El ministro de Economía de Argentina, Roberto Lavagna, anunció este sábado opciones de canje de bonos por los depósitos atrapados en los bancos desde diciembre y la instauración de un nuevo esquema sin restricciones para recuperar la confianza en el sistema financiero.
Lavagna explicó que el nuevo plan es voluntario, con opciones, e incluye normas para recrear el sistema financiero, remarcando así la diferencia con el programa de canje forzoso de bonos por depósitos que le costó el cargo en abril a su antecesor, Jorge Remes Lenicov.
También apuntó que el derrumbe económico que afronta el país es el resultado de cinco años de recesión, lapso en el cual se optó por esconder las debilidades financieras.
La crisis que se arrastra desde fines de 1994 se debe a las inconsistencias del modelo económico que rigió por casi 12 años, y ahora tratamos de repartir las pérdidas, agregó Lavagna.
Por su parte, el presidente Eduardo Duhalde indicó que esto es lo mejor que se puede hacer para garantizar el dinero de los ahorradores.
Duhalde firmó el viernes por la noche el decreto que entrará en vigor el lunes para sustituir el llamado corralito bancario, el régimen de restricciones al retiro de todas las modalidades de depósitos impuesto el 2 de diciembre.
La medida fue adoptada por el gobierno de Fernando de la Rúa, 18 días antes de su renuncia y cuando cumplía sólo dos años de mandato, para frenar la fuga masiva de capitales debido a la falta de confianza en el sistema bancario.
Las restricciones al retiro de dinero de los bancos se hicieron más severas tras la asunción de Duhalde, el 1 de enero, y todas las iniciativas presentada desde entonces para salir del esquema resultaron fallidas.
Paralelamente, los ahorradores lograron poco a poco saltar las imposiciones gubernamentales para retirar su dinero gracias a recursos judiciales, provocando una avalancha que llevó a la caída de algunos bancos privados y a amenazar con la quiebra de todo el sistema.
En ese marco, el canadiense Scotiabank Quilmes fue intervenido y el francés Credit Agricole, propietario del Banco Suquía, del Bisel y del Banco de Entre Ríos, se retiró del país y obligó al estatal Banco Nación a asumir transitoriamente la administración de esas entidades.
El nuevo plan anunciado este sábado, por el cual los ahorradores tendrán 30 días hábiles a partir de este lunes para decidir, fue aceptado con reticencias por la banca extranjera, que prefería un canje compulsivo de los depósitos por bonos a largo plazo.
El programa establece la posibilidad de recuperar el dinero en la moneda pactada al momento en que se hicieron los plazos fijos, aunque a un plazo de 10 años y con intereses a cobrar cada seis meses.
Otra opción es cambiar esos depósitos por bonos del Tesoro en la moneda respectiva a pagar en cinco y 10 años, con intereses pagaderos cada seis meses. Respecto de las cuentas corrientes y cajas de ahorro se puede optar por títulos a tres años.
Los ahorradores que no quieran bonos públicos deberán esperar la devolución en efectivo que rige para depósitos reprogramados este año, que se pagarían entre 2003 y 2005 según los montos y la moneda en que se hubieren hechos los depósitos.
Los bonos propuestos serán emitidos por el Tesoro con garantía de los bancos. Asimismo, las entidades financieras serán compensadas por el traspaso a pesos de créditos otorgados en dólares y pagaderos con una paridad de uno a uno con el peso, cuando la conversión de los depósitos en dólares se hizo a 1,40 pesos por dólar.
La nueva medida del gobierno contempla una reestructuración del sistema financiero para atraer a los ahorradores que lograron recuperar su dinero y lo tienen en cajas de seguridad, fuera del país o debajo del colchón.
El ministro aseguró que será un sistema paralelo, totalmente libre para recrear un régimen con nuevos depósitos y préstamos. Con esa propuesta y el cambio de bonos, el gobierno trata de evitar el retiro de dinero de los bancos, que presionaría aún más sobre el tipo de cambio y los precios al consumidor.
En la actualidad hay 63.000 millones de pesos (equivalentes a 18.000 millones de dólares) atrapados en depósitos a plazo fijo y en cuentas a la vista.
Tras la derogación en enero de la ley de convertibilidad, que fijo por casi 12 años la paridad cambiaria de un peso igual a un dólar, la moneda local se depreció a ritmo acelerado. La cotización del dólar llegó la semana pasada a 3,55 pesos por unidad.
El ministro aseguró que algunos bancos expresaron su apoyo, ante la confirmación de que el Estado compensará parte de sus pérdidas.
En cambio, la medida no contentará a los ahorradores, en especial a los más activos en las protestas que se realizan frente a los bancos cada lunes, miércoles y viernes.
Esto no es una alegría para nadie, pero yo observo que la gente es muy realista, sabe que de esta crisis no se sale de manera instantánea y que lo que pide es que le demos algunas opciones de salida, argumentó Lavagna.
También reconoció que el plan no es aceptado por todos los miembros del directorio del Fondo Monetario Internacional, algunos de los cuales es partidario del canje forzoso. Pero afirmó que no existe otra posibilidad para que la medida no sea cuestionada por la justicia argentina.
El costo fiscal de la flexibilización del corralito bancario será de unos 9.500 millones de dólares, según la información que brindó este sábado el secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen.
Si el tenedor de bonos no quiere conservarlo hasta el vencimiento, podrá venderlo en el mercado secundario como inversión a futuro o para cancelar créditos. Se calcula que a su lanzamiento, esos títulos se cotizarán entre 20 y 40 por ciento de su valor nominal.
El decreto de Duhalde también prevé que las personas mayores de 75 años o con problemas severos de salud y los trabajadores que tenían depositado dinero de indemnizaciones por despido podrán optar por el bono a tres años. (FIN/IPS/mv/dm/if/02
