/REPETICION/ TRABAJO-ECUADOR: El infierno del banano

Los plantadores de banano de Ecuador infringen leyes laborales al emplear niños y niñas en labores peligrosas y obstaculizar el derecho de asociación de los trabajadores, advirtió este jueves la organización Human Rights Watch (HRW).

”El banano ecuatoriano que usted lleva a su mesa puede haber sido cultivado en condiciones deplorables. Las compañías bananeras tienen el deber de respetar los derechos de los trabajadores” y ”Ecuador está obligado por el derecho internacional”, dijo el director de la división americana de HRW, José Miguel Vivanco.

Apenas uno por ciento de los trabajadores bananeros de Ecuador, el primer exportador mundial de banano, están afiliados a un sindicato, una proporción más baja que en plantaciones de América Central.

De las 45 niñas y niños entrevistados por HRW durante una investigación de tres semanas, en mayo del año pasado, 41 comenzaron a trabajar en las plantaciones entre los ocho y los 13 años, la mayoría de ellos entre los 10 y los 11 años.

Su salario es de 3,5 dólares por día, dos tercios menos que el de los adultos. Setenta por ciento de niños y niñas dijeron trabajar para plantaciones que abastecen casi exclusivamente a Dole, la mayor compañía exportadora estadounidense que opera en Ecuador.

Todos los entrevistados describieron jornadas de 12 horas, en condiciones peligrosas, expuestos al contacto con plaguicidas y fungicidas tóxicos en las plantaciones y las plantas de embalaje, en general sin vestimenta protectora.

”Cuando pasan los aviones (que fumigan las plantaciones), nos cubrimos con nuestras camisetas, y seguimos trabajando. Podemos sentir el olor de los plaguicidas”, relató un adolescente de 14 años que trabaja en Balao, unos 100 kilómetros al sur de la occidental ciudad de Guayaquil.

Niños y niñas trabajadoras presentan síntomas propios de la inhalación y el contacto con plaguicidas, como dolor de cabeza y de estómago, fiebre, mareos, irritación de nariz y ojos, náuseas, vómitos, temblores, picazón, fatiga y dolores en los huesos.

Los niños y niñas son obligados a trabajar con herramientas cortantes como cuchillos, machetes y hoces, aseguró la organización.

Cuatro de los varones afirmaron que debían arrastrar cargas de más de 400 kilogramos de banano por una distancia mayor a un kilómetro, desde el campo de cultivo hasta las plantas de empaquetado.

Las niñas, entre ellas tres pre-adolescentes, relataron episodios de acoso sexual. Menos de 40 por ciento de todos los niños y niñas de 14 años concurren a la escuela.

El informe ”Cosecha corrupta: trabajo infantil y obstáculos a la sindicalización en las plantaciones de banano de Ecuador” reclama a las corporaciones exportadoras con sede en ese país y en Estados Unidos que controlen las condiciones laborales e incentiven el respeto de normas internacionales en las plantaciones.

La organización de derechos humanos con sede en Nueva York llevó a cabo su investigación en plantaciones de banano ubicadas en la occidental costa ecuatoriana sobre el océano Pacífico.

En su informe de 140 páginas, HRW reclamó al gobierno de Ecuador que haga cumplir las leyes nacionales sobre trabajo infantil y reforme el código laboral para asegurar el derecho de asociación de los trabajadores del banano.

Casi 28 por ciento de la producción nacional de banano se destina a la exportación, lo que convierte al país en el primer exportador mundial del fruto. En 2000, 24 por ciento del banano importado por Estados Unidos y 17 por ciento del importado por la Unión Europea, fue cultivado en Ecuador.

Al contrario que en otros países bananeros de América Latina, donde las corporaciones multinacionales poseen 60 por ciento de las plantaciones, las tres mayores multinacionales mundiales del banano —Chiquita, Dole y Del Monte— no son propietarias de tierras en Ecuador, debido a la reforma agraria adoptada en los años 60.

Por tanto, las tres compañías estadounidenses y las ecuatorianas Noboa y Rey Banano del Pacífico (Reybanpac), adquieren el producto mediante contratos con los agricultores, que poseen desde pequeñas plantaciones familiares de una hectárea hasta grandes establecimientos mecanizados de varios cientos de hectáreas.

Casi todas las tierras dedicadas al banano se concentran en tres provincias a lo largo de la costa del Pacífico, donde el clima tropical y la riqueza del suelo suministran las conidiciones ideales para el cultivo y cosecha durante todo el año.

El trabajo infantil en esas plantaciones se debe sobre todo a los bajos salarios y los escasos beneficios que reciben los trabajadores adultos, asegura el informe.

El salario mínimo mensual de un trabajador agrícola del sector es de 117 dólares, o 5,85 dólares por día para una semana de cinco jornales, más el pago del seguro de salud al gubernamental Instituto de Seguridad Social.

Pero el salario promedio de los 20 trabajadores entrevistados por HRW sólo alcanzaba a 5,44 dólares diarios y la gran mayoría no tenía seguro de salud.

Según el Ministerio de Trabajo, el costo de la canasta básica, que incluye alimentos y otros productos esenciales, es de 288 dólares por mes.

”Por tanto, los salarios de dos trabajadores adultos en el sector bananero pueden no ser suficientes para atender a su familia, lo cual lleva a buscar el salario de un hijo o hija para mejorar el ingreso familiar”, asevera el documento. En consecuencia, el trabajo infantil es generalizado.

Según las leyes ecuatorianas, los empleadores deben obtener un permiso para contratar personal menor de 14 años, pero las normas están lejos de cumplirse.

La organización de derechos humanos asegura que existe ”un fracaso total de la burocracia responsable del cumplimiento de las leyes sobre trabajo infantil” en las plantaciones.

Por otra parte, la ausencia o debilidad de las leyes hace casi imposible el derecho de asociación de los trabajadores adultos.

Los empleadores que despiden a quienes mantienen actividad sindical no están obligados a recontratarlos, si pagan una indemnización que no llega a 400 dólares, y sólo en los casos denunciados a las autoridades.

Para eludir el respeto a las leyes laborales los empleadores recurren a subcontratistas que reclutan trabajadores, o contratan por periodos cortos. De este modo los jornaleros o ”temporales” carecen de los derechos de un empleo estable.

”La mayoría de los trabajadores en estas plantaciones no pueden organizarse para reclamar por sus condiciones laborales. Sufren en silencio o se arriesgan a ser despedidos”, dijo Vivanco.

Las compañías exportadoras interpeladas por HRW negaron tener responsabilidad en que los plantadores a los que adquieren banano respeten el derecho laboral internacional.

Por otra parte, se escudaron en que su relación con los productores constituye ”información reservada que pertenece a las empresas”, para negarse a abordar el asunto en profundidad. (FIN/IPS/tra-en/jl/lp-dcl/02

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