PAKISTAN-AFGANISTAN: Islamabad mantiene política de era talibán

La visita esta semana a Afganistán del presidente de Pakistán, Pervez Musharraf, estuvo dirigida a ganar acceso económico y comercial a Asia central, el mismo objetivo de política exterior que Islamabad mantuvo durante el régimen talibán (1996-2001).

Mucho ha cambiado en el panorama geopolítico centroasiático desde los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos y la consiguiente expulsión del grupo fundamentalista islámico Talibán del gobierno de Afganistán, pero las metas de Islamabad en ese país permanecen incambiadas.

De hecho, el sitio web oficial de la cancillería pakistaní tiene el mismo contenido que durante el régimen talibán, al cual respaldó hasta que Washington declaró la ”guerra contra el terrorismo” después de los atentados.

Un funcionario de la cancillería explicó a IPS que no hubo necesidad de actualizar el sitio porque los objetivos de Islamabad en Afganistán son los mismos que antes.

El sitio dice que Pakistán ha sufrido más que ningún otro país por el largo conflicto de Afganistán.

”La estabilidad en nuestras fronteras occidental y septentrional es vital para nuestra seguridad, por eso buscamos la paz, la estabilidad y la reconciliación nacional en Afganistán. Esto abrirá nuevas oportunidades en nuestros vínculos comerciales y económicos con los países de Asia central”, reza el sitio.

”Pakistán quiere revivir los lazos históricos y culturales con los pueblos de las nuevas repúblicas independientes de Asia central (Kazajistán, Kirguistán, Uzbekistán, Takikistán, Turkmenistán y Azerbaiján) y desarrollar con ellos una cooperación económica y comercial mutuamente beneficiosa”, añade.

La cancillería pakistaní pone énfasis en la cooperación en materia de caminería, facilidades de crédito, construcción de oleoductos y gasoductos, programas de asistencia técnica y sistema bancario.

En una conferencia de prensa conjunta realizada en Kabul el martes 2, Musharraf y el jefe del gobierno interino de Afganistán, Hamid Karzai, prometieron ampliar los vínculos comerciales y económicos y colaborar mutuamente contra el terrorismo.

”Pakistán tiene un único objetivo aquí: ayudar a Afganistán y a Karzai a cumplir sus metas”, declaró Musharraf.

La importancia de la visita de Musharraf radica en su momento, dado que Afganistán está en una ”etapa temprana de reconstrucción”, destacó Pervez Iqbal Cheema, director del Instituto de Investigaciones Políticas, un gabinete de estrategia de Islamabad.

”El objetivo es consolidar las futuras relaciones sobre una base positiva y demostrar al pueblo afgano que Pakistán es su amigo”, señaló el analista.

”Pequeños actos como la entrega de un cheque por 10 millones de dólares de Musharraf a Karzai, como parte de un paquete de 100 millones, y el ofrecimiento de aviones para llevar peregrinos afganos a La Meca crean un ambiente propicio para que empresarios pakistaníes inviertan en la reconstrucción de Afganistán”, dijo.

Bashir Ahmed, director del Instituto de Estudios Regionales, consideró importante que la visita de Musharraf coincidiera con el proceso de formación en Afganistán del ”Loya Jirga” o consejo tradicional de ancianos.

La visita demostró que Pakistán respalda plenamente el proceso político afgano, destacó Ahmed, un brigadier retirado.

Sin embargo, el Grupo Internacional de Crisis, una organización multinacional privada abocada a la prevención de conflictos, interpreta la situación de forma diferente.

”La comunidad internacional debe estabilizar a Afganistán dándole seguridad, facilitando su proceso político y ayudando a la creación de instituciones básicas de gobierno”, subrayó el grupo.

De lo contrario, advirtió en un informe, actores regionales como Pakistán, Irán, Uzbekistán, India y Rusia intentarán influir directamente en el proceso del Loya Jirga.

”La renovación de la competencia regional en Afganistán, en especial cuando su sistema político es incipiente y frágil, tendría consecuencias nefastas para la estabilidad. Ya hay informes sobre un aumento de la influencia de Irán”, previno el grupo.

El temor más difundido tanto en Afganistán como en Pakistán es que el incremento de la actividad iraní provoque una reanudación de la interferencia de los servicios de inteligencia pakistaníes en la política afgana.

”Si Pakistán e Irán se vuelven más activos, abrirán las compuertas a la influencia extranjera, algo muy peligroso en un país que trata de crear un Loya Jirga de emergencia”, dice el informe del Grupo internacional de Crisis.

El documento sostiene que es imposible reducir a cero la influencia de Irán y Pakistán, dado que ambos son países vecinos de Afganistán y tienen intereses legítimos en esa nación.

Al final, un Afganistán estable será lo que mejor sirva a los intereses de seguridad de esos dos países, concluyó el grupo. (FIN/IPS/tra-en/ni/rdr/mlm/ip/02

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