RUSIA-EEUU: Algunas nubes en cielo despejado

La cumbre de este mes entre los presidentes de Estados Unidos y Rusia establecerá una nueva distensión en las relaciones bilaterales, aunque no pondrá fin a todas las discrepancias por los arsenales nucleares.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, anunció que durante su visita a Moscú del 23 a 26 de este mes firmará un tratado con su par ruso Vladimir Putin para reducir en dos tercios la cantidad de misiles nucleares de largo alcance de ambos países y ”liquidar el legado de la guerra fría”.

Putin destacó su aprobación al nuevo acuerdo, que sustituirá al tratado START II,y disminuirá las ojivas nucleares desplegadas de las 5.000 a 6.000 que hay en la actualidad a 1.700-2.200 en 2012.

El START II (Segundo Tratado para Reducción de Armas Estratégicas) firmado en 1993, también preveía una reducción de dos tercios en los arsenales nucleares, pero nunca se aplicó y será anulado el 14 de junio.

Las diferencias por el Tratado sobre Misiles Antibalísticos (ABM) de 1972 son un asunto aparte y serán consignadas en un documento separado durante la cumbre de Moscú.

Estados Unidos renunció a ese tratado en diciembre, cuando Bush lo llamó ”una reliquia de la guerra fría” y anunció planes para construir un escudo contra ataques de misiles balísticos, el sistema nacional de defensa con misiles, una posibilidad expresamente prohibida por el ABM.

Rusia rechazó esta postura de Washington desde el principio, pese a lo cual ha dado algunos pasos conciliatorios, como el cierre de una estación de radares espías en Lourdes, Cuba, y de una base naval en la bahía de Cam Ranh, Vietnam.

Esas medidas no sólo entibiaron el clima con Estados Unidos, sino que le ahorraron a Moscú gastos militares.

En respuesta, Washington bajó notablemente el tono de sus críticas al uso de la fuerza por parte de Moscú en la república separatista de Chechenia.

Sin embargo, esto no impidió a Rusia reforzar su oposición al sistema de defensa con misiles de Bush, atrayendo a China. El rechazo de ambas potencias a los planes estadounidenses es la clave del acuerdo de ”asociación estratégica”, que firmaron en junio de 2001 Putin y su par de China, Jiang Zemin.

En esa oportunidad ambos mandatarios se aferraron al ABM, al que consideraron ”el fundamento de la estabilidad estratégica” y advirtieron que el sistema impulsado por Bush puede encender una nueva carrera armamentística.

Los líderes se manifestaron a favor de un ”mundo multipolar”, señal de la preocupación que les provocaba el predominio estadounidense.

Pero el Kremlin parece haber entendido en los últimos meses que la construcción de un mundo multipolar no funcionó, y que el respaldo chino al ABM hizo poco para mantener a Rusia como potencia mundial.

Los recelos sobre esta nueva política de Putin son internos, y proceden en particular del ámbito militar.

Varios jefes militares se oponen a que Putin acuerde con Estados Unidos la reducción del arsenal nuclear nacional y el cierre de bases militares, pues son los últimos símbolos de su influencia internacional, arguyen.

El presidente ha recibido varias cartas escritas por generales retirados que lo acusan de comprometer la seguridad del país.

El Kremlin también es criticado por ”perder” Asia central a manos de Occidente, en referencia a la creciente influencia que Washington obtuvo en las repúblicas ex soviéticas a raíz de la guerra en Afganistán.

Cuando la prensa de Estados Unidos divulgó la Revisión de la Postura Nuclear, documento elaborado por el Departamento (ministerio) de Defensa de Estados Unidos que incluye a Rusia como blanco potencial de ataques, el disgusto y la ira se apoderaron de varios analistas y columnistas de la prensa rusa.

También existe desconfianza en materia de ensayos nucleares. Ya conocida la decisión del Kremlin de negociar la reducción de arsenales, el canciller Igor Ivanov negó el domingo que su país esté preparándose para reanudar los ensayos en el archipiélago de Novaya Zemlya, en el mar Artico.

Este mes el gobierno introdujo nuevos requerimientos para el ingreso de ciudadanos estadounidenses, en respuesta a una decisión estadounidense que impuso en enero extensos formularios de solicitud de visas a los viajeros rusos.

Ahora los estadounidenses que quieran ingresar al país deben completar formularios adicionales detallando los países que visitaron en los últimos diez años y si han participado en conflictos armados.

Casi 54 por ciento de los consultados en una encuesta de opinión publicada en Moscú el miércoles creen que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) tiene ”intenciones agresivas”, aunque 64 por ciento sostuvo que aun así, Rusia debe cooperar con la OTAN.

El Kremlin parece haber elegido aliarse con Occidente, aunque continúe la polémica sobre la sabiduría de esa decisión. (FIN/IPS/tra-eng/sb/ss/dcl/ip/02

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