La vida de centenares de niños con diversos grados de invalidez psico-motora dio un giro de 180 grados luego de pasar por la Escuela de Educación Especial Solidaridad con Panamá, creada hace más de 12 años.
Queremos que se reconozcan a sí mismos tal como son y aprendan a autovalorarse. La autoestima es muy importante en ellos para que puedan integrarse socialmente, explicó Esther María La O Ochoa, directora del establecimiento casi desde su fundación en 1989.
Desde entonces, 422 niñas y niños discapacitados salieron de la escuela y actualmente trabajan o continúan sus estudios en alguna institución del sistema normal de enseñanza, incluida la Universidad.
Verónica, una joven parapléjica, hace todo con la boca y eso no le impide que estudie derecho en la Universidad, porque es muy inteligente. Nueve jóvenes salidos de aquí pudieron continuar estudios superiores, relató.
La directora rechazó las críticas respecto de que un centro especial como el que dirige segrega a los niños con limitaciones físico-motoras.
Por el contrario, nosotros no negamos la integración y buscamos que ese alumno sepa valerse por sí mismo y esté preparado psicológicamente para ir a una escuela común, añadió.
Mabel Cedeño, de 14 años, está atada de por vida a una silla de ruedas debido a una osteogénesis imperfecta, enfermedad congénita que le impide crecer y mantiene sus frágiles huesos en peligro permanente de fractura.
Ella es una de las que pronto dejará la escuela que la ha acogido por más de ocho años para continuar estudios en un establecimiento de la enseñanza regular.
Quiero ser instructora de arte y hacer mis prácticas aquí mismo. Este mes doy examen de ingreso para seguir esa carrera, dijo Cedeño a IPS.
La escuela Solidaridad con Panamá alberga en la actualidad a 160 alumnos, 16 de los cuales en régimen de seminternado (duermen en sus casas), atendidos por 141 trabajadores, entre docentes, personal técnico, de servicio y administrativo.
En cuba hay más de 55.000 niños, niñas y adolescentes que reciben educación especial en los 428 establecimientos que disponen de personal capacitado y equipamiento para ayudarles a superar sus dificultades.
Pequeños con retraso mental, sordos e hipoacúsicos, ciegos o débiles visuales, trastornos del lenguaje, limitaciones físico- motoras, autismo y otras discapacidades reciben adiestramiento en esos centros educativos.
En esta área de la enseñanza trabajan más de 21.000 personas, entre las que se cuentan 14.400 profesores capacitados en las distintas disciplinas de educación especial. En ese marco, casi 500 maestros atienden a más de 1.200 menores que no pueden acudir a un centro educacional.
La más joven de esas escuelas, inaugurada en La Habana en enero pasado con 44 alumnos de entre 3 y 19 años, es la que brinda atención educacional especializada a niños y adolescentes autistas.
Uno de los principales objetivos de este nuevo centro educativo es aplicar una concepción humanista en la enseñanza del niño autista, para que logre independencia y mejoren sus condiciones de vida, explicaron sus directivos.
Datos oficiales indican que se han identificado unas 180 personas, 166 de ellas menores de 18 años, que padecen de autismo, un trastorno del desarrollo que persiste a lo largo de toda la vida y se manifiesta en diferentes grados de alteración del lenguaje y la comunicación, entre otros.
El tratamiento especializado de un niño autista puede costar hasta 10.000 dólares en un país industrializado.
La directora de Solidaridad con Panamá, Esther María La O Ochoa, aseguró que una resolución del Ministerio del Trabajo establece que dos por ciento de las plazas laborales en cada municipio del país deben reservarse para discapacitados.
Se calcula que unos 3.000 alumnos discapacitados egresan cada año de las escuelas especiales del país.
Un estudio realizado el año pasado en La Habana permitió determinar que 46.433 de los 2,2 millones de habitantes padecen algún grado de discapacidad. La investigación detalló que 13.978 de esos casos presentan retraso mental.
Se prevé que el censo de población y vivienda programado para septiembre permitirá completar datos relativos a discapacidad en los más de 11 millones de habitantes de Cuba.
A la vez, el presidente Fidel Castro anunció a principios de este año que se avanza en el estudio de más de 80 enfermedades genéticas, lo cual permitiría idear formas para poder cortar la cadena de afecciones trasmitidas por herencia.
Cuba dedica más de 10 por ciento de su producto interno bruto a su sistema de educación, gratuito en todos los niveles de enseñanza, igual que los servicios de salud.
Ambos sectores son exhibidos por el gobierno de Castro como ejemplos en esta isla de régimen socialista del respeto de los derechos humanos, cuya situación será evaluada a mediados de este mes por la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, que sesiona anualmente en Ginebra.
Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura alertan que menos de uno por ciento de los niños con necesidades especiales pueden salir adelante en los sistemas educativos de los países en desarrollo.
Según expertos, entre siete y 10 por ciento de la población mundial sufre algún tipo de discapacidad, paraplejia, mal de Alzheimer, síndrome de Down, ceguera, mal de Parkinson, parálisis cerebral, autismo, espina bífida, entre otras. (FIN/IPS/pg/dm/he ed/02