El incremento de los subsidios a la agricultura dispuesto por Estados Unidos debilita las negociaciones hacia el libre comercio en América y debería alentar a una integración latinoamericana y caribeña más sólida, advirtió el SELA este jueves.
El secretario permanente del SELA (Sistema Económico Latinoamericano), Otto Boye, aseguró que este organismo, que reúne a 27 países de América Latina y el Caribe, observa con preocupación las medidas de Washington para subsidiar la agricultura y antes para proteger al acero.
Las subvenciones promulgadas por el presidente estadounidense George W. Bush desalientan las negociaciones del ALCA (Area de Libre Comercio de las Américas) porque contradicen el libre comercio, dijo Boye en una conferencia de prensa en la sede del organismo en Caracas.
La iniciativa del ALCA fue presentada en 1994 por el entonces presidente estadounidense Bill Clinton, en la I Cumbre de las Américas, en Miami. Bush, al asumir la presidencia, ratificó el interés en lograr un acuerdo hemisférico de libre comercio, del cual sólo está excluida Cuba.
Para Boye, América Latina y el Caribe debería reflexionar al más alto nivel sobre las decisiones de Washington y blindarse unida, con más integración para enfrentar estos desafíos.
El gobierno de Bush anunció el 13 de este mes que destinará 190.000 millones de dólares en los próximos 10 años a subsidiar su agricultura. Antes de esa decisión, 22 por ciento de la producción agrícola estadounidense recibía subsidios oficiales, según el SELA.
La promulgación de la nueva ley de subsidios agrícolas los aumentará 94 por ciento, según el SELA, y en la práctica impondrá una barrera que obstaculizará el ingreso de productos agrícolas en Estados Unidos, lo cual podría desencadenar conflictos comerciales también entre Washington y la Unión Europea (UE).
En el caso de América Latina y el Caribe, el SELA precisó que 63 por ciento de sus exportaciones totales son agrícolas y que 36 por ciento se dirigen a Estados Unidos.
Sin embargo, la situación no será igual en todos los países de la región. Boye precisó que los más afectados serán los países del Cono Sur, como Argentina, Brasil, Chile y Uruguay, pues, por ejemplo, producen cereales, uno de los rubros que recibirán subsidios en Estados Unidos.
Cultivos como el café, el banano y la caña de azúcar, por ejemplo, no son producidos en Estados Unidos, por lo cual América Central y parte del Caribe no se verán afectados tan seriamente.
Sin embargo, la decisión estadounidense pondrá un freno al crecimiento del comercio internacional, que ya había sufrido una caída brusca y podría ser el preámbulo de guerras comerciales, en las que se involucrarían la UE y países latinoamericanos.
El secretario permanente del SELA recordó que el comercio mundial creció 11 por ciento en 2000 y sufrió una caída vertical en 2001, cuando aumentó apenas 0,5 por ciento. A su juicio, las decisiones estadounidenses significarán un freno mayor en el intercambio mundial en 2002.
El aumento significativo de los subsidios agrícolas estuvo precedido, en marzo, por la decisión de Washington de incrementar 30 por ciento los aranceles al acero, lo cual afectó gravemente a países latinoamericanos, europeos y asiáticos.
Las medidas, tanto referidas al acero como a la agricultura, están relacionadas con respuestas del gobierno de Bush a demandas políticas internas, pero le crean serias dificultades en el exterior, especialmente cuando su gobierno aboga en diversos foros por el libre comercio.
El arancel al acero importado significó, en la práctica, un subsidio a este sector y afectó, en el caso de América Latina, por poner un ejemplo, a Brasil que tiene una industria eficiente, competitiva, y, por lo tanto, con mejor precios que la estadounidense, explicó Boye.
De acuerdo con el SELA, las decisiones de Estados Unidos, además de debilitar al ALCA, van a contramano de la Ronda de Doha de negociaciones comerciales multilaterales convocada por la IV Conferencia Ministerial de la Organización Mundial de Comercio con la finalidad de alentar un comercio internacional más libre y sin ayudas oficiales.
A juicio de Boye, la única manera con que cuenta América Latina y el Caribe para responder a medidas proteccionistas como las dispuestas por Bush es acelerar los procesos de integración regional, lo que constituye una imperiosa necesidad.
Para Boye, la región debe buscar mecanismos de convergencia entre los actuales sistemas de integración subregional o bien pensar en una nueva institucionalidad para el conjunto de la región, cuya consolidación podría correr paralela al ALCA.
Los convenios entre los 34 países de la OEA fijan 2005 como plazo para alcanzar un acuerdo de libre comercio.
El ALCA no es una propuesta de integración, es sólo de libre comercio. Cuando nosotros, los latinoamericanos, hablamos de integración, hablamos de muchas otras cosas y no sólo del libre comercio, enfatizó Boye, de nacionalidad chilena.
El SELA propuso, por otra parte, una respuesta conjunta de América Latina y el Caribe ante la aguda crisis financiera y social que sufre Argentina. Boye formuló la idea de crear un Fondo de Apoyo Regional Latinoamericano, como fórmula para contribuir con la reactivación argentina.
El organismo planteará esta propuesta, a la que se podrían sumar recursos de organismo multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en la II Cumbre Suramericana de mandatarios, que se realizará en julio en Ecuador.
Boye recalcó que se hace necesario establecer mecanismos de cooperación y de respaldo, para ayudar a los países de las región víctimas de situaciones como la de Argentina.
Este es un caso en el cual la vigencia y efectividad de los procesos de integración pueden llegar a ofrecer resultados eficaces y oportunos en términos de solidaridad y en atención al problema de la deuda externa, puntualizó. (FIN/IPS/ac/mj/if/02
