Uno de cada seis niños y niñas trabaja pese a los esfuerzos internacionales para solucionar el problema, la mayor parte de ellos en Asia y Africa, afirmó la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Asia-Pacífico alberga a 127 millones de los 246 millones de niños y adolescentes trabajadores de todo el mundo, sostuvo la OIT en un nuevo informe de 58 páginas, titulado Un mundo sin trabajo infantil.
Sin embargo, Africa tiene la mayor proporción de niños trabajadores. Cerca de 29 por ciento de los africanos menores de 15 años trabajan, frente a 19 por ciento en Asia.
El trabajo infantil también persiste en países industrializados, con un porcentaje de tres por ciento entre los niños de 10 a 14 años.
En las economías de transición de Europa oriental, la proporción supera cuatro por ciento, señala el informe publicado el lunes.
En cifras absolutas, Africa subsahariana tiene 48 millones de niños trabajadores, y América Latina y el Caribe, 17,4 millones.
Pese a los crecientes compromisos de los gobiernos y sus socios para combatir el trabajo infantil, éste sigue siendo un problema masivo, lamentó el director general de la OIT, Juan Somavía, en declaraciones a la prensa el lunes.
Sin embargo, estamos pasando de la negación a la conciencia del problema, observó.
El Programa Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil, una alianza de más de 90 países donantes y receptores, identificó ocho países asiáticos donde el trabajo y el tráfico de niños es más grave: Bangladesh, Camboya, China, Nepal, Pakistán, Sri Lanka, Tailandia y Vietnam.
Sólo en Tailandia, el tráfico de niños genera ingresos anuales equivalentes a 50 a 60 por ciento del presupuesto estatal anual. Como negocio, es más rentable que el narcotráfico.
Las peores formas de trabajo infantil incluyen el empleo en minas, canteras, fábricas, producción de fuegos artificiales y trabajo doméstico.
El trabajo infantil también es importante en la agricultura comercial, en especial en el cultivo de cacao, café, algodón, caucho, sisal, té y otros productos básicos, señala el informe.
En Brasil, Kenia y México, los menores de 15 años constituyen entre 25 y 30 por ciento de la fuerza total de trabajo en la producción de varios productos básicos.
Somavía destacó que la situación ideal es los padres en el trabajo y los niños en la escuela.
Pero si los padres no tienen empleo, inevitablemente habrá una enorme presión para que los niños trabajen, dijo.
De los 246 millones de niños y adolescentes de cinco a 17 años que trabajan, se estima que 171 millones lo hacen en condiciones peligrosas. Esas condiciones incluyen tráfico, trabajo forzado o por deudas, conflictos armados, prostitución, pornografía y otras actividades ilícitas.
Los varones superan en cantidad a las niñas en los trabajos peligrosos, en todos los grupos de edad. La proporción de varones que realizan tareas riesgosas es de 50 por ciento, mientras en las niñas apenas supera 40 por ciento.
El trabajo infantil es a la vez causa y consecuencia de la pobreza, subraya el estudio.
La existencia del trabajo infantil perpetúa la pobreza del hogar a través de las generaciones y enlentece el crecimiento económico y el desarrollo social.
Sin embargo, la pobreza está lejos de ser el único factor en el trabajo infantil.
Otras causas son la inestabilidad económica y política, la discriminación, la migración, la explotación criminal, prácticas culturales tradicionales, falta de empleo para los adultos, protección social inadecuada, falta de escuelas y consumismo.
La OIT impulsará zonas libres de trabajo infantil, anunció Somavía.
El mundo tiene cada vez más conciencia sobre el trabajo infantil y exige acciones para detenerlo, concluyó. (FIN/IPS/tra-en/td/aa/mlm/lb-hd/02