La aceptación popular del presidente venezolano Hugo Chávez aumentó tras la tentativa de derrocarlo, pero el tránsito hacia la estabilidad política no será fácil, señala una investigación privada divulgada este miércoles.
Una encuesta realizada en todo el país por Datanálisis otorga a Chávez la adhesión de 44 por ciento de los consultados, 10 puntos porcentuales más que antes de la crisis institucional de abril, señaló el director de la firma, Luis Vicente León, ante empresarios y corresponsales extranjeros.
El crecimiento de la popularidad de Chávez se registró luego de que retornara al gobierno el 14 de abril, dos días después de que fuera derrocado por un movimiento de empresarios y militares y permaneciera detenido en una unidad castrense.
La turbulencia política creció en el marco de una paralización de actividades de gerentes de Petróleos de Venezuela SA, motor de la economía del país, y de una huelga general organizada por empresarios y la Confederación de Trabajadores de Venezuela, la principal central sindical.
León comentó que las Fuerzas Armadas fueron determinante en el desenlace favorable a Chávez de la crisis de abril, pero precisó que esos hechos evidenciaron fisuras entre los militares, que habían sido el sostén más importante del gobierno iniciado en febrero de 1999.
Datanálisis precisó que el mandatario había perdido 20 por ciento de aceptación popular en el segundo semestre del año pasado, respecto del primer tramo del año, llegando a fines de febrero a obtener el apoyo de 34 por ciento de los encuestados.
Sin embargo, León indicó que el repunte actual de la popularidad de Chávez está concentrado en los sectores más pobres de la sociedad venezolana. Tres de cada cuatro consultados de clase media y alta rechaza abiertamente al presidente, afirmó.
Los analistas políticos coinciden que mejorar la imagen entre la clase media profesional es uno de los principales retos de Chávez.
También tiene la necesidad de construir una base política amplia, que vaya más allá de su Movimiento V República (MVR), creado en 1998.
León opinó que el fortalecimiento de los llamados Círculos Bolivarianos, la organización de simpatizantes del presidente en los barrios, será la garantía política para Chávez, que antes confiaba plenamente en el apoyo castrense.
Los militares comenzaron a incidir en la política venezolana en buena medida debido a que Chávez procede de sus filas. El mandatario es un teniente coronel retirado, que hace una década encabezó un frustrado alzamiento contra el entonces presidente Carlos Andrés Pérez.
Además, Chávez ubicó el año pasado a militares activos o retirados en posiciones claves de su gobierno, desplazando a civiles.
Pero los estudios de opinión dirigidos por León revelaron también que los partidos políticos ocupan el último lugar en credibilidad de los encuestados.
Ese descrédito de los partidos, del cual tampoco escapa el gobernante MVR, tiene como contrapeso la aparición con fuerza de organizaciones de la sociedad civil, algunas de las cuales juegan un papel claramente opositor.
La sociedad venezolana se encuentra prácticamente dividida en torno a la figura de Chávez, sin que aparezca en el firmamento político ninguna figura alternativa, añade la investigación.
En ese marco, 48 por ciento de los consultados señaló que Chávez es capaz de resolver la crisis política que afronta el país, pero un mismo porcentaje opina lo contrario.
León detalló también que 84 por ciento de los hombres de negocio preguntados al respecto manifestó desconfianza sobre los planes económicos del gobierno.
A juicio del director de Datanálisis, Chávez está obligado a negociar con distintos sectores de la sociedad para lograr un nivel básico de gobernabilidad, incluso a costa de contradecir posturas anteriores al frustrado golpe de Estado.
El experto señaló, por ejemplo, que el presidente tiene la necesidad de dialogar con la dirección de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), a cuyo presidente, Carlos Ortega, el gobierno se ha negado a reconocer.
Ortega, ligado al opositor partido Acción Democrática, aparece como el segundo vocero en importancia de la alianza opositora de empresarios, sindicalistas, políticos y otros, detrás del alcalde capitalino Alfredo Peña, otrora aliado del mandatario.
La Asamblea Nacional (parlamento) es otro escenario para negociar en busca de la estabilidad.
Los partidos que respaldan a Chávez tenían hasta fines del año pasado una mayoría calificada en el parlamento, lo cual permitió aprobar poderes especiales al presidente y nombrar a los otros poderes públicos.
Después de una serie de pugnas, enfrentamientos públicos y distanciamientos, el chavismo sigue con mayoría, pero con escasos votos más que la dispersa oposición.
Tendremos debates en un parlamento más plural, que obligará a negociaciones políticas novedosas para los partidarios de Chávez en el legislativo, apuntó el experto.
Una de las tareas inmediatas a resolver es la exigencia de organizaciones humanitarias de que se aprueben sus requisitos para integrar la llamada Comisión de la Verdad, ya creada por ley, pero sin que aún se haya podido nominar a sus miembros.
Ese grupo de trabajo, que deberá estar conformado por personalidades de distintas áreas, tendrá la misión de investigar los trágicos hechos ocurridos entre el 11 y el 14 de abril.
El parlamento también deberá designar un nuevo Consejo Nacional Electoral, para que finalmente se pronuncie sobre la validez de las elecciones sindicales que llevaron a Ortega a la presidencia de la CTV.
El vicepresidente José Vicente Rangel, principal operador político del gobierno, aseveró este miércoles que la única alternativa en Venezuela es dialogar, porque el resto es la guerra civil, debido a la polarización actual. (FIN/IPS/ac/dm/ip/02