RELIGION-MEXICO: Resurgen dudas sobre visita del Papa

La organización de la nueva visita del papa Juan Pablo II a México, prevista para julio, se mantiene inalterable, pese a sugerencias desde el Vaticano de una posible cancelación, señaló este lunes el arzobispado local.

Las dudas sobre la próxima presencia del Papa en territorio mexicanos volvieron tras declaraciones del domingo del portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro Valls, quien confirmó el viaje del jefe de la Iglesia Católica a la ciudad canadiense de Toronto, pero puso en duda la extensión de la gira México y Guatemala.

Juan Pablo II asistirá en Canadá a la reunión internacional de jóvenes católicos, que se desarrollará del 18 al 28 de julio.

Las expresiones de Navarro Valls encendieron luces de alarma entre los devotos mexicanos del indígena Juan Diego —testigo de las apariciones de la Virgen María en 1531, según la versión tradicional— y cuya canonización es la razón del quinto viaje papal a este país, el segundo con mayor cantidad de católicos.

Sin embargo, las autoridades eclesiásticas mexicana aseguraron que la presencia del Papa en la capital de México del 30 de julio al 1 de agosto es esperada de acuerdo con los planes originales.

”La organización del viaje de Juan Pablo II sigue sin cambios y la visita está confirmada, hasta el momento”, dijo a IPS Ricardo Robles, portavoz del arzobispado local.

Por su parte, el experto en asuntos religiosos Josué Tinoco explicó a IPS que el Papa, pese al evidente debilitamiento de su salud, hará un esfuerzo supremo por realizar esa visita, en concordancia con su voluntad de ”cerrar la última etapa de su misión como mártir”.

”Puede esperarse que la fuerza de voluntad del Papa prevalezca por encima de los impedimentos físicos para acudir a América Latina, una región vital para el asentamiento de la fe católica”, señalo Tinoco, miembro del Departamento de Sociología de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Pero la decisión de la jerarquía católica mexicana de no variar los planes de que el Papa encabece la ceremonia de canonización de Juan Diego es ”prueba también de que le cuesta asumir que la figura de Karol Wojtila es humana”, advirtió.

El arzobispado de México ”olvida la parte humana del Papa, a quien hemos visto lucir toda su fragilidad física en estos días, y sigue sus propios tiempos políticos”, añadió Tinoco.

Para el especialista, las autoridades católicas locales ”anteponen su interés de traer al Papa al país por encima de los estragos a las ya precarias condiciones en que se encuentra”.

Tinoco precisó que los planes iniciales preveían una ceremonia de canonización de Juan Diego ante cinco millones de personas congregadas en el estado de fútbol de México.

Esa ”grandilocuencia” fue cambiada por un acto en la capitalina Basílica de Guadalupe, erigida en el sitio de las apariciones de la virgen María, explicó.

Tras una inspección en el terreno, delegados del Vaticano determinaron por motivos prácticos y técnicos que no existían garantías para la movilización de tanta cantidad de devotos.

El servicio religioso para elevar a Juan Diego a la santidad no requiere de la presencia de Juan Pablo II, ”pero para la jerarquía católica mexicana la ocasión es conveniente para recordar que en el futuro puede haber un Papa latinoamericano”, aseguró el investigador.

En tanto, el también experto en asuntos religisoso Carlos Garma destacó que la determinación de Juan Pablo II de mantenerse en el cargo ”hasta el último aliento, lo impulsa a no variar su tradición de Papa viajero”.

”Otra gran razón para venir a México es la crisis institucional derivada de los casos de pederastia en el seno de la Iglesia Católica estadounidense”, declaró Garma a IPS.

Si su estado de salud no empeora, el Papa mantendrá el itinerario de viajes debido al momento crítico que atraviesa la feligresía católica a causa de las revelaciones de abusos sexuales contra menores de edad perpetrados por curas en Estados Unidos y en otros países, agregó.

Sin embargo, las imágenes de televisión desde Azerbaiyán y Bulgaria, que mostraron al líder de 1.000 millones de católicos con dificultades para levantar la cabeza e imposibilitado de leer sus discursos completos, evidencian que ”no se trata sólo de voluntad” del Papa, agregó.

Así, mientras la salud del Papa propicia las versiones sobre su posible ausencia en la misa de santificación de Juan Diego Cuautlatoatzin, el 31 de julio, algunos medios han especulado que podría encabezar la ceremonia vía satélite desde Canadá o desde el Vaticano.

La canonización de Juan Diego no ha dejado de transitar un intrincado camino desde 1996, cuando el entonces abad de la Basílica de Guadalupe, Guillermo Schulenburg, envió de manera extraoficial un comunicado al Vaticano en el que negó la propia existencia de este indígena.

Una comisión creada en 1998 por la Congregación para la Causa de los Santos determinó finalmente la existencia histórica del futuro santo, según diversos documentos indígenas y españoles.

En caso de concretarse la visita en julio del Papa, sería el quinto viaje a México, desde que llegara por primera vez en enero de 1979.

Juan Pablo II volvió a este país por segunda vez en mayo de 1990, cuando en siete días se trasladó a siete ciudades y beatificó a Juan Diego.

El tercer viaje se concretó en 1993 y sólo duró unas horas para un encuentro con indígenas, y en 1999 entregó el documento ”Ecclesia in America”, durante el Sínodo de las Américas, previo al Jubileo 2000. (FIN/IPS/pf/dm/cr/02

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