El candidato a la presidencia de Brasil por el izquierdista Partido de los Trabajadores, Luiz Inacio Lula da Silva, aseguró este lunes que no decretará una moratoria de la deuda si llega al gobierno, sino que negociará en todas las áreas.
Las obligaciones externas serán cumplidas, aunque se tratará de negociar mejores condiciones de refinanciación y pago siempre que sea posible, señaló Lula, líder del mayor partido de la izquierda brasileña, en entrevista a corresponsales extranjeros.
Precisó que la deuda brasileña suma unos 230.000 millones de dólares, pero sólo 90.000 millones corresponden al sector público.
Lula acusó de terrorismo económico a los especuladores y analistas que aconsejaron disminuir las inversiones en Brasil y, con ello, hicieron caer la cotización de los títulos de este país en el mercado internacional, basados en el liderazgo del PT en las encuestas con vista a las elecciones de octubre.
Las últimas consultas de opinión de voto otorgan a Lula una adhesión de casi 40 por ciento de los entrevistados, seguido muy lejos por el candidato oficialista, el ex ministro de Salud José Serra, con menos de 22 por ciento.
Es demasiado temprano para especulaciones, pues aún faltan cinco meses para las elecciones, sostuvo Lula.
Los más de 110 millones de habilitados para votar en Brasil deberán elegir el 6 de octubre al nuevo presidente en primera vuelta, a 27 gobernadores estaduales y parlamentarios. La segunda ronda presidencial, en caso de ser necesario, se realizará el 27 del mismo mes.
Un eventual gobierno del PT mantendrá la inflación en su nivel más bajo posible, pero tratando también de mejorar la calidad de vida de la población, lo cual exige crecimiento económico, opinó Lula.
Algunos de los puntos de su programa económico, aún en elaboración, indican que implementará una política agresiva de comercio exterior, buscando nuevos mercados y peleando en la Organización Mundial de Comercio por los intereses nacionales, inversiones en energía, transportes y construcción, que generan muchos empleos.
Atraeremos a los inversionistas extranjeros, algo más serio que las altas tasas de interés y privatizaciones ofrecidas hasta ahora, apuntó Lula, tras mencionar el gran mercado potencial, con mejor infraestructura y mano de obra calificada que harán más competitivo el país.
El actual gobierno de Fernando Henrique Cardoso no avanzó en esas áreas, porque en 1996 decidió dar prioridad a su reelección para 1998, abandonando así la infraestructura y manteniendo el tipo de cambio controlado hasta la devaluación traumática de 1999 y la crisis energética de 2001, precisó el líder del PT.
Los analistas políticos y acreedores no deben temer gastos públicos excesivos del PT, pues ya ha demostrado en sus gestiones municipales que adoptaron austeras políticas fiscales, reconocidas incluso por las autoridades económicas actuales.
Lula se presenta esta vez con una postura más moderada y de buen humor, lo cual ha sorprendido a los interlocutores y al público en sus últimas manifestaciones y en debates, como el que sostuvo con otros candidatos el jueves en Brasilia ante centenares de industriales.
Las posibilidades de triunfo del candidato del PT, después de las cuatro derrotas en anteriores elecciones presidenciales desde 1989, se basan en las encuestas, que no sólo recogen la mayor cantidad de apoyo sino que también registran el menor índice de rechazo entre los cuatro principales aspirantes a la presidencia.
Un gobierno de negociación, con foros sectoriales de debates permanentes, es lo que propone Lula para alcanzar en su gobierno un nuevo contrato social, reuniendo las fuerzas organizadas del país para cambiar el modelo de desarrollo.
Lula se manifestó convencido de lograr promover la reforma tributaria, que no pudo realizar Cardoso y que frustró a los empresarios, quienes reclaman eliminar los tributos acumulados que reducen la competitividad de las exportaciones.
También podrían avanzar otras reformas fracasadas durante el actual gobierno, como la de legislación laboral y de la seguridad social, con una amplia discusión y negociación nacional entre todos los interesados, añadió.
Para obtener esos logros, Lula confía, en caso de llegar al gobierno, en la experiencia adquirida por su partido en sus 22 años de vida a través de la administración de decenas de grandes ciudades y de algunos estados.
Esos gobiernos del PT desarrollaron muchos programas premiados por su buena gestión, como la elaboración del presupuesto participativo y la entrega de becas para alumnos pobres.
El PT es el más importante partido de izquierda de América Latina, singular en el mundo, pluralista y dispuesto a la negociación, incluso por tradición de su cuna sindical, destacó Lula, un ex obrero y ex presidente de un sindicato de metalúrgicos.
Sobre la integración comercial de las Américas, Lula expresó que es partidario del libre comercio, si hay lealtad e igualdad en la disputa. Pero ese no es ese el caso del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) en creación, puntualizó.
En ese proyecto no se prevé el fortalecimiento de los países más débiles, ni garantías de sobrevivencia para la agricultura y la industria que serían amenazadas por la mayor competitividad o el proteccionismo de Estados Unidos, advirtió.
Lula explicó que, en eso, el ALCA contrasta con la Unión Europea, que debería servir de ejemplo. (FIN/IPS/mo/dm/ip/02