo Mascarenhas.
Un proceso que comenzó tras la codificación en 1863 de las reglas del entonces nuevo deporte. Por eso el fútbol se diseminó inicialmente por Europa y en especial por el cono sur de América.
En esa época no había condiciones para difundirlo en Estados Unidos, que ya había inventado y convertido el béisbol en un símbolo de la afirmación nacional, además de extenderlo al Caribe, América Central y hasta Venezuela, constituyendo una barrera contra el fútbol, explicó el geógrafo.
La expansión del fútbol en sus comienzos también enfrentó dificultades en India y Pakistán, donde la fuerte presencia británica anterior estableció el críquet como el deporte más popular y con raíces profundas, añadió.
Mascarenhas opinó que ahora, a comienzos del siglo XXI, China puede ser una frontera prometedora a vencer, por la ausencia de otra práctica deportiva que acapare la preferencia mayoritaria de la población. Además, el fútbol ya se desarrolló razonablemente entre las mujeres chinas, tal como en Estados Unidos.
China y Estados Unidos disputan con los nórdicos los primeros lugares en los campeonatos mundiales de fútbol femenino.
El deseo de la FIFA de llevar el fútbol a todos los rincones del planeta es también el origen de la pésima calidad de los arbitrajes en los campeonatos mundiales, que alcanzó el nivel más bajo en esta decimoséptima edición en Corea del Sur y Japón, precisó Mascarenhas.
Elegir árbitros de países sin tradición futbolística, y por tanto no capacitados para la función en partidos tan importantes, es una de las vías elegidas por la FIFA para la participación de naciones en estos torneos mundiales, pues probablemente sus selecciones jamás tendrán condiciones de clasificar para disputar la Copa, explicó.
Pero aún falta muchos por conocer sobre el fenómeno futbolístico y el de otros deportes, pues las investigaciones al respecto son aún muy escasas.
Eso ocurre por los prejuicios académicos todavía muy extendidos, señaló a IPS Simoni Lahuda Guedes, profesora de antropología de la Universidad Federal Fluminense, de Niterói, ciudad de la región metropolitana de Río de Janeiro.
La Copa FIFA de 2002 reveló, entre otras sorpresas, el entusiasmo en grado inesperado demostrado por los coreanos, al igual de lo ocurrido en la fiesta de los franceses para celebrar el triunfo de su selección en el torno realizado en ese país en 1998, destacó la antropóloga.
La escasez de investigaciones universitarias no permite comparar que representa el fútbol en distintas naciones, lamentó Lahuda Guedes.
Sin embargo, cada Copa del Mundo provoca intensos debates y análisis entre los pueblos apasionados por este deporte, en especial en casos de fracaso, un hecho que es más interesante para la antropología, puntualizó. (FIN/IPS/mo/dm/cr/02
