PAKISTAN: Malestar de aliados ante pruebas con misiles

El gobierno militar de Pakistán, presionado por opositores que piden su renuncia, se enfrenta también al aislamiento diplomático luego de sus últimas pruebas con misiles, mientras aumenta el riesgo de guerra con India.

Con Nueva Delhi determinada a castigar a Islamabad por su supuesto respaldo al ”terrorismo transfronterizo”, la decisión de Pakistán de probar misiles balísticos el fin de semana no cayó bien entre sus aliados en la guerra internacional contra el terrorismo.

La prueba del domingo, calificada de ”exitosa” por Islamabad, involucró el lanzamiento de un cohete tierra a tierra Hatf-3 (Ghaznavi), de corto alcance, y siguió a otra el día anterior con un misil balístico Hatf-V (Ghauri) tierra a tierra de mediano alcance.

Estados Unidos, que al igual que India y otros países fue avisado de los ensayos de misiles, expresó decepción.

El presidente George W. Bush, de visita en Rusia, pidió la detención de los ensayos y exhortó a su par pakistaní Pervez Musharraf a mantener su palabra de reprimir a los militantes islámicos que operan en la zona de Cachemira controlada por India.

Los gobiernos de Francia, Japón, Canadá y Alemania realizaron críticas similares a Islamabad luego de las pruebas.

En cuanto a India, restó importancia a los ensayos y afirmó que estuvieron destinados a impresionar al público pakistaní.

Las pruebas demostraron ”la resolución de Pakistán en su resistencia a India”, pero ”el resultado más probable será el agotamiento de su reserva de misiles”, opinó Bharat Karnad, un analista militar indio.

India y Pakistán, que disponen ahora de armas nucleares, se enfrentaron tres veces en guerra desde 1947, cuando Gran Bretaña dividió el subcontinente según grupos religiosos, antes de abandonarlo. Cachemira es el único estado indio de mayoría musulmana.

Nueva Delhi acusa a Islamabad de ofrecer entrenamiento y armas a la guerrilla separatista cachemira, pero Pakistán afirma que sólo le brinda ”apoyo moral y diplomático”.

La actual acumulación de armas y soldados en la frontera comenzó luego del atentado suicida del 13 de diciembre contra el parlamento indio, que dejó 14 muertos y Nueva Delhi atribuyó a grupos terroristas respaldados por Pakistán.

Además, India acusó a su vecino y rival de haber organizado otro ataque suicida el 14 de este mes contra una base militar en Cachemira.

Varios observadores políticos opinaron que el régimen militar pakistaní está entre la espada y la pared, porque sus expectativas de apoyo de la comunidad internacional en la cuestión de Cachemira a cambio de su cooperación contra el terrorismo nunca se cumplieron.

Pakistán se convirtió en un importante aliado estratégico de Estados Unidos en la ”guerra contra el terrorismo” lanzada por el presidente Bush luego de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.

Sin embargo, ”la coalición (antiterrorista) está del lado de India en esta tensa situación”, lamentó un miembro del gubernamental Instituto de Estudios Estratégicos de Islamabad.

Varios periódicos pakistaníes aprobaron el domingo las pruebas de misiles, a las que consideraron oportunas para demostrar el poder militar nacional, pero expresaron preocupación por el aislamiento internacional que enfrentará Islamabad en consecuencia.

”Los aliados occidentales en los que el gobierno militar ha buscado apoyo moral y político presionan más a Islamabad que a Nueva Delhi, que desplegó primero sus fuerzas sobre la frontera”, comentó el diario de lengua inglesa The Nation en una nota editorial.

De hecho, muchos aliados de Pakistán en la guerra contra el terrorismo cuestionan la credibilidad de las afirmaciones del régimen militar sobre sus supuestas medidas para erradicar el extremismo islámico.

Fue en este contexto que Japón solicitó a Pakistán que detuviera las infiltraciones en la parte india de Cachemira.

El comisario de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Chris Patten, realizó una solicitud similar este mes en el marco de esfuerzos internacionales concertados para impedir que la actual escalada militar a lo largo de los 1.800 kilómetros de frontera indo-pakistaní se transforme en guerra. (FIN/IPS/tra- en/mr/mlm/ip/02

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