DESARME: Crisis de Cachemira atenta contra único tratado exitoso

La aplicación del tratado de prohibición de las minas terrestres antipersonal progresa en casi todo el mundo, aunque a los pacifistas les preocupa el empeoramiento de la situación en la frontera entre India y Pakistán.

La cantidad de víctimas anuales a causa de minas antipersonal ha bajado de 25.000 a mediados de los años 90 a una cifra que oscila entre 15.000 y 20.000 en la actualidad.

La marcha general del tratado ”es muy buena”, señaló este miércoles Stephen Goose, director de la División de Desarme de la organización no gubernamental Human Rights Watch, con sede en Nueva York.

Sin embargo, el dirigente pacifista declaró su preocupación porque los dos países asiáticos se encuentran involucrados en una de las mayores operaciones de minado jamás vista.

Goose expuso en rueda prensa en Ginebra la evaluación sobre el funcionamiento del tratado y sobre la amenaza en la frontera indo- paquistaní que realiza la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas, conocida por la sigla en inglés ICBL.

La Campaña, una red integrada por unos 1.400 grupos en 90 países, trabaja en las áreas local, nacional e internacional para lograr la erradicación de las minas antipersonal.

La ICBL tuvo activa participación en la movilización realizada por organizaciones de la sociedad civil que convencieron a cientos de países para que firmaran en 1997 el Tratado para la Prohibición de las Minas (TPM).

Esa convención, que entró en vigor en septiembre de 1998, ha sido firmada por 143 naciones y ratificada por 123. Los países que aún permanecen ajenos al tratado suman 52, entre los cuales figuran China, Egipto, Estados Unidos, Finlandia, India, Israel, Pakistán y Rusia.

La firma del TPM en 1997 en Ottawa, después de una movilización internacional impulsada por organizaciones no gubernamentales, ha sido considerada como la única negociación multilateral exitosa concretada en los últimos años en el campo del desarme.

El periodo que atravesamos muestra que numerosos tratados y acuerdos internacionales soportan ataques, pero el TPM sigue teniendo gran éxito, como se advierte en el terreno, donde cada día permite salvar la vida y los miembros de civiles, dijo Goose.

Como consecuencia del TPM y del movimiento para erradicar las minas terrestres antipersonal, se aprecia en general una reducción en la colocación de esos artefactos.

Al tiempo en que disminuye la existencia de minas en el terreno, también decae el comercio de esas armas, por parte de los países miembros del tratado y de los que aún lo ignoran.

Decenas de millones de minas antipersonal se destruyen en los arsenales y depósitos, lo cual asegura que nunca serán sembradas para causar muerte o mutilaciones, refirió Goose.

Los estados miembros del MPT han destruido ya 25,5 millones de minas antipersonal que tenían en sus arsenales.

También ha disminuido la producción de manera significativa. Hasta mediados de la década del 90, antes de la firma del tratado, eran 55 los países que fabricaban minas de ese tipo.

Ahora, el número de países productores alcanza sólo a 14 e, inclusive, varios de ellos no las han fabricado en los últimos años pese a mantener vigente la opción para hacerlo.

Otro de los signos positivos expuestos por Goose alude al aumento de los recursos disponibles para los programas de desminado y también para la coordinación de esas actividades.

El dirigente de Human Rights Watch puntualizó que la cantidad de víctimas anuales continúa siendo ”una cifra espantosa”, pese al notable descenso desde mediados de la década del 90.

Esa reducción refleja el éxito del movimiento de prohibición y del tratado, pero también de los programas de desminado, de la educación sobre los riesgos de las minas y de la menor existencia de artefactos en el terreno.

Todo eso resulta en menos víctimas, añadió Goose, tras informar que todavía existen centenares de miles de víctimas de las minas terrestres en todo el mundo que necesitan asistencia.

Sin embargo, la tendencia de ayuda se orienta hacia el rumbo correcto, precisó el activista.

Respecto del conflicto entre India y Pakistán, Goose admitió que no puede minimizarse el peligro nuclear que se desprende del antagonismo, creciente en las últimas semanas, entre los dos países vecinos que cuentan con arsenales atómicos.

Pero a las organizaciones pacifistas les preocupan las operaciones de minado en que se encuentran embarcados los dos países y que por su dimensión no registran antecedentes, al menos desde la firma del TPM, agregó.

La circunstancia de que ninguno de los dos países haya firmado el tratado no justifica el abuso que cometen de la reciente norma internacional contra el uso de las minas antipersonal, observó Goose.

De ambos lados de las fronteras se han producido víctimas civiles, lo cual cuestiona las medidas adoptadas por India y Pakistán para proteger a sus ciudadanos de los efectos de las minas, alegaron los pacifistas.

Goose recordó que India ha reconocido que está minando su territorio y que esa acción se puede extender a lo largo de los 2.897 kilómetros de frontera con Pakistán, en campos con minas que llegan hasta 4,8 kilómetros de ancho.

Las minas fueron plantadas en tierras de producción agrícola después de las operaciones de siembra de cosechas y de desalojar por la fuerza a los campesinos, sostuvo Human Rights Watch. (FIN/IPS/pc/dm/hd/02

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