FRANCIA: La izquierda hace un último esfuerzo

Los partidos de izquierda de Francia hacen un último intento para ganar votantes este domingo, en la ronda final de las elecciones parlamentarias, ante los pronósticos que asignan a la coalición derechista del presidente Jacques Chirac 69 por ciento de los escaños.

La Unión por la Mayoría Presidencial (UMP) de Chirac podría obtener 400 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional, según las encuestas. En el sistema parlamentarista francés, eso le aseguraría, además de la presidencia, el gobierno.

Muy por detrás, el Partido Socialista lograría unos 130 escaños, aunque sus dirigentes insisten que podrían alcanzar otros 75, además de 20 que obtendrían sus aliados, los partidos Comunista y Verde.

La composición final del parlamento continúa siendo incierta, dada la abstención de 16 millones de ciudadanos habilitados en la primera ronda de las elecciones del domingo último.

La Asamblea Nacional legislativa de 577 escaños estuvo dominada entre 1997 y 2002 por la coalición de izquierda, encabezada por el Partido Socialista, con 248 legisladores.

Chirac obtuvo el 5 de mayo, en la segunda ronda de las elecciones presidenciales, 82 por ciento de los votos, pero entre ellos figuraban los de millones de izquierdistas que procuraban frenar al ultraderechista Jean-Marie Le Pen.

El candidato socialista a la presidencia, el entonces primer ministro Lionel Jospin, había logrado entonces apenas 16 por ciento de los sufragios, ante el 19,6 por ciento alcanzado por Chirac y el 17 por ciento de Le Pen.

En un electorado de 41 millones, una abstención de casi 37 por ciento como la del domingo pasado equivale a la fuerza política más importante. Analistas estiman que la mayoría de quienes optaron por no acudir a las urnas se inclinan por la izquierda.

El secretario general del Partido Socialista, François Hollande, cree que un triunfo de la izquierda aún es posible.

”Lo que el electorado francés debe determinar en la elección del domingo es el futuro de Francia, el equilibrio y la distribución del poder político”, sostuvo Hollande, en una exhortación dirigida claramente a quienes se abstuvieron de votar en la primera vuelta.

El portavoz del Partido Socialista, Vincent Peillon, fue un poco más lejos: ”A veces, ustedes nos han necesitado. Ahora es nuestro turno para pedir vuestro apoyo”.

Un solo punto porcentual en el total de ciudadanos habilitados para votar en todo el país equivale a 30 escaños. Por lo tanto, si los partidos de izquierda logran un décimo de los 16 millones de votos no emitidos el domingo, podrían formar parte del próximo gobierno.

El ex ministro de Finanzas del último gobierno socialista, Dominique Strauss Kahn, subrayó que la elección aún está abierta. ”Es como el fútbol. Un partido terminó sólo cuando el árbitro lo indica. En la política, el árbitro son los votantes”, afirmó.

Los socialistas no se enfrentarán con los candidatos comunistas y verdes en 76 circunscripciones, para aumentar las posibilidades de la izquierda.

El domingo pasado pasaron a la segunda vuelta todos los candidatos de cada circunscripción que obtuvieron más de 12,5 por ciento de los votos emitidos.

La UMP y sus aliados de derecha lograron 11,2 millones de votos, 44 por ciento de los emitidos. La coalición encabezada por los socialistas obtuvo 9,7 millones, 38 por ciento.

A pesar de estas tendencias, ”es posible una sorpresa”, dijo el editor del semanario izquierdista Marianne, Jean-Francois Kahn. ”La izquierda aún puede ganar. Hay una gran reserva de electores en abstención. Depende del Partido Socialista inspirar a estos ciudadanos a votar”, afirmó.

El diario liberal Le Monde advirtió en un editorial que ”si la UMP gana las elecciones parlamentarias, Francia podría afrontar la situación sin precedentes e indeseable en que un partido controle todo el poder en Francia”.

El editor del semanario Le Nouvel Observateur, Jean Daniel, escribió que los intereses de la izquierda son ”los mismos que los de toda la nación”. Si la derecha logra el control del parlamento, ”la independencia del Poder Judicial tal como la conocemos ahora dejará de existir”.

Le Nouvel Observateur destacó los peligros de los planes de Chirac para eliminar todas las acusaciones de corrupción que pesan sobre el presidente y algunos de sus colaboradores. ”Existe el peligro de una amnistía general para políticos acusados de malversar fondos públicos”, advirtió.

Chirac afronta al menos seis acusaciones de corrupción, incluyendo malversación de fondos públicos en sus años como alcalde de París (1978-1987).

El presidente ha logrado eludir a la justicia amparándose en la inmunidad que le ofrece su cargo de jefe de Estado. Los fiscales lo acusan de promover una vasta red de corrupción.

Algunos de sus asesores más cercanos también han sido acusados, entre ellos el ex primer ministro Alain Juppé.

La campaña electoral ha estado marcada por la falta de debate público. Hollande invitó a los líderes del UMP a una confrontación de programas, pero el primer ministro interino de la coalición derechista, Jean-Pierre Rafarin, se negó a participar.

”Mi papel consiste en gobernar. El suyo, como líder de un partido, es alegar. No tenemos nada de qué hablar en público”, respondió Rafarin a Hollande. (FIN/IPS/tra-en/jg/ss/lp/mj/ip/02

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