AMBIENTE: Brasil lleva a Johannesburgo plan de energía renovable

Brasil intentará destrabar las negociaciones ambientales con una propuesta a presentar en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible, que se celebrará del 25 de agosto al 4 de septiembre en la septentrional ciudad sudafricana de Johannesburgo.

La iniciativa brasileña establece elevar a 10 por ciento en los próximos ocho años la participación de las nuevas fuentes renovables de energía en el consumo mundial.

Esa meta sería exigida a cada país, pero se propone crear un mercado de certificados, por el cual una nación puede comprar créditos, es decir pagar por el cumplimiento de su meta en otro.

Por nuevas fuentes renovables se entienden la energía eólica, solar, geotérmica, de biomasa moderna, de pequeñas centrales hidroeléctricas y generada por las mareas, que en 1998 representaban apenas 2,2 por ciento del consumo mundial.

La biomasa sólo es considerada renovable en los usos ”modernos”, como la generación de electricidad y calor por la quema de residuos industriales y forestales. En este rubro se excluye el uso tradicional de la leña para cocinar y calentar, con gran desperdicio y deforestación.

La propuesta fue formulada por el secretario de Medio Ambiente del estado brasileño de Sao Paulo, José Goldemberg, quien fuera ministro de la misma área y también de Educación de Brasil, y acogida por el gobierno de Fernando Henrique Cardoso que la presentará en Johannesburgo.

Goldemberg explicó su idea este jueves en la séptima reunión del Comité Intersesional del Foro de Ministros de América Latina y el Caribe, iniciada el miércoles en Sao Paulo y que se extenderá hasta este viernes.

El encuentro fue convocado para discutir las posiciones que defenderá la región en Johannesburgo y examinar un programa de acción común para los dos próximos años.

La energía renovable presenta enormes ventajas sobre la generada por fuentes fósiles, es decir el petróleo, el carbón y el gas natural, observó Goldemberg.

Además de reducir la contaminación atmosférica global y local, ese nuevo tipo de energía ofrece más seguridad de suministro a largo plazo por la diversificación, genera nuevos empleos y en muchos países sustituye importaciones de petróleo.

La reducción del uso de combustibles fósiles es vital para combatir el llamado efecto invernadero que provoca el recalentamiento de la Tierra.

El Protocolo de Kyoto, que fija metas para reducir la emisión de los gases que causan el efecto invernadero, afronta problemas por el rechazo de varios países a su ratificación, en especial de Estados Unidos.

La Unión Europea, reconociendo las ventajas de las fuentes renovables, adoptó una resolución instando a sus miembros a elevar a 12 por ciento la participación de esas fuentes en la matriz energética nacional.

El informe de la segunda reunión preparatoria de la cumbre de Johannesburgo también recomienda que la energía renovable alcance cinco por ciento del consumo mundial. Pero sin medidas gubernamentales ni metas y plazos, esa participación sólo sería alcanzada cerca de 2025, criticó Goldemberg.

Un aumento de esa alternativa, en base a acuerdos internacionales, sería ventajoso para el mundo y especialmente para los países en desarrollo, donde la modernización del uso de la biomasa reduciría la deforestación, generando empleos y contribuyendo al combate contra la pobreza, argumentó.

Un ejemplo de ello es el uso de alcohol, producido a partir de la caña de azúcar, para sustituir parte de la gasolina en Brasil, lo cual ha reducido la contaminación y mejorado la calidad del aire en las grandes ciudades, además de disminuir 20 por ciento las emisiones nacionales de gases del efecto invernadero.

La propuesta brasileña abre camino a avances en la Cumbre sobre Desarrollo Sostenible, evaluó el ministro de Medio Ambiente de Costa Rica, René Castro, también experto en energía del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.

Su aplicación es más simple que la de los mecanismos del Protocolo de Kyoto, pues ya había una disposición europea de promover ese avance y son pocos, al parecer, los países que podrían resistir a la adopción de esa meta en energía, sostuvo.

Pero las resistencias son previsibles entre los países exportadores de petróleo, que perderían participación en el mercado energético mundial, y otros que defienden la energía nuclear como alternativa sostenible. (FIN/IPS/mo/dm/en/02

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