SALUD-KENIA: Escasean los fármacos baratos contra el sida

La escasez de fármacos con descuento para el sida pone en peligro la vida de miles de pacientes en Kenia, forzados a buscar medicamentos alternativos o a interrumpir su tratamiento.

Algunos de los principales centros de salud de este país de Africa occidental demoran más de dos meses en recibir los vitales suministros de drogas antirretrovirales, señaló la Coalición de Kenia para el Acceso a Medicamentos Esenciales.

Las drogas antirretrovirales ayudan a prolongar la vida de las personas infectadas con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), y de las que ya desarrollaron la enfermedad.

En Kenia, unas 700 personas mueren de sida cada semana, según estimaciones.

El problema de la escasez de fármacos comenzó el año pasado, cuando las cinco principales compañías farmacéuticas multinacionales bajaron el precio de sus medicamentos para el sida entre 50 y 98 por ciento para Africa, explicó Liza Kimbo, de la Coalición de Kenia para el Acceso a Medicamentos Esenciales.

”Los fármacos de esas compañías son los que faltan, pero no los otros”, destacó.

Los medicamentos que más escasean son Videx y Zerit, producidos por el laboratorio Bristol-Myers-Squibb.

”La mayoría de los pacientes a los que receto medicamentos vuelven y me dicen que las drogas no están en el mercado”, relató John Wasongo, médico del Hospital Mbagathi, de Nairobi.

”Por lo tanto, los farmacéuticos los instan a cambiar el medicamento prescripto por otro o a tomar una dosis diferente del que está disponible”, agregó.

Muchos pacientes no pueden costearse los medicamentos alternativos disponibles y por lo tanto pasan varias semanas sin tratamiento, con lo cual su salud se deteriora rápidamente.

Otros toman dosis incorrectas, por ejemplo una tableta de 40 miligramos en lugar de una de 30 miligramos. Las toxinas adicionales en el organismo agravan los efectos colaterales de las drogas.

A algunos pacientes, Wasongo les recomienda cortar las tabletas con una hoja de afeitar en cuartos y disolver la dosis correspondiente en agua.

”Esto resulta problemático para la mayoría, porque ya es bastante complicado tomar los medicamentos según las estrictas pautas que les damos. Como resultado, más gente se desalienta y abandona el tratamiento”, lamentó el médico.

Algunos pacientes pueden adquirir otras drogas antirretrovirales, pero también es una opción riesgosa, porque pueden desarrollar cepas resistentes del VIH y así reducir sus futuras alternativas terapéuticas, explicó Wasongo.

”Por ahora hay sólo 16 moléculas antirretrovirales en uso, y en Kenia muchas de ellas no están en el mercado, por lo tanto tenemos una gama limitadas de drogas y siempre nos esforzamos por preservar futuras opciones terapéuticas para aquellos pacientes que puedan desarrollar resistencia”, agregó.

”Por lo tanto, no podemos empezar un tratamiento con tres drogas y al día siguiente cambiarlas porque no están en el mercado. Eso es jugar con la vida de la gente”, dijo, y advirtió que ”en dos años ya no habrá drogas antirretrovirales efectivas, por el desarrollo de resistencia”.

Kimbo exhortó al gobierno a poner fin al monopolio de los laboratorios sobre las drogas.

Si hubiera disponibilidad de drogas genéricas, dijo la activista, la competencia estimularía a las cinco principales compañías farmacéuticas a asegurar la reposición permanente de los medicamentos.

En teoría, la pretensión de Kimbo quedaría satisfecha a partir del próximo 1 de mayo, cuando entre en vigor la Ley de Propiedad Industrial aprobada el pasado junio.

La ley permitirá las importaciones paralelas -que permiten a importadores autorizados comprar en cualquier parte del mundo la droga genérica más barata, sin importar los derechos de patente- y autorizará a laboratorios nacionales a producir versiones genéricas de medicamentos patentados.

Sin embargo, ”el gobierno todavía no elaboró el reglamento de la ley”, explicó Robert Lettington, un asesor legal independiente.

Las importaciones paralelas, por ejemplo, implican un proceso de autorización y control gubernamental que actualmente lleva de dos a tres años.

Pero con 700 muertes por sida a la semana y menos de 10 por ciento de los pacientes capaces de adquirir los medicamentos a los precios del mercado, ese plazo es demasiado largo, advirtieron críticos. (FIN/IPS/tra-en/ks/mn/mlm/he/02

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