Los gobiernos de Eritrea y Etiopía se declaran victoriosos tras el poco claro fallo de una comisión de arbitraje internacional de su disputa fronteriza, emitido el sábado, y eso destaca que será difícil restaurar relaciones bilaterales.
Asmara y Adis Abeba sostienen a la vez que les corresponde soberanía sobre la fronteriza ciudad de Badme, por la cual comenzó en mayo de 1998 una guerra de dos años, que causó la muerte de unas 80.000 personas y el desplazamiento forzoso de un millón más.
La obvia intención de esas declaraciones es convencer a los habitantes de ambos países de que sus parientes y amigos no murieron en vano, y su coexistencia es posible porque la delimitación no quedará clara hasta que pasen varios meses, según admitieron los integrantes de la comisión.
La demarcación física de la frontera sólo podrá realizarse cuando se hayan removido decenas de miles de minas no detonadas cerca de los 1.000 kilómetros de frontera, explicaron.
Evaluaciones iniciales del fallo de la comisión, que ambos países aceptaron considerar definitivo en un acuerdo de paz firmado en Argelia en 2000, indican que Eritrea ganó terreno en la parte occidental de la región fronteriza, y Etiopía en las partes central y oriental.
El definitivo, vinculante y crucial fallo aceptó la indiscutible evidencia presentada por Etiopía a la Corte Internacional de La Haya, sostuvo Adis Abeba el sábado en una declaración, según la estatal Agencia de Noticias Etíope.
La comisión decidió que Badme, Zelammbessa, Ayiga, Erobe, Alitena, Bada y otras (localidades) son parte del territorio soberano etíope, en un fallo justo y adecuado, aseguró.
Es una victoria de la ley y el orden sobre la anarquía, el caos y la violencia. Una victoria de la paz sobre la agresión y la violencia. Una victoria de la legalidad sobre la ley de la selva, sostuvo en una conferencia de prensa el ministro de Relaciones Exteriores etíope, Seyoum Mesfin.
Asmara replicó con una acusación a Adis Abeba de mentir con fines de propaganda, y afirmó que el fallo de la comisión reafirmó lo que estaba claro hace cuatro años e hizo justicia a Eritrea.
El gobierno eritreo enfatizó en una declaración que no era necesario un comentario erudito para clarificar a favor de quién se decidió, y aseguró que el pueblo de Eritrea es el que ha salido más victorioso.
La gran cantidad de minas en la zona fronteriza planteará enormes problemas prácticos de demarcación, señaló el experto Martin Pratt, director de la organización académica británica Unidad de Investigación de Fronteras Internacionales.
El límite definido será descrito en forma bastante detallada, pero la demarcación física requerirá pericia técnica, y pienso que la longitud de la frontera y la abundancia de minas determinarán que el trabajo lleve algún tiempo, probablemente meses, explicó.
La velocidad con que se lleve a cabo la tarea dependerá de que la instalación de marcas de frontera se realice en cada kilómetro de la frontera, que atraviesa áreas poco pobladas, o con intervalos de mayor longitud.
Los 4.200 soldados de la Misión de las Naciones Unidas en Eritra y Etiopía, permanecerán en la Zona Temporal de Seguridad establecida en una franja de 25 kilómetros entre los dos países, mientras se lleve a cabo la demarcación, y se encargarán de la remoción de minas.
También deben asegurar que cualquier desplazamiento de poblñación causado por la nueva frontera sea pacífico y ordenado.
Nuestro mandato no terminará hasta que se implante de la última marca. Por lo tanto, seguiremos aquí durante muchos meses, para mantener separadas a las fuerzas de ambos países, pronosticó el jefe de esa misión, Legwaila Joseph Legwaila.
Las fuerzas desplegadas por el foro mundial ya removieron minas de las rutas que emplean para patrullar la Zona de Seguridad.
Los reclamos de compensaciones de ambos países aún no han sido considerados por la Corte Permanente de Arbitraje, un grupo independiente de cinco jueces con sede en La Haya, cuyas decisiones en la materia se esperan para junio.
Mientras tanto, la guerra de declaraciones continúa.
La transparencia y la estabilidad son fundamentales para normalizar relaciones. Esos dos factores fundamentales no prevalecen en Eritrea en la actualidad, dijo el sábado Mesfin.
El pueblo de Eritrea fue arrastrado a esta guerra contra su voluntad, por un irresponsable y dicatorial régimen con sede en Asmara. Luego Eritrea perdió la guerra con Etiopía, y ahora también perdió en la disputa fronteriza, agregó.
Hay algo de verdad en esas acusaciones, ya que Asmara lanzó una campaña represiva contra medios de comunicación privados tras el fin de la guerra, para silenciar críticas y expresiones de descontento, y varios periodistas arrestados están en huelga de hambre mientras esperan ser juzgados.
Once disidentes, ex colaboradores cercanos del presidente eritreo, Issaías Aferworki, también están arrestados, bajo la acusación de conspirar para derrocarlo.
Pero Adis Abeba, que ha ilegalizado a partidos opositores y arrestado a líderes religiosos, tampoco tiene muchos logros en materia de respeto por los derechos humanos.
El Comité de Solidaridad con Presos Políticos Etíopes acusa al gobierno de perseguir en forma despiadada a los disidentes, y de hostigar a partidos opositores legales y a los medios de comunicación.
Miles de etíopes han sido forzados a exiliarse, y millones son víctimas de discriminación étnica y violencia patrocinada por el Estado. El gobernante Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope implantó de hecho un régimen de partido único, pese a sus declaraciones sobre multipartidismo y pluralismo, afirma.
El gobierno de Etiopía lanzó una campaña represiva en el sudoccidental estado de Oromiya, inciada cuando fuerzas de seguridad dispararon contra estudiantes que pedían aumentar la asistencia a agricultores.
Adis Abeba dice haber abatido o capturado en Oromiya a un centenar de integrantes del insurgente Frente de Liberación de Oromo (FLO), que combate por la autodeterminación de ese estado.
La extensión de la resistencia civil popular en Oromiya ha puesto muy nervioso al Frente de Liberación Popular de Tigray (integrante de la coalición de gobierno etíope), que responde con la declaración de guerra contra el pueblo de Oromo, en lucha por su liberación, afirmó el FLO en un comunicado. (FIN/IPS/tra- eng/ks/mn/mp/ip/02