AMERICA LATINA: Descendientes de africanos recurren a la ONU

Americanos descendientes de africanos reclamaron ante la ONU el reconocimiento de la condición multiétnica del continente y el estudio del origen étnico de los habitantes en los censos nacionales, para dar visibilidad a sus comunidades.

La primera demanda, dirigida a todos los gobiernos de América, pero en particular a los latinoamericanos, exige la inclusión en la constitución de esos países de garantías de los derechos de los pueblos negros radicados en esos estados.

Las conclusiones del seminario regional de descendientes de africanos realizado en marzo en La Ceiba, Honduras, fueron presentado este martes al Grupo de Trabajo sobre las Minorías de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).

Los representantes de esas comunidades en América Latina demandan a los gobiernos que estudien el origen étnico y racial de la población a través de censos nacionales y de otros estudios.

Esas investigaciones deberán discriminar los indicadores sociales, que incluyen educación, salud, vivienda, ingreso y empleo, agregaron.

La intención es que esos datos sirvan de base para la formulación de políticas sociales que reduzcan los desequilibrios existentes entre las comunidades de descendientes de africanos y la población en general.

En el caso de República Dominicana, por ejemplo, el censo nacional deberá ofrecer datos sobre la cantidad de inmigrantes haitianos ingresados y el tiempo de residencia en territorio dominicano, precisó la directora del Movimiento de Mujeres Domínico-Haitianas, Solange Pierre.

Con los censos se pretende otorgar mayor visibilidad a las comunidades negras, pero antes de realizarlos se deberá efectuar una tarea de educación para impedir que los prejuicios desvirtúen sus conclusiones, dijo la directora de la Casa de la Cultura Indo- Afroamericana de Santa Fe, Argentina, Lucía Dominga Molina.

En el caso de Argentina, donde casi seis por ciento de la población tiene ascendencia africana, se reclama un cambio en la forma en que se presenta a los negros en los cursos escolares.

En la actualidad, los programas de estudio presentan a esa comunidad de forma peyorativa, propia de la época de la esclavitud, y que daña la autoestima de sus integrantes, dijo Molina.

El Grupo de Trabajo sobre las Minorías discutirá las demandas de los afroamericanos en sus sesiones de esta semana. Las conclusiones serán elevadas a la Subcomisión de Promoción y Protección de los Derechos Humanos, que se reunirá en julio, también en Ginebra.

A su vez, se espera que la Subcomisión inste a los estados a cumplir con los reclamos del Grupo de Trabajo, mediante una recomendación que dirigirá a la Comisión de Derechos Humanos, máximo organismo especializado de la ONU, que sesionará en marzo de 2003.

Uno de los expertos que integran el Grupo de Trabajo sobre las Minorías, el chileno José Bengoa, resaltó la importancia de la reunión de La Ceiba para tratar un asunto espinoso para América Latina, ”el tema negro, que ha sido un tema invisible”, dijo.

En muchos países no se reconocía la presencia de negros en las estadísticas, o era ”un tema inexistente”. Los latinoamericanos solían decir que en la región no existían los problemas sufridos por Sudáfrica, Estados Unidos u otros países, sostuvo Bengoa.

El experto chileno, quien también es miembro independiente de la Subcomisión, interpreta que la cuestión del racismo latinoamericano ”ha sido muy particular” porque se lo ha justificado siempre con el argumento del mestizaje.

En Brasil ”todos somos mestizos”, dijo hace años el sociólogo Gilberto Freire.

Sin embargo, Brasil despertó de ese sueño hace unos cinco años, cuando en un censo se preguntó a los habitantes del país sobre su origen racial, indicó Bengoa. El sondeo concluyó que la pobreza y la falta de vivienda y de educación eran sufridas especialmente por los descendientes de africanos.

Desde entonces, ha surgido en América Latina un movimiento de derechos civiles en las comunidades afrodescendientes. En ese contexto se convocó la primera reunión de la ONU en la región para considerar el asunto.

El seminario se realizó en un lugar simbólico, La Ceiba, porque la mayoría absoluta de sus residentes pertenecen a comunidades garifunas, de ascendencia africana.

Esos pueblos, que desde San Vicente y Granadinas se establecieron en toda la costa atlántica de América Central, tienen además un idioma, que es una combinacion muy rara de una lengua con orígenes africanos y con el habla de los indígenas caribes.

En La Ceiba se inició un proceso muy rico en derechos humanos para toda América Latina porque se estableció una conexión entre poblaciones enormes, de millones de personas.

El documento presentado al Grupo de Trabajo en Ginebra menciona que los descendientes de africanos han sido ”invisibles” en la sociedad latinoamericana a pesar de que superan los 140 millones de personas.

Bengoa identificó a un grupo de comunidades rurales, con problemas afines con los indígenas y muy cercanos a las demás minorías.

En Colombia, por ejemplo, se ubican comunidades negras principalmente en las costas de los océanos Pacífico y Atlántico, que no conservan el idioma original pero sí costumbres y culturas. En esos casos, hay demanda del derecho a la tierra, indicó el experto.

Lo mismo ocurre en el norte del Brasil, en el área de los quilombos, que dieron refugio a los descendientes de africanos que huían de la esclavitud, y con los garífunas de América Central.

El ejemplo principal, donde se combina lo indígena con la descendencia africana, se registra en la costa atlántica de Nicaragua. Allí es muy difícil distinguir entre los indígenas misquitos y los afrodescendientes. Se ha llegado, incluso, a una situación de autonomía territorial de esa zona, refirió.

El otro grupo, de negros residentes en las ciudades que comparten la suerte de los pobres, se relaciona más con la reivindicación de derechos civiles. Y, por otra parte, insistió Bengoa, la clase alta tratan de restringir el ascenso social de los negros.

Pero el movimiento de descendientes de africanos que viven en América Latina logró un gran éxito en la Conferencia Mundial contra el Racismo que la ONU organizó el año pasado en la ciudad sudafricana de Durban.

En la declaración final, logró el reconocimiento de la existencia del problema, y, por lo tanto, los estados latinoamericanos se encuentran hoy frente a una realidad concreta, comentó Solange Pierre. (FIN/IPS/pc/mj/pr/02

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