PETROLEO: Arabia Saudita y EEUU tienen intereses comunes

Las relaciones estratégicas con Estados Unidos y un ambicioso programa de reestructuración económica impiden a Arabia Saudita emplear sus vastos recursos petroleros para presionar a Israel y sus aliados, según funcionarios saudíes y estadounidenses.

Washington está complacido por la postura saudí de que el petróleo ”no puede ni debe ser usado como arma en disputas internacionales”, declaró el secretario de Energía de Estados Unidos, Spencer Abraham, en la Conferencia Saudí-Estadounidense sobre Energía, celebrada esta semana en Washington.

Las declaraciones siguieron a semanas de inquietud en el mercado del petróleo por los reclamos de manifestantes árabes para que sus gobiernos suspendan la venta de petróleo, como forma de presionar a Israel, aliado de Estados Unidos, a retirarse de los territorios palestinos.

Iraq, Irán y Libia, todos miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), expresaron su voluntad de utilizar el petróleo como herramienta de presión en el conflicto.

Bagdad aplicó la suspensión de las ventas, pero Teherán y Trípoli anunciaron que sólo las suspenderían si todos los otros productores árabes también lo hacían.

Funcionarios y ejecutivos de la industria petrolera participantes del foro expresaron confianza en que la medida de Iraq no afectará al mercado de petróleo, porque Arabia Saudita y otros miembros de la OPEP manifestaron su disposición a compensar cualquier déficit.

”El petróleo no es un tanque, un F-16 ni un misil. No debe usarse como arma. El petróleo es una fuente de prosperidad económica”, declaró Alí Al-Naimi, ministro de Petróleo de Arabia Saudita.

”Conocemos la sensibilidad del mercado y estamos atentos al nivel de inventario y a la oferta”, agregó.

Los integrantes de la OPEP se reunirán el 26 de junio en Viena para reevaluar los planes de producción.

Otros funcionarios saudíes arguyeron que su país necesita las exportaciones de petróleo, que representa más de tres cuartos de los ingresos nacionales totales, para generar empleos.

De 21 millones de habitantes, 43 por ciento son menores de 14 años e ingresarán en el mercado de trabajo en esta década, señalaron.

El déficit del presupuesto saudí se duplicará este año a 12.000 millones, según previsiones, mientras el desempleo oscila entre 15 y 20 por ciento y los trabajadores extranjeros representan cerca de 65 por ciento de la fuerza de trabajo, informó el Banco Mundial.

Arabia Saudita está diversificando su economía para reducir su dependencia del petróleo, destacó Abdulrahman al-Tuwaijri, presidente del Supremo Consejo Económico Saudí, un organismo oficial que supervisa la modernización económica nacional.

El gobierno redujo aranceles, levantó una prohibición de la propiedad de tierras y empresas para extranjeros, y trabaja en la liberalización de bienes y servicios y en la aprobación de una nueva ley de mercados, explicó el funcionario.

La compañía aérea Saudi Airlines y otros activos públicos serán privatizados, añadió.

El ministro de Finanzas saudí, Ibrahim Al-Assaf, agregó que Riyad se prepara para ingresar en la Organización Mundial del Comercio, y esta es una razón más para preservar los ingresos del petróleo.

Por su parte, funcionarios y ejecutivos estadounidenses destacaron que la estabilidad de los precios del petróleo no sólo interesa a Arabia Saudita, sino que es vital para Estados Unidos y economías de todo el mundo.

El Fondo Monetario Internacional, destacaron, advirtió la semana que la volatilidad en los precios del petróleo amenaza la incipiente recuperación de la economía mundial.

Participantes de la conferencia coincidieron en que Arabia Saudita sigue siendo el principal actor en el mercado del petróleo y lo seguirá siendo por mucho tiempo, a la vez que mantendrá su lugar entre los aliados estratégicos de Washington más importantes en Medio Oriente.

Arabia Saudita posee un cuarto de las reservas probadas de petróleo de todo el planeta, según estadísticas de la industria.

Estados Unidos compró el año pasado 18 por ciento de todo su petróleo importado a Arabia Saudita, o casi un cuarto de las exportaciones de ese país.

Ejecutivos de la industria esperan que la demanda mundial de crudo, de aproximadamente 75 millones de barriles por día, ascienda a 90 millones o más para 2010.

”Como las proyecciones indican que Arabia Saudita seguirá siendo el mayor exportador de petróleo del mundo y Estados Unidos el mayor importador, y que los volúmenes seguirán en aumento, los intereses comunes de las industrias petroleras de ambos países permanecerán muy sólidos”, pronosticó John Lichtblau, presidente de la Fundación de Investigaciones de la Industria del Petróleo.

Los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos provocaron llamados a Washington a reducir su dependencia del petróleo de Medio Oriente y buscar otras fuentes en Rusia, la cuenca del mar Caspio, Africa occidental y Alaska.

Pero esa idea es equivocada, consideró David O'Reilly, director general de Chevron Texaco Corporation.

”Esas fuentes nunca podrían satisfacer la demanda prevista”, por lo tanto ”el mundo precisa y seguirá precisando el petróleo saudí por mucho, mucho tiempo”, vaticinó O'Reilly. (FIN/IPS/tra-en/em/aa/mlm/if/02

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