INDIA-PAKISTAN: Más inseguridad a cuatro años de pruebas atómicas

India y Pakistán se encuentran una vez más al borde de la guerra cuatro años después de sorprender al mundo con sus pruebas de armas nucleares, que detonaron con la promesa de una mayor seguridad regional.

Las probabilidades de una guerra subcontinental son en este momento ”las más altas desde 1971”, afirmó George Tenet, director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos.

Mientras más de un millón de soldados permanecen desplegados en la frontera indopaquistaní por quinto mes consecutivo, Nueva Delhi acusa a Islamabad de haber organizado un atentado suicida contra una base militar el 14 de este mes en Cachemira, que causó la muerte a 30 personas.

Líderes indios prometieron una respuesta ”apropiada”, y el ministro de privatizaciones, Arun Shourie, llegó a promover acciones terroristas de represalia contra civiles paquistaníes.

Mientras, el primer ministro indio Atal Bihari Vajpayee habló de una ”contramedida” o ”represalia”, y su Partido Bharatiya Janata, de tendencia nacionalista hindú, declaró que ”la guerra no está descartada”.

Nueva Delhi tiene ahora dos opciones: duras medidas diplomáticas contra Islamabad, o ataques ”limitados” a través de la frontera.

El gobierno indio solicitó el fin de semana al alto comisionado paquistaní que abandonara Nueva Delhi.

Otras opciones diplomáticas podrían ser la suspensión o anulación del Tratado de Aguas del Indus, de 1964, por el cual ambos vecinos comparten las aguas de seis ríos en la cuenca del Indus.

En India hay un fuerte grupo de presión partidario de una acción militar que incluiría ataques de artillería, ofensivas aéreas ”limitadas” y operaciones de comando para destruir rutas cercanas a la Línea de Control, que divide a la región de Cachemira entre ambos países.

Cualquiera de esas acciones provocaría una fuerte respuesta de Pakistán, dañaría todavía más las relaciones bilaterales y complicaría las operaciones militares de Estados Unidos contra los grupos fundamentalistas islámicos Al Qaeda y Talibán, concentradas en suelo pakistaní.

Tras un ataque suicida contra el parlamento indio el pasado 13 de diciembre, que Nueva Delhi atribuyó a grupos terroristas ligados con Pakistán, el gobierno de India retiró a su embajador de Islamabad y movilizó a 700.000 soldados hacia la frontera.

La actual acumulación de fuerzas en el límite indopakistaní constituye la mayor movilización de soldados en cualquier parte desde la segunda guerra mundial, con el agregado del riesgo de escalar hasta una conflagración nuclear.

Aun un ataque ”limitado” podría escalar, opinó el teniente general V.R. Raghavan, un experto indio en estrategia militar.

Eso se debe a que no existe una política de disuasión nuclear estable ni transparencia sobre las doctrinas nucleares de ambos países.

India no formuló su doctrina de manera oficial, aunque declaró que no sería la primera parte en utilizar sus armas atómicas.

Pakistán, en cambio, expresó que podría defenderse con armas nucleares en caso de recibir un ataque convencional.

Hace cinco semanas, el presidente pakistaní Pervez Musharraf agregó un nuevo elemento de ambigüedad al declarar que utilizaría armas atómicas en caso de guerra ”si la presión sobre Pakistán se vuelve demasiado grande”.

Ambos países poseen suficiente material físil para 25 bombas u ojivas nucleares en el caso de Pakistán y para 100 en el caso de India.

Cada una de esas bombas u ojivas puede matar hasta 800.000 civiles de una vez en una gran ciudad.

Los dos países están creando estructuras de comando nuclear y desarrollando nuevos misiles.

India y Pakistán ya se enfrentaron tres veces en guerra y protagonizan constantes escaramuzas en su frontera común desde 1947, cuando Gran Bretaña dividió el subcontinente según líneas religiosas antes de abandonarlo.

Pakistán nunca aceptó la decisión del gobernador hindú de Cachemira de ese entonces de incorporar parte de la región a India, e insiste en que Nueva Delhi debe cumplir una resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que exige un referendo de autodeterminación en esa región.

Jammu y Cachemira es el único estado indio de mayoría musulmana. Grupos separatistas armados, presuntamente respaldados por Islamabad, luchan desde 1989 por la autodeterminación de la parte india de Cachemira, en un conflicto que ya causó entre 30.000 y 60.000 muertes, según distintas fuentes.

India, por su parte, considera a Cachemira parte integrante del país, no sujeta a ninguna negociación internacional. (FIN/IPS/tra- en/pb/js/mlm/ip/02

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