SALUD: Países pobres excluidos de red contra bioterrorismo

Los países en desarrollo protestaron en la Organización Mundial de la Salud (OMS) por su exclusión de un grupo de naciones, la mayoría del Norte industrial, que prepara una respuesta mundial contra el bioterrorismo.

El representante de Tanzania G. L. Upunda consideró importante que las naciones en desarrollo participen desde el comienzo en el Grupo de Acción sobre Seguridad Global en Salud, integrado por los miembros del Grupo de los Siete (G-7) países más industrializados, a los que se unió México.

El médico Upunda sostuvo que el riesgo de bioterrorismo no es únicamente un problema de los países industriales, sino que también existe en el mundo en desarrollo.

Si se actúa sin cuidado, Africa, por ejemplo, podría ser un reservorio muy amplio de organismos vivos capaces de ser utilizados en operaciones de bioterrorismo, advirtió.

La OMS propicia actividades de preparación de los sistemas nacionales de salud para responder a las armas biológicas y químicas.

Al mismo tiempo, la organización mantiene contactos con expertos vinculados a la Convención sobre la Prohibición de Armas Biológicas y también con el Grupo de Acción sobre Seguridad Global en Salud

Este grupo, que fue cuestionado por Upunda en una reunión de la Asamblea Mundial de la Salud, que sesiona esta semana en Ginebra, surgió en noviembre, como consecuencia de los atentados del 11 de septiembre contra Nueva York y Washington.

Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón, los países del G-7, y México, se unieron en ”una respuesta espontánea”, justificó la ministra de Salud canadiense, Anne McLellan.

El ministro de Salud de México, Julio Frenck, alegó que su país pertenece a las naciones en desarrollo y aseguró que el Grupo de Acción se ha comprometido a compartir su experiencia con los demás miembros de la OMS.

En nombre del Grupo de los 77, que reúne en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a los países en desarrollo, el ministro de Salud de Ghana, K. Afriye, pidió a las naciones industrializadas que otorguen asistencia al Sur.

Los países en desarrollo necesitan información técnica y orientación para poder responder a los actos de terrorismo biológico, explicó Afriye.

Afriye lamentó el atraso en el desarrollo de planes coordinados, internacionales y nacionales, de preparación, alerta, vigilancia y respuesta ante eventuales atentados bioterroristas.

En el pasado, la cuestión de la transferencia a las naciones en desarrollo de tecnología contra el bioterrorismo se frustró por la renuencia de los países industriales a compartir esos conocimientos.

Un acuerdo para la aprobación de un protocolo destinado a vigilar el cumplimiento de la Convención sobre Armas Biológicas fue bloqueado por Estados Unidos en julio.

Sin embargo, la ministra canadiense McLellan aseveró que el G-7 más México considera ahora la colaboración internacional como ”algo muy importante para garantizar la seguridad de salud” en todos los pueblos del mundo.

Pero uno de los primeros pasos de la comisión, la creación de una red virtual de seguridad en salud a través de Internet para facilitar el uso de información sobre las mejores prácticas ante las amenazas de terrorismo biológico, químico y radionuclear, será de uso exclusivo para los miembros del grupo.

El ministro mexicano Frenck dijo que por el momento ese sitio web es de acceso restringido.

Las cinco muertes ocasionadas el año pasado por el envío por correo en Estados Unidos de esporas de Bacillus anthracis, bacteria causante de la enfermedad ántrax o carbunco, demostró la viabilidad de los ataques bioterroristas, dijo el director de la sección de enfermedades transmisibles de la OMS, David Heymann.

Ese riesgo también quedó en evidencia en 1995, con el ataque cometido con gas sarín en el tren subterráneo de Japón, que dejó 12 muertos, agregó Heymann.

El experto precisó que la OMS ha identificado 11 agentes biológicos peligrosos, entre bacterias, hongos y virus, que pueden ser usados con fines terroristas y causar enfermedades naturales en los humanos.

La primera respuesta de la OMS ante el uso deliberado de agentes biológicos se concentró en su área específica de salud pública.

La intervención de la agencia sanitaria resultó muy costosa, describió Heymann, pues debió distraer recursos dedicados a otros programas de enfermedades infecciosas.

Cuarenta y cinco por ciento de las muertes en los países en desarrollo se deben a seis enfermedades infecciosas: pulmonía, sida, diarreas, tuberculosis, malaria y sarampión, indicó el funcionario. (FIN/IPS/pc/mj/he ip/02

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