FRANCIA-EEUU: Entre la gratitud y el desprecio

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, se encontrará con muestras de gratitud y a la vez fuertes críticas cuando este domingo llegue a Francia para una visita de dos días.

Gratitud, porque Francia no ha olvidado que debe más que nada al ejército de Estados Unidos su liberación de la ocupación nazi en la segunda guerra mundial, y críticas, por cuestiones de comercio, por el empecinamiento de Washington en considerar la invasión de Iraq, y por la resistencia de los franceses a la ”americanización”.

El lunes 27, que en Estados Unidos es fecha de recordación de los soldados caídos en la guerra, Bush viajará a la región de Normandía, en el noroeste francés, para rendir homenaje a los estadounidenses que murieron al invadir Francia el ”día D”, el 6 de junio de 1944.

Sólo ese día, unos 5.000 soldados estadounidenses murieron en las playas de Normandía, pero esa invasión fue el comienzo del fin de la ocupación de Francia por los nazis, y el pueblo francés no lo olvida.

Sin embargo, hoy en día políticos e intelectuales franceses se enorgullecen de su ”excepción cultural” a la dominación estadounidense.

Esa expresión puede significar simplemente lealtad al cine-arte francés, en oposición a Hollywood, pero es la dominación de la vida real lo que más preocupa a los franceses.

Sindicatos, partidos de izquierda, grupos de derechos humanos y ambientalistas organizan manifestaciones en París y en Normandía para protestar contra lo que consideran ”la estrategia de dominación mundial de Estados Unidos, representada por George W. Bush”.

Las protestas callejeras estarán a tono con el ánimo imperante en el ambiente diplomático. Francia y Estados Unidos tienen fuertes diferencias en materia de política exterior y militar, pese a su aparente unidad luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington.

Las diferencias se relacionan en especial con las intenciones de Washington de atacar a Iraq, al que acusa de ”amenazar a Estados Unidos y al mundo” con armas de destrucción masiva, y con el apoyo estadounidense incondicional a Israel en el conflicto con los palestinos.

”La posibilidad de una invasión de Estados Unidos a Iraq antes de fin de año, sin razón aparente, pone nervioso al público”, señaló François Heisbourg, analista de la Fundación de París para Investigaciones Estratégicas.

Richard Perle, asesor militar de Bush, declaró al diario conservador francés Le Figaro que nada puede cambiar los planes de su gobierno sobre Iraq, ”ni siquiera el permiso incondicional e ilimitado para inspeccionar los arsenales de (el presidente iraquí) Saddam Hussein”.

”Lo que queremos es un gobierno nuevo y amistoso en Bagdad”, pero aparentemente los gobiernos de Francia y Alemania ”desean mejorar sus relaciones con Saddam”, lamentó Perle.

James Woolsey, ex director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos, comparó las relaciones entre su país y Europa con una película del oeste, en un artículo publicado en el diario Le Monde.

”Cuando el alguacil quiere pelear con los bandidos, en este caso Iraq, los pusilánimes habitantes del pueblo desertan. El alguacil es el gobierno de Estados Unidos, y los pusilánimes son los líderes izquierdistas europeos”, escribió.

Woolsey fue especialmente duro con los dirigentes políticos franceses. ”Parecen empleados de un bar dispuestos a tolerar a los bandidos sólo para obtener ganancias. El gobierno y las empresas petroleras de Francia ganarían fácilmente el Oscar por ese papel”, agregó.

El comercio es otro motivo de disputa. Washington impuso este año altos aranceles de importación al acero europeo, mientras que la administración anterior de Bill Clinton (1993-2001) gravó las importaciones de productos europeos como el queso, los pollos, la mostaza y las verduras, afectando particularmente a Francia.

El presidente francés Jacques Chirac condenó el proteccionismo y ”el doble discurso de Estados Unidos” sobre la apertura económica durante la cumbre europea-latinoamericana celebrada en Madrid la semana pasada.

Estados Unidos ”sólo finge ayudar al desarrollo, pero en realidad es el estado que menos asistencia otorga a los países más pobres del mundo”, afirmó Chirac.

Los efectos del proteccionismo estadounidense ”serán especialmente negativos para los países en desarrollo emergentes”, advirtió el mandatario, y sostuvo que Washington muestra un unilateralismo de miras estrechas ”en momentos en que todo el mundo nos urge a humanizar la globalización económica”.

Unas 50 organizaciones francesas se unieron para defender la idea de que ”los conflictos del mundo no tienen origen en un 'eje del mal' (como Bush calificó a Irán, Iraq y Corea del Norte) sino en la injusticia y la pobreza”.

Justin Vaisse, analista de política exterior de Le Monde, opinó que esa oposición se debe a ”la imagen que el gobierno de Bush proyecta de unilateralismo y de una política exterior basada en cuestionables intereses nacionales, bajo el disfraz del compromiso moral”.

Mientras, el Partido Verde francés considera a Bush ”el hombre que mató el protocolo de Kyoto (para la reducción de las emisiones de gases invernadero, causantes del cambio climático) con el fin de servir mejor a los intereses de la industria petrolera y automovilística”. (FIN/IPS/tra-en/jg/mlm/ip/02

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