ESTADOS UNIDOS: Adiós a las operaciones de mantenimiento de paz

El gobierno de Estados Unidos se apresta a disolver el Instituto de Mantenimiento de la Paz del Ejército (PKI) la única oficina gubernamental para las operaciones de paz en el exterior, aseguraron fuentes del Departamento de Defensa.

Aunque el cierre no fue aún formalmente anunciado, sus funciones serán reasignadas al Centro de Lecciones Militares Aprendidas de Fort Leavenworth, en el central estado de Kansas, afirmaron fuentes gubernamentales.

”Todavía debe resolverse la transición”, dijo un oficial del Army War College, en el nororiental estado de Pennsylvania.

La disolución del PKI forma parte de la reorganización militar que imponen las nuevas prioridades presupuestales definidas por el secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld.

Pero este argumento fue rechazado por militares y expertos dentro y fuera del Pentágono (Ministerio de Defensa), quienes señalaron la hostilidad de Rumsfeld y de sus principales asesores a la participación en operaciones internacionales de mantenimiento de paz.

”Aunque digan que es coincidencia, todos sabemos que el presupuesto del PKI es casi inexistente y que cerrarlo es un mensaje de los muchachos al mando”, afirmó una fuente militar.

El Instituto creado en 1993, cuando la guerra fría se convertía en historia, ha funcionado con un personal de diez integrantes y un presupuesto anual de 200.000 dólares.

”No se trata de ahorrar dinero. El gobierno (de George W.) Bush está diciendo por todos los medios posibles que quiere a Estados Unidos fuera de las operaciones de paz”, sostuvo Peter Gantz, administrador de la Asociación Federalista Mundial para las Operaciones de Paz de la ONU.

El experto en mantenimiento de la paz Robert Perito, del semigubernamental Instituto de Paz, también lamentó la decisión de disolver el PKI, por el efecto adverso que provocará en el exterior y en la ONU (Organización de las Naciones Unidas), así como por el trabajo que el organismo llevaba a cabo.

”Es una señal poderosa. Estados Unidos es criticado por muchos actores debido a nuestra renuencia a tomar parte en operaciones de paz, y esto sólo da argumentos a esas críticas”, dijo Perito, quien ha supervisado operaciones de paz en Bosnia-Herzegovina, la provincia yugoslava de Kosovo y Timor Oriental.

Además de estudiar las lecciones que dejan este tipo de operaciones, el PKI —creado tres meses antes de la bochornosa experiencia estadounidense en Somalia— promovió el intercambio del ejército con organizaciones internacionales como la ONU.

El PKI también organizaba un encuentro anual de tres días, presidido por el jefe del estado mayor conjunto de las Fuerzas Armadas, donde funcionarios gubernamentales involucrados en operaciones de paz revisaban las cuestiones centrales en la materia.

”Esto deja un tremendo vacío en nuestra capacidad para responder a los desafíos que enfrentaremos en los próximos años”, sostuvo Mike Dziedzic, coronel retirado de las Fuerzas Armadas y estratega militar de la misión de la ONU en Kosovo.

”El interés del PKI fue relevante para desafíos de seguridad como los de Afganistán. Si tenemos éxito en derrocar el liderazgo del 'eje del mal' como en Afganistán, aún deberemos hacer algo para crear gobernancia en esos lugares, y eso empieza con las operaciones de paz”, agregó Dziedzic.

Según el presidente Bush, los países del ”eje del mal” —Corea del Norte, Irán e Iraq— alientan el terrorismo y fabrican armas de destrucción masiva.

En la campaña para las elecciones presidenciales de 2000, Bush se manifestó contrario a las operaciones de paz y sugirió que retiraría a las fuerzas de su país que se encuentran en los Balcanes.

Este tipo de acciones, a las que el gobernante Partido Republicano suele definir como ”trabajo social”, reducen la moral y capacidad de reacción militar, arguyó Bush.

Esta postura se hace eco del escepticismo expresado inicialmente por muchos uniformados hace una década, cuando el entonces presidente Bill Clinton (1993-2001) prometió tropas para varias acciones de paz.

Sin embargo, la incredulidad dio paso al respaldo a fines de los años 90, a medida que los militares adquirían más experiencia en la materia, aseguran expertos.

”La mayoría de los comdandantes creen que Estados Unidos no tiene que dirigir cada operación, pero debe tomar parte y para lograr más eficacia, debe actuar en el terreno”, afirma un documento divulgado en marzo por el World Peace Through Law Education Fund.

El informe se basó en entrevistas con más de dos docenas de altos jerarcas militares, entre ellos el comandante que dirigió la ofensiva estadounidense en Afganistán el año pasado, general Tommy Franks.

”El entrenamiento que los jóvenes oficiales obtuvieron (en Kosovo) es muy superior al que conseguirían en un destino (en alguna base estadounidense) en Alemania”, sostuvo el general retirado Joseph Ralston, ex comandante de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

No obstante, esas valoraciones son ignoradas por el jefe de la Defensa, Rumsfeld, favorable a un gradual retiro de las tropas estadounidenses de sus funciones en los Balcanes e inclusive del desierto del Sinaí, en Medio Oriente.

Washington profundizó su decisión en abril, cuando entró en vigor el Estatuto de Roma, que creó la Corte Penal Internacional para juzgar crímenes de guerra y de lesa humanidad.

Representantes estadounidenses ante la ONU advirtieron que Washington no permitirá que sus tropas tomen parte en ninguna operación del foro mundial y retirará al personal de las que están en curso, como en Timor Oriental, a menos que se garantice que sus ciudadanos no están sujetos a la jurisdicción de la Corte.

La decisión de disolver el Instituto de Mantenimiento de Paz alimentará las críticas internacionales al unilateralismo de Washington, subrayó Eric Schwartz, encargado de operativos de mantenimiento de la paz en el Consejo Nacional de Seguridad del gobierno de Clinton.

”Ante la ausencia del reconocimiento institucional sobre la importancia de esta función, el mantenimiento de paz ya no atraerá a los oficiales más capaces y eficaces. Eso es una tragedia”, estimó Schwartz.

Por otra parte, el ejemplo estadounidense hará más difícil que otros países contribuyan a operaciones internacionales. ”Nadie se alineará con nosotros a menos que nosotros lo hagamos también. Pero hemos decidido que ni siquiera necesitamos intentarlo”, concluyó Dziedzic. (FIN/IPS/tra-eng/jl/dcl/ip/02

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