AMERICA LATINA: Futuro de democracia preocupa a Robinson

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Mary Robinson, se manifestó preocupada por el creciente escepticismo en América Latina respecto de la democracia y advirtió que ese fenómeno puede agravarse por la crisis económica.

Robinson expresó confianza en que la aplicación de programas de acción en defensa de los derechos humanos, con participación de la sociedad civil, puede aportar a los países en crisis los valores que llenen un vacío político y de soluciones.

La funcionaria de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) realizará la semana próxima una visita a la región, donde existe una inquietante duda acerca de ”la utilidad de votar por un gobierno que no cambia nada”, según dijo.

En épocas de recesión económica, ese escepticismo puede empeorar o profundizarse, evaluó Robinson ante periodistas.

La crisis que golpea a Argentina desde hace más de tres años, agudizada en grado extremo en los últimos seis meses, afecta con intensidad diferente a los países vecinos y socios comerciales más estrechos, Brasil, Paraguay y Uruguay, además de Chile, pero también amenaza con extenderse al resto de América Latina.

Todavía hay en América Latina una gran división entre una elite reducida y poderosa y la amplia mayoría de la población, que afronta problemas graves de pobreza y de carencia de oportunidades, dijo Robinson al describir la situación regional.

La Alta Comisionada precisó que durante su última visita a Argentina, en octubre de 2001, presenció el comienzo de ”esta situación tan grave de inseguridad financiera”.

Mencionó, entre otros rasgos de la crisis de ese país, a la honda preocupación de las familias, el desconocimiento de la real gravedad de la situación financiera y la fuga de capitales, que contribuyen a empeorar las condiciones de los desempleados.

En esas circunstancias, el mensaje para Argentina es que la adopción de un plan de acción sobre derechos humanos, con amplia participación, constituye una idea conveniente porque aporta a la población un núcleo de valores compartidos que tiene validez inclusive ante una situación económica grave, apuntó Robinson.

La creación de planes de acción participativos surgió de la Conferencia Mundial de Derechos Humanos, realizada en 1993 en Viena. La iniciativa fue concebida como una fórmula para otorgar mayor poder y participación a la sociedad civil en sus relaciones con los gobiernos.

Brasil ya ha adoptado un plan nacional de acción para los derechos humanos y México se ha comprometido a reemplazar un antiguo programa por un plan de participación.

Robinson se propone fomentar esa idea para todos los países de la región de manera de involucrar a todas las áreas de los gobiernos, ejecutivas, legislativas y judiciales, además de los contralores ciudadanos, a las comisiones nacionales de derechos humanos y a una amplia gama de la sociedad civil.

La idea de los planes nacionales tiende a reforzar la democracia, porque aporta nuevos recursos para que la sociedad civil se involucre en discusiones con los gobiernos, explicó Robinson.

Las organizaciones de la sociedad civil deben controlar que los gobiernos cumplan los compromisos contraidos al ratificar tratados internacionales de derechos humanos, como el Pacto de Derechos Civiles y Políticos o el Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, entre otros.

Esas son áreas muy estrictas donde la sociedad civil, respaldada por los planes de acción participativa, obtiene instrumentos para reforzar el ideal de la representación democrática y para asegurar la transparencia responsable de los gobiernos, definió la funcionaria.

Robinson asistirá el 1 de julio en México a la inauguración del seminario de expertos de América Latina y el Caribe, que examinará la aplicación del programa de acción aprobado el año pasado en Durban, Sudáfrica, durante la Conferencia Mundial contra el Racismo.

La conferencia de Durban tuvo resultados ”totalmente positivos” para América Latina y el Caribe, evaluó la funcionaria. El proceso previo y luego la conferencia ayudaron a los estados a afrontar los temas del racismo, la discriminación y la xenofobia.

Un país como Brasil, refirió Robinson, encaró el problema de la discriminación contra los negros como nunca lo había hecho antes. Lo mismo ocurrió en Chile y en otros países de la región, sostuvo.

La gira de Robinson por América Latina proseguirá en Perú, donde el 3 de julio asistirá a la apertura de un taller regional denominado Derechos Humanos, Desarrollo y la Comunidad de Naciones Andinas. (FIN/IPS/pc/dm/hd ip/02

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