ALIMENTACION: Una declaración insatisfactoria

La declaración que los países miembros de la FAO acordaron adoptar en la actual Cumbre de la Alimentación tuvo un nacimiento demorado y difícil y no satisface a la mayoría de los delegados.

”En varios momentos llegamos al punto de ruptura”, admitió el irlandés Aidan O'Driscoll, presidente del grupo que redactó el documento, en declaraciones a IPS.

La declaración sólo salió a la luz luego de 80 horas de negociaciones en la víspera de la jornada inaugural de la cumbre, que empezó el lunes en la sede de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), en Roma.

El Sur en desarrollo presionaba para obtener un documento más favorable a las naciones que padecen hambre, mientras la delegación de Estados Unidos opinaba que se había llegado demasiado lejos.

El acuerdo, despojado de cualquier nuevo objetivo o compromiso, finalmente fue salvado por el mediador irlandés, que exhortó a los delegados a ”tomarlo o dejarlo”.

Los gobiernos ni siquiera podían acordar un título al principio. Estados Unidos se opuso al título de ”Alianza Internacional contra el Hambre” por temor a que diera lugar a nuevas estructuras o exigencias de fondos, pero finalmente los países en desarrollo lograron plasmarlo en el papel.

Luego, los delegados casi abandonaron la idea de buscar un acuerdo sobre ”el derecho a la alimentación”. Estados Unidos temía que una declaración formal de ese derecho pusiera a los gobiernos en riesgo de demandas judiciales por parte de personas que padecen hambre.

Sin embargo, la declaración propuesta no se diferencia de la formulada en la anterior Cumbre de la Alimentación, celebrada en Roma en 1996, que proclamaba ”el derecho de todos al acceso a alimentos seguros y nutritivos”.

La FAO arguyó que esa declaración no exige a los Estados que alimenten a la población, sino que apenas establece apenas su deber de ”respetar y proteger el derecho de los individuos a alimentarse”.

Finalmente, los delegados acordaron desarrollar en un plazo de dos años ”pautas voluntarias para respaldar los esfuerzos de los estados miembros para la realización progresiva del derecho a una alimentación adecuada”.

En la noche del domingo, Canadá hizo un último intento por eliminar la referencia a ese derecho, con el argumento de que ya está incluido en los derechos humanos, pero luego retiró su propuesta debido a la férrea oposición.

El derecho a la alimentación está ahora ”mucho mejor definido”, opinó Mary Robinson, la saliente Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en un informe presentado a la cumbre.

”Desafortunadamente, sin embargo, las medidas adoptadas a nivel nacional e internacional para su implementación son insuficientes, y el derecho a los alimentos está entonces muy lejos de realizarse”, lamentó.

El documento aprobado el domingo dista de satisfacer a la mayoría de los negociadores.

”Estados Unidos presentará reservas”, anunció la jefa de los delegados estadounidenses, Mary Chambliss, sin brindar más detalles.

No se sabe cuántas delegaciones más presentarán reservas, pero en las negociaciones, Estados Unidos contó principalmente con el respaldo de Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

Mientras, la Unión Europea, presidida por España, adoptó una postura solidaria hacia los problemas de desarrollo. España e Italia, el país anfitrión, son los únicos países industrializados representados por jefes de gobierno en la conferencia de Roma.

La organización ambientalista Greenpeace International criticó la declaración acordada por considerar que revela muy poco de la voluntad política necesaria para combatir el hambre y alcanzar el objetivo fijado en la conferencia de 1996, de reducir la cantidad de desnutridos a la mitad para el año 2015.

”La propuesta de declaración final es claramente un paso atrás respecto del acuerdo de 1996”, opinó Emiliano Ezcurra, de Grenpeace/Argentina, y agregó que los delegados cedieron a la presión de Estados Unidos.

”Si la liberación del hambre es la primera libertad humana, como declaró el presidente italiano en la sesión inaugural, entonces los delegados deberían prestar oídos a los hambrientos, y no a los dictadores de la industria de la alimentación”, declaró Miges Baumann, de Greenpeace International, en Roma. (FIN/IPS/tra- en/ht/ss/mlm/dv/02

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