MALASIA: Académicos deben jurar obediencia al gobierno

Las autoridades de Malasia exigen un nuevo compromiso de lealtad con el país, su rey y su gobierno a cerca de un millón de funcionarios, incluyendo a profesores de universidades públicas, y también a estudiantes universitarios.

Ese compromiso se asume al firmar un documento, e implica cumplir las directivas y órdenes vigentes del gobierno, así como las que emita en el futuro.

Los críticos señalan que no es lo ser leal al país y el rey que obedecer al gobierno de turno, mientras algunos profesores consideran amenazada su libertad académica, aunque la mayoría obedeció sin quejas la orden de firmar, considerada por muchos un simple trámite burocrático más.

”Un funcionario que se oponga a una política gubernamental, o la critique, socava la integridad y estabilidad de todo el servicio civil”, advirtieron las autoridades en una circular que explica el sentido del nuevo compromiso.

Al terminar el mes pasado, ya habían firmado el compromiso casi todos los profesores y empleados administrativos de universidades públicas, y se prevé que los estudiantes hagan lo mismo el mes próximo, cuando comiencen los cursos.

El primer ministro Mahathir Mohamad firmó el 6 de marzo ante el rey Tuanku Salehuddin Abdul Aziz Shah ibni al-Marhum Hisamuddin Alam Shah, y luego fue testigo de la firma por parte de los integrantes de su gabinete.

El profesor Rosli Omar fue uno de los pocos académicos de universidades públicas que expresaron críticas publicas a la nueva exigencia.

”Cualquier compromiso de lealtad con cualquier parte interesada, incluyendo a cualquier gobierno, es muy contrario a la función académica de buscar el conocimiento en forma libre, sin objetivos colectivos o individuales” ajenos a esa búsqueda, escribió.

”No estoy enterado de que algún gobierno democrático obligue a los académicos a jurarle lealtad, incluyendo lealtad a cualquier cosa que pueda decidir en el futuro”, señaló.

Otras leyes y regulaciones fueron impuestas antes a los académicos, y ”ahora debemos expresar nuestro acuerdo con las imposiciones. Eso significa que acordemos oponernos al significado de ser un académico”, enfatizó.

”Se ordenó que comprometamos a no cuestionar nada que el gobierno o nuestros superiores digan, aunque nuestros conocimientos o nuestra conciencia nos impongan hacerlo”, explicó.

”Esto es el colmo de las ataduras. (Las autoridades) pueden hacer lo que quieran, y he renunciado a tratar de comprender sus motivos”, dijo a IPS una frustrada profesora que firmó el compromiso y pidió no ser identificada.

”Pienso que somos el único grupo de académicos en el mundo que son tratados como empleados públicos”, comentó.

Las autoridades de la universidad en la cual trabaja esa profesora archivaron fotocopias de los compromisos de lealtad, cuyos originales pueden conservar los firmantes, indicó.

Algunos académicos pensaron que el documento era inofensivo y lo firmaron sin pensar, mientras otros están acostumbrados a obedecer cualquier orden, y sólo una pequeña minoría reflexionó y se siente incómoda, explicó.

”El asunto no fue tomado con seriedad. Muchos firmaron por pura rutina”, dijo a IPS un profesor universitario de la noroccidental ciudad de Penang, quien también solicitó anonimato.

Asociaciones de profesores de dos universidades públicas hacen circular un modelo de carta a las autoridades para quienes no están de acuerdo con el compromiso, en el cual el firmante expresa que ha cumplido la exigencia gubernamental bajo presión económica, por temor a perder su empleo si se rehusaba.

La Asociación del Personal Académico de la Universidad Malaya pidió el mes pasado la anulación del compromiso de lealtad y su sustitución por un documento ”que no implique violación de derechos individuales básicos, de derechos a la asociación sindical ni del derecho a la libertad académica”.

Profesores y estudiantes alegan que la nueva exigencia es aun peor que la rígida Ley de Universidades y Otras Instituciones de Enseñanza Superior, que les prohíbe involucrarse en cuestiones políticas.

Las autoridades admiten que parte del nuevo compromiso de lealtad se inspira en disposiciones de esa norma, en cuyo marco docenas de profesores fueron amonestados, transferidos o despedidos el año pasado, por su presunta relación con actividades opositoras.

”La idea central es que los estudiantes dediquen su tiempo a estudiar, y no a actividades improductivas. Eso los ayudará a gobernar su conducta”, afirmó el director del departamento de educación superior del Ministerio de Educación, profesor Hassan Said, en una entrevista periodística.

El año pasado, se aplicó la Ley de Seguridad Interna, que permite detenciones sin juicio, a dos estudiantes universitarios activistas.

Grupos afines al opositor Partido Islámico Panmalasio son mayoría en la asociaciones de estudiantes de muchas universidades públicas.

Rosli destacó que el propio Mahathir ha lamentado a menudo la regresión de la civilización islámica debido a falta de espíritu inquisitivo, y señaló que ”la apertura mental y el espíritu inquisitivo requieren un ambiente en el cual uno se sienta libre de discutir y cuestionar, incluso ante las autoridades”.

Es necesario promover un compromiso de lealtad con la actitud académica, no con el gobierno, aseveró.

”Me comprometo a ser leal con el espíritu de apertura mental, y de búsqueda del conocimiento por amor a la verdad, sin prejucios ni intereses personales”, explicó. (FIN/IPS/tra-eng/an/js/mp/ip ed hd/02

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