La segunda y decisiva vuelta de las elecciones presidenciales de Francia será este domingo un referendo sobre el racismo que encarna el candidato ultraderechista Jean-Marie Le Pen, quien competirá con el presidente Jacques Chirac.
No será una elección normal. Los franceses estamos ante la alternativa existencial de elegir entre democracia o dictadura, entre la continuación de Francia como una sociedad libre o el fin de todas las libertades, advirtió la secretaria general del Partido Comunista, Marie George Buffet.
Todos los ciudadanos que aman la libertad y la democracia deberían votar contra Le Pen, es decir por (el actual presidente Jacques) Chirac, afirmó Buffet.
Para un dirigente comunista respaldar a Chirac es doloroso pero no tenemos opción, agregó.
Chirac, líder de la conservadora Unión por la República, que obtuvo un ajustado triunfo en la primera vuelta con 19,6 por ciento de los votos, ha sido acusado de promover prácticas corruptas durante sus años como alcalde de París (1978-1987).
Le Pen y su Frente Nacional exigen la expulsión de los inmigrantes, más derechos para los ciudadanos franceses naturales y el retiro del país de la Unión Europea (UE).
De pasado militar, Le Pen ostenta con orgullo la reiterada práctica de torturas a prisioneros de la guerra por la independencia de Argelia (1954-1962).
Por su parte, Chirac ha dejado de ser un candidato en sí mismo para convertirse en la única oposición posible a Le Pen.
La incertidumbre por el resultado electoral del domingo condujo a renovados llamados a respaldar a Chirac.
A consecuencia de las erróneas proyecciones de la primera vuelta —que preveían un virtual empate entre Chirac y el primer ministro Lionel Jospin, del Partido Socialsta— muchas empresas consultoras de opinión se negaron a publicar encuestas sobre el balotaje.
Quienes se oponen a Le Pen existe temen que las promesas de Chirac de endurecer la represión contra la delincuencia terminen favoreciendo al candidato fascista.
Combatir el delito no forma parte de la cultura política de la izquierda, sostuvo Chirac en la campaña para la primera vuelta, luego de compartir los últimos cinco años de gobierno con el socialista Jospin.
Algunos analistas señalan que el espectro de la delincuencia, cuidadosamente agitado por Chirac, restó votos a Jospin pero también impulsó el voto por Le Pen, y este efecto podría repetirse en la segunda vuelta.
El pasado de corrupción de Chirac puede ser un obstáculo para su triunfo. Varios fiscales intentaron procesarlo por apropiación indebida de cientos de millones de dólares de fondos públicos, pero en todos los casos se estrellaron con el escudo de su inmunidad presidencial, garantizada por la Constitución.
Apenas 11 por ciento de los consultados en encuestas de opinión anteriores a la primera vuelta consideraban honesto al actual presidente.
Su ajustado triunfo representó cuatro millones de votos menos que los que había logrado en la primera ronda de la elección presidencial de 1995.
Chirac es el presidente menos popular que ha tenido Francia. Pero el domingo por la tarde deberá ser el presidente francés más votado de la historia, para dejar en claro que es responsable ante todo el pueblo, y no sólo ante los votantes de derecha, afirmó Noel Mamère, líder del Partido Verde.
Algunos seguidores de la izquierda han anunciado que concurrirán a las urnas con pinzas en sus narices para exhibir el desagrado que les provoca votar a Chirac, mientras otros instan a llevar guantes para evitar el contacto con papeletas infectas.
Sin embargo, las autoridades electorales han advertido sobre tales expresiones.
Si un ciudadano realiza un pronunciamiento político mediante su conducta al momento de sufragar, el comité electoral puede declarar nulo su voto, advirtió el experto en derecho constitucional Didier Maus.
Los votantes no pueden expresar abiertamente su descontento con los candidatos que van a elegir. Si lo hacen sólo contribuirán a la abstención, opinó.
Los partidos de izquierda instan a votar a Chirac este domingo, pero tienen puestos sus ojos en las elecciones legislativas del 9 y 16 de junio, cuando se conformará un nuevo gobierno para reemplazar al que encabeza Jospin.
En las elecciones legislativas la izquierda deberá presentar una alternativa unida y atractiva para un nuevo gobierno y hacer del presidente Chirac una figura decorativa, una suerte de reina de Inglaterra, dijo el secretario general del Partido Socialista, François Hollande. (FIN/IPS/tra-eng/jg/ss/dcl/ip/02