AZUCAR-CUBA: Mano de obra excedentaria seguirá en actividad

La reestructuración de la industria azucarera de Cuba para mejorar su rendimiento pondrá a prueba la aspiración del gobierno de garantizar el empleo en medio de las graves dificultades financieras que afronta el país.

El ministro del Azúcar, Ulises Rosales del Toro, aseguró el martes que Cuba se prepara hace tiempo para la reestructuración del sector azucarero, históricamente de importancia decisiva en la economía nacional, y que hay alternativas laborales para los trabajadores excedentarios de la industria.

Un memorando interno del Ministerio del Azúcar, difundido extraoficialmente a comienzos de junio, indicó que el reajuste prevé el cierre definitivo de 70 de los 156 ingenios existentes en el país y dedicar otros 14 a la producción de derivados.

Rosales del Toro reconoció que la industria azucarera debe insertarse en un mercado altamente competitivo y exigente en cuanto a calidad, además de adecuar sus costos a los cada vez más deprimidos precios internacionales.

”Para esto acomodamos nuestra industria y nuestra producción (…) hace cuatro años que venimos trabajando en esa dirección”, dijo el martes el ministro, al confirmar así el proceso de redimensionamiento que se lleva a cabo en esa área.

Cuba tiene capacidad instalada para producir 10 millones de toneladas anuales, pero en el último decenio no ha pasado el promedio de cuatro millones de toneladas por temporada.

La producción de azúcar fue este año de 3,6 millones de toneladas, algo superior a la cosecha de 2001, aunque se calcula una merma del ingreso de divisas de 120 millones de dólares, debido a que la cotización en el mercado internacional bajó hasta menos de seis centavos de dólar la libra.

El volumen de producción se llevaría a cuatro millones de toneladas anuales, con la utilización de sólo 38 por ciento de la tierra que se dedica ahora a la plantación de caña, de acuerdo con el memorando interno conocido este mes.

”Yo no hablaría de 70 centrales, sino de reducir las capacidades ociosas que nosotros tenemos, que están a la altura de 50 por ciento de la capacidad de producción industrial”, aclaró Rosales del Toro.

Se calcula que unos 200.000 trabajadores perderían sus puestos de trabajo con la reestructuración, pero el ministro insistió en que hay muchas opciones para ese personal, inclusive dentro del propio sector.

El propio presidente Fidel Castro admitió el jueves de la semana pasada que las versiones sobre la reestructuración produjeron ”nostalgia” en los trabajadores azucareros, aunque aseguró que el proceso no traerá mayores quebrantos laborales.

Castro consideró lógico ese sentimiento, por ”la costumbre, la alegría de ver que arranca el central (ingenio), ver las columnas de humo, el olor a melaza, pero yo estoy seguro de que cuando vean las nuevas cosas que van a hacer, las nuevas actividades, les van a agradar mucho más todavía”.

”Van a ver otros horizontes más prometedores, otras posibilidades, no van a sufrir el más mínimo sacrificio”, añadió Castro, en la primera referencia oficial sobre el asunto, aunque se abstuvo de brindar más detalles.

Empero, economistas consultados por IPS no descartaron tensiones en el personal azucarero, estimado en casi medio millón de personas.

”En el batey, el sentido de pertenencia es grande y la vida entera de las familias transcurre y se organizan al ritmo de la zafra. El cambio no será fácil”, insistió una de esas fuentes.

Las opciones de trabajo mencionadas por Rosales del Toro van desde programas de desarrollo ganadero y producción de alimento, que los haga sustentables, hasta proyectos de forestación y de fabricación de derivados de la caña de azúcar.

”Para nosotros tiene tanta importancia bajar los costos para ser competitivos, como buscar los horizontes para los trabajadores, y en eso hemos estado trabajando”, aseguró.

A los trabajadores declarados ”interruptos” por la aplicación de ese tipo de medidas en las empresas suele pagárseles 100 por ciento de su salario el primer mes de inactividad y 60 por ciento luego, hasta que se les contrate en nuevas plazas laborales.

Pero si alguien no acepta un nuevo puesto de trabajo para el cual esté apto física y mentalmente, por causas que a juicio de la administración resultan injustificadas, pierde todo derecho a esa garantía salarial.

Estadísticas del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social indicaban que hasta marzo había 12.468 trabajadores esperando ubicación laboral por más de tres meses, luego de reajustes practicados en sus empresas.

El desempleo en Cuba fue 4,1 por ciento de la población económicamente activa en 2001 y se esperaba finalizar este año con sólo 3,5 por ciento, según declaraciones realizadas en abril por el ministro del Trabajo y Seguridad Social, Alfredo Morales.

Entre las principales fuentes de trabajo ofrecidas por el sector estatal, el principal empleador en la isla de gobierno socialista, figuran los planes de desarrollo de la agricultura urbana, entre otros de producción agrícola.

El gobierno inició en los últimos dos años programas de capacitación como trabajadores sociales, en informática y computación, destinados a los jóvenes menores de 30 años.

La crisis económica de los años 90 trajo consigo la posibilidad real de perder el empleo, por primera vez desde el triunfo de la revolución encabezada por Castro en 1959.

Primero fue el cierre de fábricas, la reducción de puestos de trabajo, el déficit de energía y materias primas. En 1995 comenzó una paulatina reforma laboral con el fin de mejorar la eficiencia de las empresas.

En una población total de 11,2 millones de personas, 718.000 tienen de 20 a 24 años, y 1,02 millones de 25 a 29 años, según datos oficiales del 2000.

El total de ocupados era ese año 3,8 millones, de los cuales 77,5 por ciento eran empleados de empresas del Estado. (FIN/IPS/pg/dm/dv lb/02

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