AMBIENTE: ONU prevé desastre en 30 años

El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) pidió a la comunidad internacional medidas urgentes para evitar que 70 por ciento de la superficie del planeta esté afectada por desastres dentro de 30 años.

El informe ”Perspectivas del Medio Ambiente Mundial”, de 450 páginas, fue preparado con aportes de más de 1.000 expertos, en vísperas de la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Sustentable, que se realizará en Johannesburgo del 26 de agosto al 4 de septiembre.

En 2032 habrá 2.000 millones de personas más para alimentar y si no se toman medidas urgentes, la escasez de agua afectará a la mitad del planeta y se habrán extinguido cientos de especies de pájaros y mamíferos, afirmaron los autores del informe, presentado el miércoles.

Crecientes problemas ambientales aumentaron la cantidad de personas damnificadas por desastres naturales de 147 millones en los años 80 a 211 millones en los 90, y el mundo perdió en 1999 más de 100.000 millones de dólares a causa de ese tipo de catástrofes, destacaron.

En India, la degradación de tierras cultivables por acción humana implica pérdidas de unos 10.000 millones de dólares por año, equivalentes a 4,5 por ciento del producto interno bruto de ese país, señalaron.

El planeta se encuentra ”en una encrucijada”, y las generaciones futuras dependen de las actuales decisiones sobre bosques, océanos, ríos, montañas y otros sistemas de los cuales dependen la fauna y la flora silvestres.

El desarrollo sustentable se apoya en un pilar social, otro económico y otro ambiental, y el último ”está sitiado”, alertó el PNUMA.

Algunas de las medidas tomadas para detener la destrucción de la capa de ozono de la atmósfera han tenido notable éxito, pero también hubo ”espectaculares fracasos” de esfuerzos para prevenir destrucción del ambiente, apuntó.

Gobernantes y otros responsables de decisiones que afectan al planeta deben reformar las instituciones con fines ambientales, para que estén a la altura de las actuales necesidades, y trasladar cuando sea posible la ejecución de políticas a autoridades locales, para lograr respuestas adecuadas, sostuvo.

Los acuerdos ambientales multilaterales vigentes son demasiados y se refieren en gran medida a cuestiones parciales, a menudo abordadas en varios tratados, y el número de reuniones e informes requeridos supera la capacidad de los gobiernos, opinó.

La alternativa es articular un conjunto coherente de normas internacionales, coordinado por el propio PNUMA, cuyo cumplimiento sea financiado por un sistema común, arguyó.

También es necesario aumentar el intercambio entre organismos del Estado, centros de investigación y el sector privado, indicó.

La sociedad civil debe reforzar su control del sector privado, los gobiernos y las organizaciones internacionales, recomendó.

Hay que incorporar criterios ambientales a todos los niveles políticos y gubernamentales, y en especial en la toma de decisiones económicas, alegó.

Los autores del estudio destacaron la importancia del comercio sustentable, al cual definieron como un intercambio internacional de bienes y servicios con beneficio sociales, económicos y ambientales.

Las barreras al comercio restringen el crecimiento económico de los países en desarrollo y dificultan la financiación del desarrollo sustentable, pero también es preciso investigar con urgencia el impacto de la liberalización comercial sobre el bienestar ambiental y humano, aseveraron.

El mercado debe ser puesto a trabajar para el desarrollo sustentable, y entre los instrumentos para ello están el retiro de barreras arancelarias y subsidios que dañan el ambiente, sostuvieron.

Las nuevas tecnologías pueden asegurar acceso a bienes y servicios básicos, pero aún están subordinadas a los intereses comerciales en los países en desarrollo, y es necesario fomentar su transferencia a los más pobres, comentaron.

Los bienes y servicios ambientales no deben considerarse gratuitos, y urge generalizar el cálculo de su valor para tomar decisiones económicas, enfatizaron.

También propusieron subsidiar a empresas que respetan la naturaleza, entre otros incentivos para influir sobre los mercados y la conducta de los consumidores, mediante alianzas entre gobiernos, industrias y actores sociales.

Las organizaciones no gubernamentales deben desempeñar un papel de vigilancia independiente en cada país, y alertar sobre fracasos de las políticas aplicadas. Eso puede irritar a los involucrados, pero es una fuerte motivación para la acción correcta, según el PNUMA. (FIN/IPS/tra-eng/ss/raj/lp-mp/en/02

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