El avance de la tecnología digital en la cinematografía podría tener un impacto mundial comparable con lo que fue en su momento la aparición del cine sonoro, afirmó el cineasta cubano Humberto Solás.
La tecnología digital progresa a tal punto que no hay que extrañarse si en dos años todo el cine que se haga sea digital, afirmó Solís. Los directores tendremos que olvidarnos de tocar la película, agregó.
Para el director de varios clásicos del cine cubano como Lucía (1968), el uso del formato digital se impondrá porque garantiza igual calidad de imagen y sonido que la mejor de las tecnologías tradicionales, a un costo mucho menor.
Además, desde el punto de vista artístico, la nueva técnica acelera el proceso de edición y permite a los directores grabar cuantas tomas deseen de una escena, sin tener que pensar en los presupuestos.
Sentí una libertad extraordinaria, comentó Solás sobre el rodaje de su última película Miel para Ochún (2001), con equipos digitales. Llegué a hacer 40 tomas de una escena para quedarme con la número 38, contó.
La última producción de la serie La guerra de las galaxias, titulada La batalla de los clones y recién estrenada en Estados Unidos, fue filmada íntegramente con tecnología digital. Pero también en toda América Latina es notable la cantidad de cineastas que optan por ella, afirmó Solás.
Filmar con cámaras de 35 milímetros se convertirá en una técnica obsoleta, auguró el creador en la presentación, el 21 de este mes en la capital de Cuba, de la convocatoria al Primer Festival Internacional de Cine Pobre de Gibara.
Situada a 775 kilómetros al este de La Habana, Gibara, una ciudad que crece junto al mar Caribe, acogerá a artistas y distribuidores interesados en novedades culturales, en especial independientes, del 6 al 10 de noviembre.
El festival, presidido por Solás, estará abierto a filmes que hayan sido realizados con presupuesto reducido, ya sea en formato de vídeo, digital o en película de 16 o 35 milímetros.
Las obras que se presenten deberán haber sido producidas con pocos recursos y mucho esfuerzo y los guiones en concurso deberán acompañarse de un proyecto de presupuesto que no exceda los 200.000 dólares.
El premio al mejor guión incluye la ampliación gratuita del filme, que se rodará en formato digital, a formato de película de 35 milímetros, a cargo de la empresa europea Swiss Effects, anunció el director general del festival, Sergio Benvenuto.
La muestra incluirá una exposición de nuevas tecnologías y un taller de creación para rodar, editar y proyectar durante el festival vídeos a partir de guiones seleccionados con anterioridad, con una duración máxima de 10 minutos.
Los cineastas que quieran filmar en Gibara pueden buscar detalles de su historia, paisajes, arquitectura y costumbres, en la página web del festival en Internet (http://www.cubacine.cu/cinepobre).
La intención es crear un festival de nuevo tipo que aliente la producción de cine de bajo costo, una vía inevitable para la mayoría de los jóvenes que se inician y para los viejos como yo, que desean regresar a la actividad cinematográfica, dijo Solás.
Considerado uno de los grandes realizadores del nuevo cine latinoamericano, Solás no dirigía una película desde el estreno, en 1992, de El siglo de las luces, sobre la novela homónima del cubano Alejo Carpentier.
Su regreso a las pantallas con Miel para Ochún, significó la primera incursión de la cinematografía cubana en la tecnología digital y una alternativa frente a la escasez de recursos.
Gracias a la revolución digital ya podemos hablar de un cine que empieza recoger los más variados intereses y apuestas y que se abre a culturas que hasta ahora no habían podido legitimizar su presencia, sostuvo Solás.
Estamos ante una democratización del cine nunca antes vista, añadió el director.
Por su parte, la vicepresidenta del Primer Festival Internacional del Cine Pobre, Susana Molina, informó que se han buscado opciones económicas de alojamiento para los participantes.
Están creadas las condiciones para que aquellos creadores que quieran venir mochila al hombro puedan hospedarse en campamentos, dijo Molina. (FIN/IPS/da/mj/cr/02
