MEDIO ORIENTE: Israel usa civiles como escudos humanos y rehenes

Las fuerzas armadas de Israel utilizan a civiles palestinos como escudos humanos o rehenes en sus operaciones en los territorios ocupados, denunció este jueves la organización Human Rights Watch, de Nueva York.

Tales actos constituyen ”una grave violación del derecho humanitario internacional”, sostiene el nuevo informe del grupo defensor de los derechos humanos, que detalla cuatro redadas en ciudades y campamentos de refugiados de Cisjordania desde el pasado octubre.

Israel empleó esas mismas prácticas en su ”Operación Muro de Defensa”, la ofensiva que lanzó hace tres semanas contra supuestos objetivos terroristas en ciudades y campamentos de Cisjordania, donde murieron cientos de palestinos, afirmaron Human Rights Watch y otros grupos israelíes y palestinos.

”Muchos palestinos eran llevados a punta de metralleta a golpear puertas, abrir paquetes extraños y registrar casas donde las fuerzas israelíes sospechaban que había palestinos armados”, sostiene el informe de 23 páginas publicado este jueves, que describe esas prácticas como ”rutinarias”.

”Estas son prácticas muy preocupantes. Al obligar a civiles a hacer el trabajo de sus propios soldados, las fuerzas israelíes traicionan los principios legales que todo ejército está obligado a cumplir”, comentó Hanny Megally, director de la división de Medio Oriente de Human Rights Watch.

Al menos en dos casos citados en el informe, titulado ”In a Dark Hour: The Use of Civilians During IDF Arrest Operations” (Tiempos oscuros: El uso de civiles durante redadas por las fuerzas israelíes), los soldados utilizaron niños como escudos.

En otro caso, dispararon a un palestino en la pierna para presionar a su hermano a que se entregara, una práctica equivalente a toma de rehenes, que es un crimen de guerra.

La publicación del informe coincide con el fin de la gira por Medio Oriente del secretario de Estado (canciller) de Estados Unidos, Colin Powell.

Durante 10 días, Powell realizó un infructífero esfuerzo por negociar un cese del fuego entre el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, y el sitiado presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Yasser Arafat.

Aunque Powell logró de Sharon una promesa de retirar sus fuerzas de la mayor parte de las áreas pobladas de Cisjordania que invadió desde fines de marzo, el ejército israelí continúa ocupando nuevas aldeas y ciudades palestinas mientras se retira lentamente de otras.

Se cree que cientos de palestinos murieron en la última ofensiva israelí, en particular en el campamento de refugiados de Jenín, cuyos residentes ofrecieron una dura resistencia.

Fuentes palestinas hablan de una ”masacre” de hasta 500 palestinos, pero portavoces de Israel sostienen que la cifra es exagerada y que sólo murieron combatientes.

Agencias humanitarias y grupos de derechos humanos sólo tuvieron acceso a Jenín esta semana, y describieron escenas de devastación donde familias enteras quedaron enterradas bajo los escombros de sus propias casas.

”Es casi imposible concebir que lo que antes era una ciudad sea hoy un paisaje lunar”, comentó Javier Zuniga, un miembro de la organización británica Amnistía Internacional que visitó Jenín el miércoles.

Amnistía y otros grupos urgieron a la comunidad internacional a enviar ayuda humanitaria y equipos de rescate para buscar sobrevivientes.

Las acusaciones del nuevo informe de Human Rights Watch, basado en investigaciones de cuatro incursiones separadas de Israel a fines de 2001 y comienzos de 2002, confirman las de Amnistía y B'Tselem, un grupo israelí que vigila las condiciones humanitarias en los territorios ocupados.

Grupos palestinos independientes, como la Sociedad Palestina para la Protección de los Derechos Humanos y el Ambiente, también formularon las mismas acusaciones de utilización de civiles palestinos como rehenes y escudos humanos.

Las cuatro incursiones investigadas mostraron un ”modelo de procedimiento” de los soldados israelíes, que en lugar de atacar directamente las casas donde se encontraban los palestinos buscados, se dirigían a las de vecinos o familiares y les ordenaban que les trajeran a los sospechosos de terrorismo.

En cada una de las redadas, los soldados ”obligaban a los civiles mediante amenazas a identificar las casas de los individuos buscados… y a caminar junto a ellos, a menudo en medio de fuego cruzado, para golpear en las puertas de esas casas y pedirle a sus habitantes que salieran”, sostiene el informe.

Al obligar a familiares o vecinos a brindar información, las fuerzas israelíes ”los exponen a ser acusados de 'colaboradores', con consecuencias potencialmente fatales. Otros no sólo fueron amenazados, sino también golpeados”, agrega el documento.

Víctimas y testigos describieron a Human Rights Watch ”una noche de pánico que incluyó amenazas de muerte, demoliciones de casas y arrestos masivos”.

En muchos casos, los soldados ocuparon casas de palestinos para utilizarlas como posiciones militares y ordenaron a los ocupantes permanecer adentro.

”No existe justificación para los abusos documentados en este informe”, dijo Megally.

”El gobierno (israelí) debería cumplir sus obligaciones y detener estos actos de inmediato”, urgió, y agregó que los pedidos de Human Rights Watch de reunión con oficiales del ejército israelí han sido ignorados. (FIN/IPS/tra-en/jl/ml/mlm/hd/02

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