El primer cable submarino de fibra óptica que conecta Africa con la red mundial de las telecomunicaciones permitirá ahorrar a los operadores africanos 300 millones de dólares por año.
Los dos tramos del cable de 26.448 kilómetros parten de las costas de Senegal, sobre el océano Atlántico, y de Sudáfrica, sobre el océano Indico, para entroncarse a un vasto sistema submarino que conectará Africa con Europa y Asia a un costo de 639 millones de dólares.
Encabezada por la empresa sudafricana de telecomunicaciones Telkom, la obra inaugurada el lunes reunió socios y recursos africanos e internacionales, y constituye un elemento importante para impulsar la Nueva Iniciativa para el Desarrollo de Africa (Nepad), concebida por el presidente de Sudáfrica Thabo Mbeki.
El cable pondrá fin a las complicadas telecomunicaciones que obligan a operadores locales a pagar elevados costos a las compañías estadounidenses y europeas.
Una simple llamada telefónica a otro país del continente se dirige por satélite a Europa o Estados Unidos para luego volver a Africa. Es un vestigio del pasado colonial. Este cable detendrá esa hemorragia de divisas, sostuvo el presidente de Telkom, Sizwe Nxasana.
El proyecto combinó tres planes regionales, el cable de Telecomunicaciones de Africa Austral, el Cable Submarino de Africa Occidental y el Cable Sudafrica-Lejano Este.
Se trata en verdad de dos cables. Un trayecto parte de Portugal hasta la austral Ciudad del Cabo, en Sudáfrica, y otro desde las costas de la oriental provincia sudafricana KwaZulu Natal hasta Malasia.
En su rama occidental, el cable vincula Senegal, Costa de Marfil, Ghana, Benín, Nigeria, Camerún, Gabón, Angola y Sudáfrica, mientras su brazo oriental une el continente con las islas de Reunión y Mauricio, y continúa hasta India y Malasia.
Otros 25 países africanos mediterráneos se sumarán a la red a través de conexiones terrestres o satelitales.
Los planes para el tendido de un cable africano se iniciaron a principios de los años 90. Varios proyectos —incluyendo el ambicioso Africa One que preveía conectar todos los estados marítimos del continente a un costo de 2.400 millones de dólares— quedaron por el camino.
Telkom demostró un enorme liderzgo en este proyecto de gran alcance, sostuvo Scott Brown, director de planificación de la estadounidense Tyco Telecommunications, que junto a la francesa Alcatel diseñaron, fabricaron e instalaron la infraestructura.
Durante la fase de diseño, que duró varios años, debieron resolverse cuestiones políticas, técnicas, financieras y de soberanía.
Reunir a varios países africanos, conectarlos a Malasia e India y llegar a acuerdos con operadoras telefónicas líderes de Estados Unidos y Europa fue un gran desafío.
Sólo la elección del nombre (SAT3/WASC/SAFE) insumió varios días de discusión de la que participaron las 36 empresas africanas, asiáticas, europeas, australianas y estadounidenses envueltas en el proyecto.
La empresa Telkom invirtió 85 millones de dólares en la obra, que fue financiada en 54 por ciento por compañías internacionales.
Hemos tenido la capacidad de nivelar nuestras inversiones con las de la comunidad internacional. Además estamos usando los términos africanos para manejar nuestras necesidades de comunicación, en oposición a lo que nos dictan los no africanos. Esto da cuerpo al espíritu de la Nepad, sostuvo Nxasana.
La capacidad de conexión de Africa se multiplicará en forma inicial dos veces y media con la nueva infraestructura, y podrá llegar a multiplicarse por 15 con futuras actualizaciones.
El cable hacia Europa tiene un capacidad de 120 gigabits por segundo, es decir 5,8 millones de llamadas teléfonicas simultáneas o 2.304 canales de televisión y el tramo asiático es mayor aún.
Este es un paso clave para reducir la brecha tecnológica con el Norte industrial y abrirá múltiples oportunidades de crecimiento económico, estimó Brown.
El cable convertirá a Telkom en eje del tráfico de telecomunicaciones de Africa austral, sostuvo Nxasana.
La compañía busca atraer a transnacionales que aún utilizan el satélite V-Sat, para que éste y otros flujos de tráfico cercanos sean dirigidos a Sudáfrica por conexiones de tierra o satelitales y allí incorporados al cable submarino.
Compañías internacionales del sector petrolero y minero ya manifestaron su voluntad de financiar las conexiones terrestres hacia estados mediterráneos.
Por otra parte, en tres meses estará listo un estudio para determinar si el cable puede extenderse hacia el norte por la costa oriental africana. (FIN/IPS/tra-eng/mm/mn/dcl/ic/02