La violencia religiosa ya dejó al menos 900 muertos en el noroccidental estado indio de Gujarat y sigue en aumento, pero el gobierno niega que la situación sea grave y considera interferencia las críticas recibidas del extranjero.
El gobierno estadual del hinduista Bharatiya Janata Party (BJP), al que también pertenece el primer ministro Atal Behari Vajpayee, está acusado de tolerar e incluso alentar los ataques contra la minoría islámica y sus propiedades.
La violencia estalló el 27 de febrero, cuando una turba de musulmanes prendió fuego a un tren que transportaba a cientos de activistas hindúes cerca de la estación de Godhra, causando la muerte a 59 de ellos.
Desde entonces, los ataques intercomunales dejaron 900 muertos según el gobierno, y una cantidad qu organizaciones no gubernamentales (ONG) aumentan a 2.000. Así mismo, más de 100.000 personas, en su mayoría musulmanas, debieron establecerse en campamentos de refugiados.
La gravedad y persistencia de la carnicería causó preocupación en todo el mundo, en especial por los informes probados sobre el patrocinio directo de las represalias por el gobierno estadual.
Vajpayee recibió fuertes presiones para destituir al ministro jefe de Gujarat, Narendra Mudi, quien justificó los ataques contra musulmanes como una reacción natural ante el atentado contra el tren.
Sin embargo, el primer ministro se negó a destituirlo y además acusó a las misiones extranjeras que criticaron su actitud de interferir en los asuntos internos de India.
Nueva Delhi advirtió en reiteradas ocasiones a los diplomáticos extranjeros que no se valieran de medios de comunicación indios para expresar sus opiniones y objetó manifestaciones de preocupación de dignatarios visitantes de Canadá, Dinamarca y Finlandia.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de India negó que la situación en Gujarat sea grave, que el gobierno estadual haya incumplido su deber de proteger de manera imparcial la vida de los ciudadanos, y que los disturbios exijan medidas correctivas excepcionales.
En esta estrategia de negación, el Ministerio desmintió que la Unión Europea (UE) haya presentado una iniciativa diplomática sobre Gujarat el 23 de abril, y afirmó en cambio que se trató de una consulta mutua realizada en forma verbal.
Sin embargo, el Ministerio no convenció a nadie, y la UE lanzó una segunda gestión en base a un informe preparado por las embajadas de sus estados miembros en India, según el diario The Financial Times.
El informe sostiene que la violencia en Gujarat no fue espontánea, sino una política planificada por ministros de Estado para purgar a los musulmanes y destruir su economía.
Las conclusiones de la UE concuerdan con las de varias ONG indias y organizaciones internacionales como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, según los cuales el ataque incendiario al tren de Godhra no fue más que un pretexto para la violencia de las turbas hindúes, planificada meses antes.
La cancillería india negó esos informes, y el 2 de este mes se negó físicamente a aceptar un documento que detallaba la posición de la UE. Funcionarios del bloque europeo trataron de entregar el documento a la delegación india en una reunión bianual en Nueva Delhi.
La actitud de India constituye una violación de la convención de Viena sobre conducta diplomática, que permite a cualquier estado presentar una iniciativa diplomática a otro por escrito o en forma verbal, solicitando o no una respuesta.
La reacción airada de Nueva Delhi ante expresiones legítimas de preocupación no concuerda con su firma y ratificación de numerosos instrumentos internacionales sobre derechos humanos, civiles y políticos, todos ellos violados en Gujarat.
Una iniciativa diplomática de un gobierno extranjero sobre Gujarat no puede considerarse una 'interferencia' en los asuntos internos de India, subrayó Muchkund Dubey, ex ministro de Relaciones Exteriores.
Vajpayee llevó al BJP al poder en nombre del hinduismo, en especial al respaldar en 1992 la destrucción en Ayodhya de una mezquita musulmana del siglo XVI y el proyecto de construir sobre sus ruinas un templo hindú.
Los militantes hindúes muertos en Godhra habían viajado a Ayodhya en el marco de una campaña nacional por la construcción de ese templo. (FIN/IPS/tra-en/pb/js/mlm/ip-cr/02
