ITALIA: Sindicatos paralizan el país

Italia fue paralizada este martes por una huelga nacional de ocho horas, la primera en 20 años, en protesta contra la reforma laboral del gobierno conservador de Silvio Berlusconi, que flexibiliza el despido.

Las tres confederaciones sindicales italianas, que reúnen a 11,2 millones de afiliados, lograron interrumpir la actividad de los bancos y el transporte público. No circularon autobuses, taxis, trenes ni aviones, con excepción de un reducido servicio mínimo, durante la huelga general.

También pararon la industria, la agricultura, el comercio, las escuelas y universidades, y los servicios públicos funcionaron en régimen de emergencia, con personal mínimo.

Sólo fueron publicados los cuatro periódicos vinculados con la derecha y el gobierno, que no acataron la huelga decretada por el sindicato de periodistas. Las emisoras de radio y televisión redujeron en gran medida sus espacios de información.

El resistido proyecto de Berlusconi prevé la suspensión por cuatro años del artículo 18 del Estatuto de los Trabajadores, que prohibe el despido sin causa justificada en las empresas de 15 o más empleados.

Los sindicatos han señalado que la propuesta del gobierno abre las puertas al despido indiscriminado y, al contrario de lo que dicen las autoridades, no sienta bases para la creación de nuevos empleos.

Berlusconi gobierna hace 11 meses, y aseguró el pasado fin de semana a los empresarios, sus aliados en este caso, que los sindicatos podrán paralizar el país, pero no las reformas.

No se realizaban huelgas generales de ocho horas desde 1982, y la última de cuatro horas, en 1994, también fue organizada contra decisiones de Berlusconi, que entonces cumplía su primer mandato como primer ministro, finalizado un año después.

Berlusconi se comparó ante los empresarios con la ex primera ministra británica Margaret Thatcher (1979-1990), a quien identificó como su modelo de líder reformista.

Thatcher se enfrentó a los sindicatos británicos para aplicar un amplio programa de privatizaciones y de desregulación de la actividad económica.

El vicepresidente del gobierno italiano, Gianfranco Fini, dijo que la huelga es un derecho legítimo, pero agregó que en el caso de este martes ”tiene un fuerte significado político”.

”El gobierno no tiene ninguna intención de retroceder en su política laboral”, agregó Fini.

Por su parte, el líder de la izquierdista Confederación General Italiana del Trabajo, Sergio Cofferati, afirmó ante unas 200.000 personas congregadas para escucharlo en la centroseptentrional ciudad de Florencia que se vivía en Italia ”un día extraordinario”.

Cofferati, que encabeza la mayor central sindical del país, fue aplaudido 35 veces en los 45 minutos que duró su intervención. El gobierno y los empresarios, afirmó, deben saber que ”no nos detendremos hasta lograr nuestro objetivo de evitar que se ponga término a las conquistas laborales”.

El líder laboral atribuyó al gobierno y a la organización empresarial Confindustria el propósito de buscar el enfrentamiento social, y los acusó de intentar dividir al movimiento sindical.

”Eso, dijo, es un objetivo político dañino para el país y para las propias empresas, que tendrían que buscar interlocutores fuertes”, agregó.

Cofferati negó que el paro tuviera carácter político, como afirma el gobierno.

Manifestaciones similares se efectuaron en Roma y en las otras principales ciudades del país, entre ellas las septentrionales Milán, Turín, Bolonia y Venecia, y la meridional Nápoles.

El secretario de la centroizquierdista Unión Italiana del Trabajo, Luigi Angeletti, dijo que el gobierno debe entender que no se puede gobernar en contra de los trabajadores, al intervenir en una manifestación en Bolonia.

”El país real se ha detenido. A Berlusconi, que dice no entender las razones de la huelga, lo invitamos a mirar esta plaza”, manifestó el dirigente sindical, quien calificó de ”estupidez” afirmar la iniciativa del gobierno favorecería el empleo”.

Los puestos de trabajo se crean con inversiones, pero a las autoridades y los empresarios les interesa que millones de personas tengan miedo de ser despedidos sin motivo, para poder empeorar salarios y condiciones de trabajo, aseguró.

”Es un problema de poder: quieren súbditos, ciudadanos sin derechos, gente obligada a inclinar la cabeza, confunden el verbo gobernar con el verbo comandar”, aseveró.

El secretario de la centrista Confederación Italiana Sindical del Trabajo, Savino Pezzotta, señaló que los trabajadores hacen huelga por sus derechos y por los de sus hijos, a ”quienes queremos dejar lo que hemos ganado con nuestras luchas y nuestros sacrificios”.

El ministro del Interior, Claudio Scajola, admitió que las manifestaciones se realizaron de manera pacífica, sin problemas de orden público, ”porque hay una tradición en este sentido y también porque los dirigentes sindicales en los diversos niveles saben administrarlas”. (FIN/IPS/jp/ff-mp/lb/02

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