CHINA-JAPON: Tensión bilateral por caso de refugiados norcoreanos

El gobierno de Japón advirtió que el desalojo policial de cinco ciudadanos norcoreanos que se hallaban en su consulado en la ciudad china de Shengyang violó las normas que rigen las relaciones diplomáticas entre los estados.

Tokio demanda la devolución de los refugiados y una disculpa de Beijing por el incidente.

El canciller de Japón, Yoriko Kawaguchi, sostuvo el lunes que la policía china desalojó por la fuerza el miércoles pasado a cinco solicitantes de asilo, sin permiso de los funcionarios consulares de la nororiental ciudad de Shengyang.

Esa fue la conclusión de la misión enviada por Kawaguchi el viernes a Shengyang para conocer los hechos.

China niega que la acción policial haya violado la Convención de Viena que protege la naturaleza extraterritorial de las sedes diplomáticas. Los policías actuaron de acuerdo con las autoridades del consulado y éstas les agradecieron luego su presencia, asevera la versión oficial china.

El hecho puede tener consecuencias imprevisibles en el vínculo entre Beijing y Tokio, restablecido hace 30 años.

El primer ministro de Japón, Junichiro Koizumi, criticó la semana pasada a China por el trato dado a los norcoreanos, entre los que había varias mujeres y un niño.

”Creo que se trata de una violación de la convención. Por tanto, he presentado una protesta formal”, dijo Koizumi a la prensa.

Las imágenes del incidente —captadas por agencias de noticias japonesas— mostraron a policías chinos empujando a una mujer y un niño que gritaban mientras eran arrastrados fuera de la sede consular.

La opinión pública japonesa reaccionó con inmediata simpatía hacia los refugiados, pero también criticó la pasividad de los diplomáticos, que se limitaron a observar cómo los policías forcejeaban con los norcoreanos.

Kawaguchi admitió que la reacción del personal diplomático ”pudo haber sido diferente”.

”Si China le da largas al asunto, no sólo afectará sus relaciones con Japón, sino la forma en que el resto del mundo evalúa su política de derechos humanos”, advirtió.

Koizumi efectuó un reclamo similar el jueves al diplomático chino Hu Quii. ”China debe tomar medidas sinceras ante la protesta de Japón”, sostuvo.

El incidente involucró a cinco de las decenas de miles de norcoreanos que escapan a través de la frontera con China del régimen comunista de su país, aliado histórico de Beijing.

Las autoridades chinas se niegan a reconocer el carácter de refugiados de los norcoreanos, que intentan llegar al territorio de un tercer país ingresando a consulados y embajadas.

En marzo, 25 norcoreanos entraron a la embajada de España en China y luego fueron trasladados a Corea del Sur, mientras otros tres refugiados permanecen en el consulado de Estados Unidos en Shengyang.

La recurrencia de estos hechos llevó a Beijing a elevar las medidas de seguridad en torno a las sedes diplomáticas extranjeras.

Según el diario en lengua inglesa Japan Times, Tokio aceptaría que los cinco norcoreanos fueran enviados a un tercer país, una solución intermedia entre deportarlos o devolverlos al consulado japonés.

Beijing se encuentra en una situación difícil, pues procura no distanciarse de Pyongyang y satisfacer la presión internacional sobre su política de derechos humanos y su respeto a las convenciones sobre los refugiados.

Este es el último de varios episodios de tensión ocurridos en los últimos años entre ambos países.

La recurrente cuestión de la agresión japonesa a sus vecinos de Asia durante los años 30 y 40 y el dinamismo de la economía china, cuyos efectos preocupan a Japón, han marcado las relaciones de las dos potencias de Asia oriental.

Políticos y funcionarios japoneses temen que en poco tiempo el papel económico y político de China eclipse el protagonismo de Japón en el plano internacional.

El producto interno bruto de China registra un crecimiento anual de siete por ciento, mientras Japón, pese a ser la segunda economía del mundo, permanece estancado desde hace años. Más grave aún, importantes industrias japonesas están mudando su producción a China.

”Nadie es capaz de detener el crecimiento de la economía china” y su progreso alentará el aumento del gasto militar en la región, lo que puede constituir una amenaza a la seguridad de Japón, previno el ex embajador japonés en Tailandia y Arabia Saudita, Hisahiko Okazaki.

El mes pasado, Koizumi visitó el memorial de Shinto, donde se encuentran enterrados varios criminales de guerra de Japón durante la ocupación de territorio chino, despertando el ”firme disgusto” del presidente de China, Jiang Zemin.

Beijing contestó posponiendo una visita de un alto oficial japonés y suspendiendo la gira de varios de sus barcos de guerra al puerto de Tokio, como parte de un intercambio defensivo previsto para conmemorar los 30 años de relaciones comerciales.

Las nuevas disputas comerciales son así msimo un signo de creciente rivalidad.

En noviembre de 2000, Japón impuso restricciones a las importaciones chinas para detener el ingreso de productos agrícolas de bajo costo, como hongos y puerros.

E octubre Koizumi inició negociaciones par lograr un acuerdo de libre comercio con Singapur.

”Ahora que China y los países de la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático) se encaminan a su acuerdo de libre comercio, Japón necesita fortalecer sus vínculos con los vecinos de Asia oriental, y con la ASEAN en particular”, sostuvo el analista Atsuo Kurodo, en la revista Chuo Koron. (FIN/IPS/tra- eng/sk/js/dcl/ip/hd/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe