El gobierno de Tailandia teme que inversores extranjeros dirijan sus capitales a China tras el ingreso de Beijing a la Organización Mundial del Comercio en enero, y los trabajadores del país prevén que la competencia china reducirá sus salarios.
Los sindicatos tienen firmes indicios de que sus empleadores buscarán ganar competitividad mediante recortes salariales, para afrontar el creciente poder económico chino, en un contexto internacional de recesión que lleva a países vecinos a implementar medidas para revertir la caída de sus exportaciones.
Las firmas exportadoras de Tailandia, cuya fuerza de trabajo es en su mayoría femenina, se negaron hace poco a aumentar sus salarios de 3,80 a 4,13 dólares por día.
No están dispuestos a escuchar. China es su excusa, dijo el presidente de la Alianza Democrática de Sindicatos, Somyot Trukasakasemsuk.
El salario mínimo mensual en el país es 91 dólares por mes, y en China es 55 dólares.
Las compañías tailandesas negocian en la actualidad con el Ministerio de Trabajo para que se les permita sustituir el pago de jornales por el de una remuneración por hora de labor, sin garantizar un número mínimo diario de horas de trabajo, destacó Junya Yimprasert, fundadora de la Campaña Sindical Tailandesa.
Unos tres millones de mujeres que trabajan en la producción de vestimenta, juguetes y aparatos electrónicos para la exportación serían las más afectadas, señaló la activista.
Los empleadores aprovechan la competencia de China para exigir trabajo barato e informal. Más trabajadoras terminarán sin protección, y los patrones no estarán obligados a otorgar beneficios sociales ni a respetar derechos laborales, pronosticó.
En la actualidad, los derechos de las trabajadoras del sector manufacturero incluyen 90 días de licencia maternal, licencia por enfermedad y compensación por despido.
Los temores de Bangkok se fundan en numerosos pronósticos sobre el impacto económico adverso que sufrirán Tailandia, Indonesia, Malasia y otros países del sudeste asiático debido al ingreso de China a la OMC.
Las nuevas oportunidades comerciales de China estarán sobre todo en sectores que hacen uso intensivo de mano de obra, para lograr productos terminados o en partes del proceso de producción de tecnología avanzada, indicó la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por sus siglas en inglés), en un informe divulgado el luunes.
En esas actividades, la competencia entre los países en desarrollo tenderá a aumentar, y los bajos salarios han sido un factor importante en el impresionante desempeño exportador de China, señaló.
La industria china de la vestimenta, por ejemplo, cuenta con más de 6.000 compañías y registró en 1999 ventas por más de 22.100 millones de dólares, con ganancias de 746 millones de dólares.
En las llamadas zonas económicas especiales de China, donde se concentra la inversión extranjera, hay unos 24 millones de trabajadores en plantas de ensamblaje, según un estudio de la organización internacional para el desarrollo Oxfam.
La UNCTAD estima que el ingreso de China a la OMC determinará que aumenten las exportaciones de ese país, al facilitar la ya creciente inversión extranjera directa, que fue 40.000 millones de dólares en el periodo 1996-2000 y llegó a 47.000 millones en 2001.
En contraste, los 10 integrantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático, Birmania, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam, sólo sumaron el año pasado 8.000 millones de dólares de inversión extranjera directa.
Beijing ha prometido dirigir su propia y considerable capacidad de inversión, facilitada por el ingreso a la OMC, hacia sus vecinos del Sudeste Asiático, y aumentar su intercambio comercial con ellos, pero la UNCTAD previó que de todos modos el balance será negativo para naciones como Tailandia.
El constante crecimiento de China en el comercio internacional podría plantear un problema para países cuya producción manufacturera tiene por base el uso intensivo de mano de obra, dijo el secretario general de la UNCTAD, Rubens Ricupero, durante el lanzamiento del estudio en Bangkok.
Las preocupaciones de los sindicalistas tailandeses son legítimas, y la coordinación regional ayudará a evitar tensiones, sostuvo el principal autor de ese informe, Yilmaz Akyuz.
Sin embargo, los logros de esos trabajadores pueden ser pocos, dado que la sindicalización en Tailandia es baja en relación con la de países vecinos, señaló Raghwan Raghwan, experto de la oficina de Asia Oriental de la Organización Internacional del Trabajo.
Sólo de uno a dos por ciento de los trabajadores del sector privado tailandés están afiliados a sindicatos, mientras la sindicalización de ese sector en Malasia es 12 por ciento, y en Singapur 25 por ciento, explicó.
El aumento de las libertades políticas en el país durante la segunda mitad de los años 90 no se acompañó de mayor interés por la actividad sindical, y casi no hubo incremento en términos reales de la sindicalización, destacó.
Activistas como Junya no se desalientan ante esos datos. Queremos expresar la preocupación de las mujeres ante la actual incertidumbre económica, dijo a IPS la sindicalista. (FIN/IPS/tra- eng/mmm/ss/lp-mp/lb if/02