ECONOMIA-IRAQ: Reactivación a pesar de EEUU

Iraq logró reactivar su economía con la ayuda de empresas privadas de otros países árabes, a pesar de las duras sanciones económicas internacionales, mientras gran parte de la población se pregunta si Estados Unidos atacará el país.

El mercado popular de Shorja, en el centro de Bagdad, ofrece muchos productos, como arroz, azúcar, pastas, leche en polvo e incluso bebidas de origen estadounidense como Pepsi, aunque Iraq sigue sometido al embargo económico impuesto por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) tras la invasión a Kuwait en 1990.

La oferta no escasea, pero los precios son altos para un iraquí promedio. El salario mensual de un empleado del Estado es de unos cinco dólares, y un kilogramo de frijoles cuesta 20 centavos de dólar y una lata de leche en polvo para bebés, 22.

Gran parte de la leche en polvo es entregada gratis por el gobierno a las familias, pero quienes la reciben, a su vez, suelen venderla con el fin de obtener dinero para cubrir otras necesidades.

El nuevo movimiento económico es cada vez más independiente del programa ”petróleo por alimentos” gestionado por la ONU, y que permite a Iraq, desde 1996, vender crudo para comprar comida, medicinas y otros bienes esenciales de uso civil.

Tanto las ventas de petróleo como las compras son sometidas a un riguroso control del foro mundial.

Reformas al programa introducidas el mes pasado ampliaron la lista de productos civiles que Iraq puede comprar. El efecto del nuevo régimen se percibe con una mayor oferta en el mercado nacional.

Por otra parte, nuevas empresas extranjeras, la mayoría originarias del mundo árabe, se han instalado en Bagdad y crearon puestos de trabajo. Otra fuente de empleo es la industria de la construcción.

La capital prospera con cientos de nuevos negocios y contratos. Los restaurantes están llenos y los empresarios dejan fuertes propinas.

Estados Unidos intenta dar una imagen de Iraq como amenaza para la región, pero los acuerdos comerciales demuestran lo contrario, dijo el asesor del presidente Saddam Hussein y dirigente del gobernante partido Baath Abdel Razzak el Hashimi.

Según el gobierno de George W. Bush, el ”eje del mal” — integrado por Corea del Norte, Irán e Iraq— alienta el terrorismo y fabrica armas de destrucción masiva.

Iraq mantiene relaciones diplomáticas con todos los países de la región, excepto con Kuwait, al que invadió en 1990, y con Arabia Saudita.

La invasión fue el origen de la guerra del Golfo entre enero y marzo de 1991, en que una coalición internacional encabezada por Estados Unidos bombardeó Iraq y desalojó a sus fuerzas de Kuwait.

Washington redobló en los últimos meses sus exhortaciones a un cambio de régimen en Bagdad, en una actitud calificada por Hashimi de violación del derecho internacional y de terrorismo de Estado.

”Estados Unidos debería aprender de su última experiencia en Venezuela. Cuando algunos de sus secuaces intentaron derrocar al presidente Hugo Chávez en abril, la gente lo impidió. Cuando el pueblo respalda a su presidente, nadie puede hacer nada al respecto, ni siquiera Washington”, afirmó el funcionario iraquí.

Es difícil estimar el grado de apoyo de los iraquíes al presidente Saddam Hussein, cuyo gobierno reprime a la oposición e impide la libertad de prensa.

Si Estados Unidos se embarca en un operativo para desplazar a Saddam Hussein, los chiítas del sur y los kurdos del norte del país, que en 1991 se alzaron contra su régimen y fueron aplastados, podrían iniciar una nueva rebelión.

Los chiítas no deberían perder ni un minuto si Estados Unidos garantiza su apoyo esta vez, a diferencia de 1991, cuando alentó la revuelta pero implementó su ayuda ante diferencias políticas entre chiítas y kurdos, opinó un iraquí lejos de los oídos de los funcionarios de gobierno que escoltan a los periodistas.

Pero el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Bagdad Wamid Nathmi cree que ”los estadounidenses cometerán un gran error si dan por descontado la participación de kurdos y chiítas en un intento de acabar con el régimen”.

Los iraquíes culpan a Estados Unidos del empeoramiento de la situación económica en el sur chiíta, dijo Nathmi. Por otra parte, los kurdos del norte aspiran a la creación de un estado independiente, pero también se enfrentan con Turquía, que es aliado militar de Washington.

Por el momento, la cuestión iraquí ha pasado a un segundo plano para Estados Unidos, aunque de vez en cuando su gobierno vuelve a alentar en declaraciones públicas el derrocamiento de Saddam Hussein.

Mientras, Bagdad fortalece sus vínculos comerciales con países árabes, que hacen cada vez menos caso a las acusaciones de Washington contra Saddam Hussein ante la magnitud de la crisis humanitaria iraquí.

Por otra parte, Iraq también saca provecho de la ventaja de la crisis en Medio Oriente por el congelamiento del proceso de paz árabe-israelí al presentarse como la única nación árabe que respalda efectivamente a los palestinos.

El gobierno iraquí entrega entre 10.000 y 25.000 dólares a las familias de los palestinos que cometen atentados suicida contra Israel, una apuesta que redundará en su beneficio si Estados Unidos lanza una campaña militar contra Saddam Hussein.

Mientras, Bagdad refuerza sus posiciones militares en el sur y evacua edificios importantes.

El régimen de Saddam Hussein procura, además, avances diplomáticos en otros frentes. A comienzos de julio se realizarán en Viena conversaciones para estudiar la reanudación de las inspecciones de la ONU en torno de la existencia en Iraq de armas de destrucción masiva.

”Si Iraq acepta a los inspectores de armas, de cierta forma de impedirá que Estados Unidos justifique un ataque militar”, dijo Nathmi. (FIN/IPS/tra-en/kg/ss/lp/mj/ip if/02

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