Dilaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) para otorgar préstamos a Argentina crean sospechas en el país sobre presunto interés de ese organismo en que se adelanten las elecciones presidenciales previstas para septiembre de 2003.
La embajada de Estados Unidos debió salir el viernes a desmentir categóricamente versiones de que Washington pretendía condicionar la firma de un acuerdo entre Argentina y el FMI a ese adelantamiento.
Versiones periodísticas coincidieron en interpretar que la vicedirectora del FMI, Anne Krueger, y el flamante director del Departamento para el Hemisferio Occidental del Fondo, Anoop Singh, actúan como si quisieran bloquear las negociaciones para que se adelante la convocatoria a elecciones.
Las difíciles relaciones con el FMI del presidente Eduardo Duhalde, que asumió el 1 de enero, son sobrevoladas por el fantasma del colapso de Indonesia en 1998, cuando la negativa del Fondo a otorgar préstamos de emergencia precipitó el fin de la dictadura de Alí Suharto, que había durado 30 años.
Singh encabezó entonces la delegación del Fondo que negociaba con el gobierno indonesio.
El Fondo insiste desde hace seis meses en condicionar sus préstamos a una serie de medidas de gobierno, pero a medida que esos requisitos son cumplidos, con costos de creciente malestar social y división política, el organismo financiero añade nuevas condiciones que postergan el acuerdo.
El gobierno ya está en cese de pagos de deuda externa con acreedores privados, y necesita con urgencia préstamos que le permitan al menos afrontar los vencimientos de sus compromisos con los organismos multilaterales de crédito.
Mientras tanto, la cotización del dólar pasó de un peso a 3,50 en seis meses, los precios internos se dispararon, el creciente desempleo ya supera 24 por ciento de la población económicamente activa, y la pobreza afecta a más de la mitad de los argentinos, según cifras oficiales.
La desconfianza de inversores y ahorristas desde marzo de 2001 provocó una fuerte salida de capitales de los bancos, y en los últimos meses varios de ellos entraron en crisis. Hay un banco extranjero suspendido por las autoridades, otros tres intervenidos y unos 15 con importantes problemas de iliquidez.
Durante el fin de semana trascendió que el ministro de Economía, Roberto Lavagna, advirtió a Krueger que las negociaciones no puede ser eternas y que el gobierno no usará mas reservas del Banco Central para pagar compromisos que vencen el mes próximo.
Eso implicaría una velada amenaza velada de cese de pagos al FMI y otros organismos multilaterales.
Una nueva delegación del FMI, presidida por el economista John Thornton, arribó el jueves a Buenos Aires para una misión de avanzada según el organismo, pero el Ministerio de Economía, al cual urge recibir fondos, aseguró que los delegados llegaron a negociar un acuerdo que se concretaría a mediados de julio.
Por recomendación del FMI, Argentina devaluó el peso y luego dejó que la cotización del dólar flotara libremente, reformó la ley de quiebras en beneficio de los acreedores, derogó la Ley de Subeversión Económica, contra delitos financieros, y comprometió a las provincias a reducir 60 por ciento sus desequilibrios fiscales.
Pero el Fondo demandó luego un veto presidencial a la norma que derogó la Ley de Subversión Económica, porque no compartía algunos de sus términos, pidió un compromiso mayor que una carta de intención por parte de las provincias, y expresó desconfianza ante la iniciativa oficial para liberar en forma gradual ahorros retenidos en los bancos.
El Ministerio de Economía propuso que los ahorristas puedan elegir entre mantener sus depósitos en los bancos, a la espera de una devolución entre 2003 y 2005, o canjear esos depósitos por bonos estatales en dólares, a pagar en 10 años con intereses.
El FMI prefiere que todos los ahorristas sean obligados a aceptar la segunda opción, porque teme que muchos elijan esperar la devolución, que eso cause fuerte presión sobre los bancos, y que los resultados sean mayor demanda de dólares, más depreciación del peso y más inflación.
Ese punto de vista es compartido por las autoridades del Banco Central de Argentina.
En ese marco, el FMI habría manejado la posibilidad de redefinir el cronograma electoral, a fin de que aumentar las certezas de inversores y acreedores, según un rumor recogido por la prensa.
El portavoz presidencial, Eduardo Amadeo, calificó esa versión de tontería, pero el diario La Nación aseguró que una alta fuente del Ministerio de Economía había confirmado su veracidad, y las autoridades admitieron que Duhalde estudia un nuevo cronograma electoral con senadores y diputados de su Partido Justicialista.
Periodistas aseguran que ese nuevo cronograma fue discutido por el presidente el viernes con el embajador de Estados Unidos, James Walsh, pero no quisieron relevar en qué fuentes se apoyaban.
El FMI y Estados Unidos demoran la ayuda financiera a Argentina para forzar un cambio político, pero en las últimas semanas, el temor a un contagio en la región neutralizó en parte esa estrategia, según el economista Walter Molano, de la firma de corredores de bolsa BCP Securities.
La misión encabezada por Thornton tiene como objetivo apenas calmar el pánico de los inversores acerca de los efectos de la crisis en Brasil, que en los últimos días ha mostrado cómo el colapso argentino expande a la región la desconfianza de los inversores, opinó.
Singh busca un cambio de gobierno como lo hizo en Indonesia, añadió.
En 1998, el Fondo negoció durante meses en forma infructuosa con Yakarta, y decidió suspender el desembolso de préstamos de 43.000 millones de dólares hasta que se clarificara la situación política.
Eso forzó la inmediata renuncia de Suharto, y la enorme crisis financiera indonesia condujo a un cese de pagos, a un estallido social y a importantes incrementos del desempleo y la pobreza, cuyas secuelas aún persisten. (FIN/IPS/mv/mp/ip if/02
