El presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, proclamó una victoria abrumadora en el referendo del martes para prolongar su gobierno otros cinco años, pero el debate sobre la legitimidad de la votación dista de estar superado.
El gobierno militar afirmó que la participación electoral fue superior a 70 por ciento, y la Comisión Electoral anunció en la noche del miércoles que 98 por ciento de los votantes aprobaron la extensión del mandato de Musharraf.
Pero la oposición y la independiente Comisión de Derechos Humanos, que consideraron inconstitucional el referendo, aseguraron que el procentaje de participación está inflado y que en realidad, la abstención fue superior a 90 por ciento de los votantes registrados.
Además, acusaron al gobierno de intimidar a los ciudadanos, llenar las urnas con papeletas y permitir la emisión múltiple de votos.
La opositora Alianza para la Restauración de la Democracia, que incluye a los partidos de los ex primeros ministros Benazir Bhutto y Nawaz Sharif y al Partido Islámico, entre otros, convocó para este sábado una reunión de emergencia en Islamabad para planear su próximo paso, anunció Nawabzada Nasrullah Khan, jefe de la alianza.
La alianza había exhortado a la ciudadanía a boicotear el referendo, al que consideró una farsa.
Por otra parte, el general Musharraf declaró que el resultado de la votación revela el apoyo popular a sus planes de reforma constitucional, que incluyen un aumento de poderes para el ejército.
Los opositores temen por los cambios políticos que vendrán ahora que Musharraf logró una apariencia de legitimidad como jefe de Estado.
Luego del referendo, Musharraf tiene más poder para dominar la escena política, incluso para formar una estructura de gobierno cooperativa tras las próximas elecciones parlamentarias y para reformar la Constitución.
Sus cinco años adicionales en el gobierno comenzarán a partir de la fecha en que el nuevo parlamento, que será elegido en octubre según un cronograma para la restauración de la democracia, celebre su primera sesión.
Musharraf pretende crear mediante la reforma constitucional un organismo de decisión llamado Consejo de Seguridad Nacional, que sería integrado por jefes de las fuerzas armadas más el presidente y el primer ministro.
El consejo controlaría el desempeño del gobierno y el parlamento.
Además, el nuevo mandato de Musharraf le proporcionará la influencia necesaria para dominar a los parlamentarios, advirtieron opositores.
Con tanto poder en sus manos y más cuando se aprueben las reformas constitucionales, en lugar de facultades de control y equilibrio el presidente tendrá todo el poder para sí mismo, advirtió este jueves el periódico de lengua inglesa The Dawn.
En tal situación, no habrá garantías para los intereses de la sociedad civil, dado que el Consejo de Seguridad Nacional estará dominado por los militares, agregó.
En otras palabras, el futuro gobierno sólo tendrá una apariencia de civil pero seguirá controlado por las fuerzas armadas, advirtieron críticos.
Musharraf tomó el poder en un incruento golpe de Estado en 1999. La Corte Suprema le dio tres años para implementar reformas, erradicar la corrupción y reinstaurar la democracia, un plazo que vence en octubre.
Pero Musharraf alegó que su trabajo no está finalizado y convocó el referendo para prolongar su gobierno otros cinco años.
Estados Unidos, que ha cortejado a Pakistán como aliado clave en su guerra contra el terrorismo desde los atentados del 11 de septiembre, se abstuvo cuidadosamente de criticar la consulta popular.
Es el pueblo pakistaní el que debe juzgar lo que significa el referendo para el retorno al régimen civil democrático, declaró en Washington Richard Boucher, portavoz del Departamento de Estado.
El presidente Musharraf prometió reinstaurar la democracia en Pakistán y se ha movido en esa dirección. Si sigue ese camino y las elecciones se realizan como está previsto, consideraremos eso como un retorno a la democracia, agregó Boucher. (FIN/IPS/tra-en/ni-js/js/mlm/ip-hd/02
